María Pagés: “La danza tiene que ser útil, tener un mensaje, una pregunta”
- Escrito por La redacción
- Publicado en Cultura
La coreógrafa y bailaora sevillana María Pagés, Premio Nacional de Danza y Premio Princesa de Asturias de las Artes, ha reivindicado la responsabilidad de los creadores y de las artes escénicas porque, en su opinión, lo que se transmite sobre el escenario “tiene que ser útil, tener un mensaje, una pregunta, incluso una respuesta” para trasladar a la sociedad.
Lo ha dicho en una entrevista con EFE en Murcia, donde presenta en el Auditorio Víctor Villegas su espectáculo “De Sheherezade”, un canto al valor de las mujeres y a la fuerza de la palabra a través de la protagonista del clásico “Las mil y una noches”.
Son valores, el del feminismo y el del diálogo, asegura, que ya impregnaban muchas de sus creaciones previas, cerca de una treintena desde que en 1990 creó su propia compañía, desde la que ha defendido su particular forma de entender el flamenco superando los límites culturales y formales de ese arte.
Los valores se repiten, apunta, porque para ella la creatividad no es “una cosa interrumpida o separada” de su vida, sino algo “natural”, un “proceso continuo” en el que “todas tus criaturas tienen algo que ver unas con otras”.
“De Sheherezade” se comenzó a gestar coincidiendo con el comienzo de las restricciones por la pandemia del coronavirus, cuando la artista, reconocida también con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, acababa de abrir su Centro Coreográfico en Fuenlabrada (Madrid), junto con el dramaturgo y poeta El Arbi El Harti, con el que comparte la autoría de este espectáculo.
La pandemia, rememora, dejó al sector de las artes escénicas en general y de la danza en particular “totalmente desprotegido”, pero las características del Centro Coreográfico les permitieron seguir trabajando, “reforzar la idea de comunidad entre todos los creadores” y dar vida no solo a “De Sheherezade”, sino también a otro de sus proyectos artísticos, “El paraíso de los negros”.
“A nosotros la pandemia nos dio una oportunidad de profundizar, pero la danza está en una situación delicada. Las salidas para las nuevas generaciones no son claras, tienen por delante un horizonte oscuro. Cada vez hay menos compañías y, las que hay, no tienen una sede, no tienen un teatro. La danza apenas se incluye en las programaciones”, ha reflexionado.
En ese sentido, ha lamentado que en España “no hay un proyecto contundente donde la cultura tenga un espacio importante, ni ante la sociedad, ni ante las instituciones”, y eso a pesar del gran “patrimonio de talento como resultado de una historia muy potente” en lo cultural.
“¿En qué somos ricos en España, si no es en cultura?”, se ha preguntado, y ha lamentado que, pese a los esfuerzos de los últimos años, no hay una verdadera “voluntad política de poner a la cultura como un elemento de primera necesidad”.
Por eso, considera fuera de lo habitual el proyecto de “De Sheherezade”, coproducido por el Liceu de Barcelona, lo que le permitió apostar por un gran formato, con 16 personas en escena de las que 11, todas las bailaoras y cantaoras, son mujeres.
La idea primera, señala, fue la de “dar visibilidad a la danza como creación de creadores, como profesión de profesionales”, ya que esta disciplina suele quedar relegada en las programaciones a escenarios más modestos y a formatos más pequeños.
El siguiente objetivo, el de “poner en valor la palabra como el mejor instrumento para resolver conflictos”, tal y como supo hacer la protagonista de “Las mil y una noches” y otras de las mujeres que aparecen en escena, “ya sea por ser autoras o por ser protagonistas”: la poeta griega Safo, la Medea de Eurípides, la Blimunda de Saramago, o la Bernarda de Lorca, entre otras.
“Había que poner en valor los principios femeninos”, insiste, y lo hace a través de la literatura en su convencimiento de que “todas las artes están relacionadas y se influencian unas con otras”.
Para ello, contaba con el aliado que tiene en El Arbi El Harti, con el que lleva más de 15 años trabajando codo con codo y que en este montaje ha puesto voz a esas mujeres que “narran las historias a partir sus textos y su poesía, que cantan las cantaoras”.
Lo hacen, insiste, para dar muestra de ese compromiso que las artes tienen con la sociedad: “Cuando yo hablo, cuando bailo, lo que digo y lo que transmito no me representa solo a mí, representa a la danza, al flamenco, a toda la comunidad. En todo lo que hagas tienes que adquirir un compromiso, el compromiso siempre tiene que ser grande”, concluye.
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