Ha llegado el reencuentro otro año más con la Feria del Libro y sus gentes. He observado a todos y a todas, libreros de por aquí, por allá…acullá. He ido directamente a Visor, en busca del librero, ya lo había encontrado, claro, pero quería verle de feriante. La librería local nos deja la misma imagen de nuestra metáfora personal, nuestro sueño: el librero vive en un bazar alegre, con un ambiente acogedor donde uno se podría pasear durante horas entre sus libros. Un ambiente cálido, tal vez con paneles de madera, pasillos estrechos y una persona encantadora para aconsejarte... La feria no mantiene esa esencia estructural, pero sí mantiene el oficio. El oficio de librero tiene ese algo romántico, asociado a la pasión por los libros hermosos y las palabras. ¿Le gustaría vivir entre libros y compartir esta pasión a diario? Conozco los libreros de Visor-poesía, con Cincuenta y tres años y mil libros después, Jesús García Sánchez, Chus Visor quien sigue al frente de la editorial a la que da nombre. Pero los libros no se venden solos, necesitan sus propios líderes.