Hagamos un experimento. La conquista de América, según algunos historiadores, fue un episodio espantoso del que los españoles nos deberíamos avergonzar. Sí, es cierto que hubo episodios de violencia, a veces escalofriante. Pero apliquemos ese mismo criterio a la Revolución de 1789. No todo fue, como es sabido, Libertad, Igualdad y Fraternidad. Las reformas desembocaron en un proceso de represión despiadado, el Terror, que convirtió la guillotina es el símbolo de la Francia de la época. En la región de La Vendée, además, las tropas revolucionarias practicaron el genocidio contra la población recalcitrante a los nuevos valores. Es fácil decir ahora que los campesinos ignorantes estaban manipulados por el clero, pero… ¿No será, más bien, que defendían sus legítimos intereses? Si tu forma de vida se basa en la propiedad comunal, en nada te beneficia que los políticos liberales privaticen la tierra. En España, cuando se intentó la desamortización, en lugar de reforma agraria tuvimos más latifundismo. Como las parcelas podían enajenarse, los ricos las adquirían a unos agricultores sin dinero para explotarlas. Así las cosas, si me gano con el arado, ¿por qué tengo que apoyar a unos revolucionarios burgueses que no me representan?