Historias de los bajos fondos de Barcelona (Barrio Chino)
- Escrito por Leopold Estapé
- Publicado en Cultura
¿Quién fue Flor de Otoño?, ¿existieron las Carolinas?, ¿qué sabemos de la Criolla?, ¿la cocaïna en la Gran Guerra?... Os muestro una recopilación de publicaciones mías que intentan dar respuesta a estas preguntas.
1) La cocaína. Durante la Primera Guerra Mundial, Barcelona se transformó en el destino turístico de muchos europeos que acudían a una ciudad en paz y con una espectacular oferta de ocio que duraba las 24 horas del día.
Hasta estas fechas, la cocaína era vendida en las farmacias como fármaco, especialmente por sus capacidades anestésicas. Se podía adquirir sin receta. El precio era muy barato. Con la llegada masiva de turistas con ganas de fiesta, especialmente alemanes, la demanda se disparó. Pronto la cocaína entró masivamente por el puerto procedente de Marsella, e iba principalmente al mundo del espectáculo. El consumo perdió su consideración de remedio a ser asociada a la fiesta y no a la medicina. Hasta entonces la absenta y el opio habían sido las sustancias más consumidas. El bajo precio de la cocaína y las dificultades para encontrar opio, muy perseguido por la policía, hicieron que esta droga triunfara rápidamente.
2) La Criolla. La zona de las calles Cid / Peracamps tenía muy mala prensa. Los anarquistas pedían directamente derribar toda la zona (desde la Solidaridad Obrera, órgano de la CNT), Josep Pla decía con sorna "la calle Cid, nos hace quedar muy bien".
Era un barrio habitado por la gente más pobre de la ciudad, a pesar de todo, en esta zona triunfaron dos locales con una enorme mala fama internacional: La Criolla y Cal Sacristà. "Miseria, vicio, prostitución, droga, robo, travestismo, invertidos, homosexualismo, artistas maricones, lugar de pseudo intelectuales ..." Eran palabras que utilizaba la prensa sensacionalista de su tiempo cuando hablaba de los dos locales. La izquierda más radical y los anarquistas calificaban a la población de la zona como lumpen. Pero estos locales eran frecuentados por anarquistas que no leían la prensa de la CNT, ya que, mayoritariamente no sabían leer.
Pero a más crítica de prensa y moralistas, más éxito de la zona. La "gente bien" de la ciudad no se quería perder el espectáculo. Allí acudían intelectuales del renombre como una joven Simone Weil, Jacinto Benavente, Joseph Kessel, Álvaro Retana, George Bataille, Margarita Xirgu, Douglas Fairbanks ... En 1934 un comentarista del diario "la Voz" de Madrid, decía que la Criolla o Cal Sacristà "han dado más fama internacional en Barcelona que la pasada Exposición internacional de 1929" El mismo Jean Genet malvivió como un apátrida canalla en la zona, donde se travestía, se prostituía y asaltaba a sus amantes ocasionales.
3) Las Carolinas. Poco conocemos sobre la realidad de las Carolinas, más allá de textos literarios. Los datos no coinciden con la literatura, pero el mundo de la fotografía nos ha dejado constancia de su existencia. También sabemos que muchas marcharon al frente de guerra con los anarquistas y pocas volvieron. El nombre lo inventó Jean Genet, años después de su presencia en la zona.
Él mismo era una Carolina, pues se refiere a todas las personas que obligatoriamente debían travestirse para entrar a "ligar" o conseguir clientes en estos locales. Posiblemente muchas eran personas que hoy consideraríamos como trans, pero no debe generalizarse.
4) Rafael de León. El poeta del 27 conoció bastante bien el ambiente de esta zona, en bares de mala reputación donde perdió fortuna y “buen nombre”. En el Cabaret Mónaco entró en contacto con Miguel de Molina en 1934. Para su amigo escribió "Ojos verdes" en recuerdo de algún joven conocido en los bajos fondos de Barcelona. El tema fue robado por doña Concha, a mayor enfado de Miguel de Molina. El poema completo puede leerse en su libro “Pena y alegría del amor”, muy recomendable.
