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Activistas climáticos alemanes denuncian una estrategia de “criminalización” tras unos registros policiales


  • Escrito por Clara Palma
  • Publicado en Global
(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Los activistas climáticos del colectivo "Última Generación" denuncian una estrategia de "criminalización" de las autoridades alemanas tras unos registros domiciliarios amparados por la sospecha de que integran una "organización criminal" y entre especulaciones acerca de una eventual prohibición.

"De repente te despiertas porque están aporreando tu puerta", relató Carla Hinrichs, portavoz del colectivo, en un vídeo difundido en Twitter. "De repente hay un policía con chaleco antibalas delante de tu cama que te apunta con un arma", agregó.

La de Hinrichs fue una de las 15 viviendas registradas el miércoles por la policía alemana en siete regiones, como parte de una investigación de la fiscalía de Múnich (sur), contra siete integrantes del grupo ecologista, sospechosos de conformar y de apoyar una organización criminal.

La página web de los activistas -conocidos popularmente como "Klimakleber" o "pegadores climáticos" por su estrategia de pegarse al asfalto para cortar carreteras- también ha sido desactivada y remite ahora a la de la policía bávara, y varias de sus cuentas bancarias han sido congeladas.

Según la fiscalía muniquesa, los investigados son responsables de recaudar por lo menos 1,4 millones de euros en donativos para la organización, empleados para cometer actos delictivos, ya que -más allá del bloqueo de carreteras- los activistas han tratado de cortar oleoductos y han lanzado pintura contra edificios u obras de arte.

No obstante, según juristas y expertos, la mayoría de las acciones del grupo se encuentran en la zona gris de la desobediencia civil y sus objetivos -como la instauración de un límite de velocidad en autovías- difícilmente pueden considerarse criminales, por lo que es complicado que un tribunal adopte la versión de la fiscalía.

Pese a ello, el debate sobre las acciones del colectivo y sobre una hipotética prohibición se ha recrudecido y, mientras que desde los sectores más conservadores se les tilda de "extremistas" e incluso en ocasiones de "terroristas", los activistas y quienes les apoyan denuncian una campaña de intimidación por parte de las autoridades.

Así, la división alemana de Amnistía Internacional (AI) criticó que la "persecución" de los activistas ha alcanzado un nuevo nivel y que los procedimientos judiciales "tienen un efecto disuasorio para otros activistas climáticos, que por miedo no hacen uso de su derecho de reunión".

Según explica a EFE Daniel Saldivia, del Centro de Investigación en Ciencias Sociales (WBZ) de Berlín, los sectores más verdes e izquierdistas de la sociedad están "casi en modo de shock" por la campaña de la fiscalía contra "Última Generación".

La reacción puede ser de miedo para algunos, mientras que es posible que otros se solidaricen -los activistas afirman que desde el miércoles han recaudado más de 300.000 euros en donativos-, y que el grupo gane apoyo en ciertos sectores de la población, indica este experto en movimientos sociales.

Hasta ahora, aunque muchos en Alemania comparten los objetivos de los "Klimakleber", estos son más bien impopulares debido a sus métodos, que según un sondeo reciente del instituto demoscópico YouGov son rechazados por tres cuartas partes de los encuestados.

La línea del Gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales, es que las acciones del grupo son "una completa tontería" según reiteró ayer el canciller alemán, Olaf Scholz, e incluso contraproducentes para la causa de la lucha contra el cambio climático.

No obstante, el experto Saldivia cree que, aunque las acciones de "Última Generación" han llevado a que exista una "imagen muy negativa del movimiento" ello no afecta los planteamientos de la población sobre el cambio climático y sostiene que el debate incluso puede beneficiar al movimiento en términos más amplios.

"En la mesa de cenar de la familia se habla del tema, aunque nadie esté de acuerdo con la protesta", señala el investigador.

Así, los "Klimakleber" tienen "tanta popularidad, aunque sea negativa", que existe el potencial de que se genere un proceso positivo para el partido de los Verdes u otras organizaciones como "Fridays for Future", que, según remacha, con ello ganan "más poder de discurso".