La Batalla de Atapuerca, la lucha fratricida que cambió la historia de Castilla
- Escrito por La redacción
- Publicado en Cultura
El rey de Navarra, García III, ha vuelto a morir dignamente en el campo de batalla de Atapuerca, víctima de la traición de Sancho Fortún, sin que la recién estrenada declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional haya evitado el dramático desenlace del enfrentamiento entre dos hermanos.
La ladera adyacente a la iglesia de Atapuerca (Burgos) ha acogido esta tarde de agosto la vigésimo segunda recreación de la Batalla de Atapuerca, declarada este año Fiesta de Interés Turístico Regional.
De la mano de doscientos actores del municipio, varios miles de espectadores han viajado al 1 de septiembre de 1054, a la contienda en la que se enfrentaron dos reyes, que a la vez eran hermanos.
Lucha fratricida impulsada por ambiciones políticas, envidias y viejas rencillas que ni los abades de Santo Domingo de Silos y San Salvador de Oña consiguieron parar, y cuyo resultado cambió para siempre la historia de Castilla.
La Batalla de Atapuerca enraíza en la Batalla de Tamarón de 1037, cuando Fernando I, por entonces conde de Castilla, le pide ayuda a su hermano, García III, para vencer al rey de León Vermudo III.
Le promete las tierras del norte de Burgos, entre las que estaba Atapuerca, y como Fernando sale victorioso de la contienda, durante diecisiete años Atapuerca será parte del reino navarro.
Sin embargo, Fernando I, ya como rey de León y conde de Castilla, se arrepiente e intenta negociar con su hermano la devolución de las tierras, a fin de crear un Condado fuerte y poderoso.
Las negociaciones son infructuosas y el rey leonés se encamina a las tierras codiciadas, acompañado por tropas castellanas, en cuyas filas se encuentra un joven Rodrigo Díaz de Vivar, no convertido aún en El Cid Campeador, de la mano de su padre, Diego Laínez.
Tras un parlamento lleno de reproches entre García III y Fernando I se inicia una batalla encarnizada en Atapuerca, que ocasiona bajas numerosas en ambos ejércitos, dispuestos a morir por sus reinos.
En el fragor de la batalla, el rey de Navarra pierde la vida, si bien su muerte no es fruto de la contienda, sino de una traición.
Su súbdito Sancho Fortún clava la espada asesina, vengando así el adulterio de su esposa, Velasquita, amante del navarro. De la Batalla de Atapuerca Fernando I sale vencedor, recupera los territorios del norte de Burgos y engrandece su reino, pero se trata de una triste victoria, empañada por la muerte de su hermano.
La recreación histórica ha cumplido este año su vigésimo segunda edición, con algunas novedades en la escenografía, pero también en la plantilla teatral.
Como narrador de la historia se ha contado con Alberto Velasco, director de Relaciones Institucionales de Mahou-San Miguel, y recién nombrado Embajador de la Fundación Atapuerca. Además, en el papel de Velasquita, la amante del rey de Navarra, se ha metido la actriz burgalesa Dafne Falcón.
Y la representación ha incluido treinta y cuatro nuevos actores, procedentes de un programa de voluntariado con el que se ha buscado abrir la iniciativa más allá de Atapuerca, y Burgos.
Igualmente, la Asociación Amigos de Atapuerca, impulsora de la iniciativa, ha rendido homenaje a los actores con una presentación oficial ante el público al finalizar la recreación.
Destacar también el minuto de silencio guardado en recuerdo de las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils, solo roto por los aplausos de los espectadores.
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