5) Flor de Otoño. Poco conocemos sobre él. El personaje es creado por Rodríguez Méndez en una pieza de teatro que lleva su nombre. Él sitúa la acción en tiempos de la dictadura de Berenguer y en el teatro Bataclan; le da un nombre que era Lluís Serracant; según el autor era un abogado de familia de la alta burguesía barcelonesa, defensor de anarquistas de día y travestido de noche. La obra se publica en 1972, pero no se pudo estrenar hasta 1982, tras el film basado en esta historia.
Pedro Olea, en la película de 1978, lleva la acción a los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, donde tras un atentado fallido contra el dictador es ejecutado. Las dos obras hacen un buen retrato de la sociedad barcelonesa y de la noche más diversa en los barrios bajos. ¿Pero Flor de Otoño fue realmente este personaje? Seguramente la realidad fue muy diferente. El mundo de la fotografía nos ha descubierto un jovent que triunfaba en la Criolla a mediados de los años 30, su presencia en las habitaciones privadas nos hace pensar más bien en alguien que vendía su cuerpo al mejor postor. Sus fotos junto a empresarios y pistoleros de la patronal nos hace pensar que más que anarquista fue un delator.
6) Cal Sacristà. Hacia 1920 aparecía en la calle Peracamps un local llamado Cal Sacristà. Con la Criolla fue el lugar de peor reputación de la ciudad. "Miseria, vicio, prostitución, droga, robo, travestismo, invertidos, homosexualismo, artistas maricones, lugar de pseudo intelectuales ..." Eran palabras que utilizaba la prensa sensacionalista de su tiempo cuando hablaba de los dos locales, que a pesar de todo tuvieron un éxito espectacular. Su origen era un local donde iba a parar lo "mejor" de la ciudad: carteristas, contrabandistas, traficantes y pinchos de malvivir. Antonio Sacristà fue quien se hizo cargo del local en 1920.
En muchos locales de la Barcelona de los años 20 y 30 se podían ver hombres travestidos que por diferentes motivos buscaban la compañía de otros hombres. La Criolla o Hay Sacristà (después Wu-Li-Chang) eran los más frecuentados por estos Hombres.
7) La Postguerra. Con la Guerra Civil y la durísima posguerra esta realidad se invisibiliza, aunque no desaparece. Quedará reducido al mundo del espectáculo transformista en determinadas zonas de Cádiz, Valencia y el Raval de Barcelona; a partir de los años 70, con la visibilidad cada vez mayor de personas transgénero, también en estas tres ciudades y en menor medida en Madrid. También, entonces, las personas transgénero empiezan a ser conscientes de su identidad de género. Madame Arthur en el Cambrinus será la pionera del transformismo en 1960;en el mismo local, Dolly Van Doll fue la primera trans en desnudarse a inicios de los 70. Sonia Rescalvo triunfaría en el teatro Arnau en los años de la transición, pero la ciudad dio la espalda a estos espectáculos y acabó durmiendo en la Ciutadella donde sería asesinada por la extrema derecha a inicios de los años 90.
8) Carmen de Mairena. Su historia es un ejemplo de las penurias de mucha gente en un tiempo de intolerancia e incomprensión. Al nacer le pusieron el nombre de Miguel, aunque siempre le fue más la pluma que el clavel. Miguel Brau Gou nació en el barrio de Sarrià, comenzó a trabajar como ayudante de farmacia, pero le gustaba más animar la clientela cantando, que sirviendo a sus demandas.
Dejó el trabajo para entrar de extra en filmes de Iquino, cobrando 700 pesetas por cada película. De ahí pasó al mundo del espectáculo actuando como boy en numerosos locales de Barcelona. A finales de los años 60 inició una relación sentimental con Pedrito Rico. La discreción no formaba parte del ADN de ninguno de los dos y terminaron detenidos en más de una ocasión. Pero Pedrito pudo marchar a América y Miguel acabó en la cárcel.
Allí los maltratos acabaron con su buena voz. Al salir tuvo que trabajar picando piedra en las canteras del Garraf. De regreso al mundo del espectáculo pudo recuperar su identidad. Hoy está en una residencia, acompañada por sus amigas/os, no abandonada como dijo un conocido tabloide de la ciudad.
Leopold Estapé
Experto en historia LGTBI.
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