Galdós y la Masonería
- Escrito por Emilio Meseguer
- Publicado en Cultura
Nada se sabe de la relación del autor con la masonería, solo aseveraciones sin documentos. Una mañana hace años fui a visitar el Templo del Grande Oriente Español, sito en la calle Juan Ramón Jiménez, que abre al público con cierta periodicidad y pregunté a la persona que nos lo mostraba, masón posiblemente, si Galdós había sido masón. Él me contestó que sí. ¿En qué logia?, volví a preguntar. Me confesó que por causa de la guerra había desaparecido en España la mayor parte de documentación logial. Es conocido el estudio del profesor Dr. Ferrer Benimeli, en el que hace constar que de los cerca de cincuenta masones que había en la provincia de Huesca al comenzar la guerra civil, fueron fusilados unos quinientos hombres acusados de masones, posiblemente, todos ellos, familiares y amigos de masones.
Yo me permití seguir investigando y las conclusiones las he publicado en mi último libro “Torresfuxias de Olmosviejos”, (Un pueblo terapéutico), novela simbólica sobre la masonería a modo de cuento para adultos.
Sabemos que: D. Sebastián Pérez, padre de D. Benito, fue un coronel que por su valor en la Guerra de Independencia, en la defensa de Cádiz, le fueron otorgado unos terrenos en Las Palmas, en el monte Lentiscal.
En primer lugar, Las Palmas cuenta con un largo historial de masonería. Parece ser que la segunda logia que se instauró en España en el siglo XVIII, tras la Matritense en Madrid, fue en Las Palmas, por una obediencia de origen holandés. No es poco improbable que habiendo estado el padre de D. Benito, en Cádiz, lugar donde se redactó la primera Constitución, “La Pepa”, por hombres liberales, pudiera pertenecer este a alguna logia, algo que era muy frecuente en aquellos años entre militares de todo el mundo (Recordemos algún poema de Rudyard Kipling, que habla sobre esto), por ello entendemos que con 20 años, fecha en que la madre, Doña Dolores Galdós, le obligó a salir de la isla a su hijo y venir a Madrid, por enamorarse de su prima hermana. Galdós, que ya hacía sus pinitos como periodista en un periódico local, había podido saber, con toda seguridad, de la masonería con suficiente claridad.
Todos conocemos uno de los Episodios Nacionales titulado El Grande Oriente, en él relata perfectamente las cuitas de la masonería, es decir, muy posiblemente dejó de pertenecer a esta institución por causa de este lío entre logias y obediencias que tan bien retrata. Caso contrario no tendría mucho sentido el tratar los conflictos de los masones que, lo único que constata es que no era una institución tan espiritual.
Una de las logias, por aquel tiempo, estaba ubicada en la calle Atocha, frente a la iglesia de San Sebastián. El mismo lugar donde transcurre la novela y la obra teatral Misericordia, muy posiblemente conocía la zona bien y sabía lo que en esa iglesia y sus alrededores ocurría, los pobres tenían que pasar al templo por la puerta de Cañizares, mientras que los ricos lo hacían por la de Atocha.
Es interesante el título de este Episodio: El Grande Oriente, pero en sí no es significativo para valorar nada de su relación con la masonería, en cambio en el Episodio dedicado a Amadeo I, allí, sin que quizá se percate mucho el lector, nos muestra con pelos y señales, como es una Tenida de Funeral masónico.
Rito que le costó el puesto al Dean de la basílica de Atocha, donde se celebraron las honras fúnebres masónicas del héroe de Castillejos, el general Prim, que como tantos militares, formaba parte de una logia masónica al que el general había sido invitado expresamente por el Gran Maestre de esa logia a que celebrara la Tenida en su Templo, la misma noche de su atentado, que no asesinato. Como ya es sabido lo mataron días después en su casa, acuchillado, según se demostró en la autopsia a la momia de Prim.
Tal y como relata esta ceremonia nos expresa algo que no debemos banalizar sobre su pertenencia a la masonería. Además, el personaje que describe este rito, Tito Livio, es el alter ego de Galdós, en los Episodios.
Debemos mencionar que cuando Galdós, ya ciego, se enfrenta a sus últimos Episodios, crea una Madre que en algunos momentos la llama Mariclío y en otros simplemente Clío, la Musa de la Historia. Un personaje con encajes surrealistas encantadores. Acompañan a esta escurridiza mujer, la Historia, otras etéreas musas que la asisten, son: Geografía, Aritmética, Caligrafía y Gramática, que, digamos forman parte de las herramientas masónicas: El conocimiento, la gramática las matemáticas…
Por todo ello, parece apuntar que estaba alejado de la masonería en la época cercana a su muerte, pero seguía conservando muchos amigos que sí lo eran, los cuadros más conocidos de él están firmados por un pintor masón: Sorolla, que a su vez era amigo de personajes vinculados a la masonería como Gómez Carrillo, Vicente Blasco Ibañez…
Debido a su forma de ser y sentir, su forma de escribir y sus planteamientos socio políticos, sí podemos decir que era una figura conocida por los masones como “masón blanco”, es decir, la persona que cumple con los preceptos masónicos de librepensador, de ayuda al prójimo con todas sus opciones desde la libertad, la equidad, la tolerancia, la filantropía y la fraternidad social, con el fin de mejorar a la humanidad o al menos su entorno.
Él, con su capacidad para llegar a la gente durante tantos años, fue y es un perfecto exponente de lo que puede hacer un masón por el bien de la humanidad. Al menos así lo entiendo yo.
Al margen de esta pequeña exposición existe algún documento sacado del archivo de Salamanca, que parece acercarse más al criterio de que D. Benito fue masón.
Emilio Meseguer
Ergónomo PhD. Profesor del Master Prevención de Riesgos Laborales en Suffolk University Campus Madrid. Sindicalista. Dramaturgo y Escritor. Vicepresidente del Colectivo de Artistas Liberalia. Guionista y conductor de los programas de radio: Mayores con reparos, Salud y Resistencia y El Llavero.