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Una veintena de artistas pinta la España vaciada de colores, rabia y raíces


  • Escrito por Laura López
  • Publicado en Cultura
(Tiempo de lectura: 3 - 5 minutos)

La amenaza de las llamas este verano a la vida tranquila en el medio rural o las lecciones que nos dejaron las culturas precolombinas en Perú, que ponían la naturaleza en el centro, son algunos de los temas plasmados este sábado por una veintena de pintores directamente sobre el paisaje segoviano.

Con motivo de la XIII edición del certamen Arte en la Naturaleza, veintidós pintores procedentes de diferentes puntos del país como Santander, Barcelona, Málaga o Toledo han acudido a esta cita, que invita a cambiar el estudio por el campo y el lienzo, por una bala de paja.

Han de crear una obra pictórica, cuyo contenido esté relacionado con la revitalización del medio rural, tomando como soporte unos cartones blancos colgados sobre balas de paja, repartidas por el terreno, en mitad del campo, entre las localidades de Espirdo y La Higuera.

El artista Christian Hugo Martín, coordinador del certamen, ha explicado así, en declaraciones a Efe, el concepto detrás de esta convocatoria: “El tema es cómo un pueblo vacío, a través de una actividad artística, se puede revitalizar, actuando desde el propio medio”, ha explicado.

Los artistas, funcionan siempre como “colador” o “filtro” de la sociedad, la política y la cultura y es a través de sus ojos como el espectador consigue, en este caso, “fusionarse” con el campo, y ser un poco más consciente de la necesidad de recuperar “aquellos pueblos que están más olvidados” o “que se quedan vacíos”.

Con estas pinceladas en la cabeza, pintores como Claudio San Emeterio, de 18 años, han acudido a partir de las diez de la mañana de este sábado cargados con sus materiales pero también con sombrillas y toldos, para cuidarse de los 33 grados de temperatura máxima que está previsto que alcance hoy el termómetro.

Este joven estudiante de Bellas Artes que vive en Chañe, un pueblo segoviano de 700 habitantes, se ha basado en una imagen publicada en la prensa sobre el incendio de Sierra Culebra, que quemó el pasado mes de junio en la provincia de Zamora unas 30.000 hectáreas de masa forestal.

“A mí me llena de rabia, realmente, porque la mayor parte se puede prevenir cuidando el terreno, haciendo limpiezas durante el invierno, y al no hacer eso, al no estar cuidando el entorno, lo que estás haciendo es provocando que pasen cosas así, más aún con el cambio climático”, ha opinado el joven.

Por eso, para el certamen, se ha propuesto crear una imagen con pintura acrílica, a la que quizá a lo largo del día acabe por añadir cera u otras técnicas, que muestre a una persona leyendo tranquilamente, junto a unas vacas pastando en el campo y, de fondo, las llamas amenazantes.

Otra de las participantes de esta edición es Magaly Paredes, artista plástica natural de Perú y residente en Valladolid, de 50 años de edad, que ha recuperado para este certamen los valores y creencias de las sociedades precolombinas que habitaban su país de origen en el pasado.

Un campo de trigo sobre el que se yergue una mujer en contacto con una gran luna, dos grandes símbolos relacionados según esta cultura: La luna y la feminidad y ambas con la fertilidad, de los campos, en la naturaleza, y también como seres humanos creadores de vida.

“Siempre se habla aquí de la España Vaciada y que eso de ver al pastor con las cabras se está perdiendo y a mí me da pena. Creo que tenemos que recuperar esas viejas costumbres, que por esta bendita modernización se están perdiendo”, ha opinado Paredes.

El uso de botijos como método para conservar el agua fría o la labor de las cabras para crear cortafuegos son algunas de estas “costumbres pasadas que se han dejado de lado” pero que, con el paso del tiempo, ha quedado evidenciado que conservan su valor, ha subrayado.

La figura de la mujer también es la protagonista de la creación de Mar Pajarón, artista de 45 años que se enteró del concurso por redes sociales y ha viajado desde Santander a Espirdo para participar en él con una obra en la que se presenta a una musa que protege el bosque de los incendios.

John Cooper, de 62 años, natural de Londres y afincado en Torrecaballeros (Segovia) desde hace unos veinte años, pintará a lo largo del día una obra que mezcla la técnica de copias serigrafiadas al estilo Andy Warhol y el uso de plantillas ("stencils", en inglés) característico de Bansky.

La fiesta de Santa Águeda en Zamarramala (Segovia), conocida popularmente como aquella en la que mandan las mujeres, es el rito tradicional escogido por Nicolás Muñoz, psicólogo y artista de 24 años, natural de Colombia y afincado en Seseña (Toledo), para llevar a cabo su propuesta.

"Me parece que nosotros, los seres humanos, hacemos parte del paisaje y de la naturaleza, porque intervenimos directamente en el espacio y toda esa tradición cultural y ese patrimonio queda impregnado en cada lugarcito del pueblo, de la ciudad, de su gente”, ha explicado el autor sobre su idea.

Los pintores tienen hasta las seis de la tarde para terminar sus obras y, a partir de esa hora se celebra una fiesta con la entrega de premios –dotados de 650, 400 y 300 euros- y un concierto de música.