Donatella Rovera: “La guerra en Ucrania tiene un grave impacto en las mujeres mayores”
- Escrito por Laura de Grado
- Publicado en La Zurda
La investigadora de Amnistía Internacional sobre crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos en conflictos y crisis, Donatella Rovera, asegura que la Guerra en Ucrania está afectando especialmente a las personas mayores y, en concreto, a las mujeres mayores, que han perdido sus redes de apoyo y en muchos casos se encuentran “atrapadas en áreas bajo bombardeos”.
Durante 2022, Rovera pasó más de cuatro meses indagando, entre otros crímenes, ejecuciones extrajudiciales, secuestros, torturas o bombardeos a edificios residenciales en áreas ucranianas como el Donbás, Mykolaiv, Bucha, Borodyanka o Járkov, pero también en pueblos y ciudades menos conocidos internacionalmente, cuenta en una entrevista con Efeminista durante el Encuentro Internacional Feminista, organizado por el Ministerio de Igualdad.
La especialista ha dedicado más de veinte años a investigar violaciones de derechos humanos en lugares como Libia, Yemen, Irak, Siria, Somalia, República Centroafricana, Nigeria, y más recientemente en Ucrania, donde estalló la guerra el 24 de febrero de 2022 con la invasión rusa, y en la Región del Tigray, en Etiopía.
Sobre el conflicto interno en el Tigray, que afecta a Etiopía desde el 4 de noviembre de 2020 y que en noviembre de 2022 firmó un cese de hostilidades, ha alertado de que el nivel de “brutalidad gratuita” de la violencia sexual y “la ausencia absoluta de asistencia médica” a las superviviente ha sido lo peor que ha visto en toda su vida profesional.
Las mujeres mayores, en peligro por los bombardeos
Pregunta (P).- Pasó cuatro meses en Ucrania para investigar violaciones de derechos humanos, ¿qué pudo observar?
Respuesta (R).- Los bombardeos continúan, cientos de civiles han muerto y miles de personas han resultado heridas. Continúan los ataques con armas prohibidas internacionalmente, como las municiones en racimo y las minas dispersables, que son indiscriminadas y que nunca deben usarse en población civil.
Ucrania es uno de los países que tiene uno de los porcentajes más altos de personas mayores en el mundo, la cuarta parte de la población. Y la mayoría de estas personas mayores, que están atrapadas en áreas bajo bombardeos, son mujeres que se encuentran en una situación de mayor peligro por los bombardeos y que, además, muchas de ellas tienen algún grado de discapacidad y han perdido la red de apoyo que tenían antes.
La guerra está teniendo un impacto, obviamente, muy grave sobre la población civil, pero, particularmente, en las mujeres mayores, y personas mayores en general.
Desplazadas de Ucrania
P.- Además de a las mujeres mayores, ¿cómo ha impactado hasta el momento la guerra en las ucranianas?
R.- En Ucrania son los hombres los que no pueden salir del país, sobre todo los que tienen la edad para el servicio militar. Las mujeres y los niños son los componentes de las poblaciones que han podido salir. Entonces, obviamente, hay millones de personas en Ucrania que han sido desplazadas, tanto hombres como mujeres, pero quienes han podido salir del país y ahora son refugiados en Europa y otros países, son en su mayoría mujeres y niños.
Los que se quedan en el país son los hombres que no pueden salir porque tienen que ir al frente, además de una parte de la población, sobre todo mujeres, que no ha querido o no se ha sentido capaz de salir del país y que viven en áreas de hostilidades.
Violencia sexual en la Guerra de Tigray
P.- ¿En qué otros conflictos ha estado investigando y cómo han afectado a las vidas de las mujeres?
R.- También he estado investigando crímenes de guerra en muchos conflictos en los que las mujeres y las niñas han sido objeto de violencia sexual a gran escala. Incluidos conflictos que han sido completamente desatendidos y olvidados a nivel internacional, como en la Región de Tigray, en Etiopía, que en los últimos dos años ha provocado la muerte de más de medio millón de civiles, que perdieron la vida ya sea como resultado de un ataque armado o debido a la situación humanitaria.
La violencia sexual está particularmente extendida en este conflicto y ha sido utilizada deliberadamente por los combatientes como arma de guerra para aterrorizar y humillar a toda la comunidad. He investigado la violencia sexual en muchos conflictos y guerras a lo largo de los años, pero la gravedad y la escala de la violencia sexual que he visto en el Tigray, la brutalidad gratuita y la ausencia absoluta de asistencia médica, humanitaria y psicológica para las sobrevivientes de estas violaciones masivas, ha sido de lo peor que he visto en mi vida profesional en más de veinte años.
Muchas mujeres y niñas han sido violadas por soldados de las fuerzas gubernamentales y de las milicias, violaciones en grupo, inlcuso mujeres embarazadas han sido violadas frente a sus hijos… mujeres y niñas han sido retenidas en situación de esclavitud sexual por días y semanas. Y, después de todo eso, no han podido tener ningún tipo de atención médica.
No habrá paz sin mujeres
P.- Frente a este contexto, ¿cómo se empieza a construir una paz feminista? ¿Con qué estrategias?
R.- La impunidad realmente alimenta la continuación de la violencia contra las mujeres en los conflictos. Quienes toman las decisiones de ir a la guerra y poner fin a la guerra y cómo comportarse durante la guerra son, en su inmensa mayoría, hombres. Cuando se alcanzan acuerdos de alto el fuego o acuerdos de paz, estos son generalmente acordados, una vez más, por los hombres.
Mientras las mujeres estén ausentes o subrepresentadas en la toma de decisiones sobre el inicio, la conducción o sobre los términos bajo los cuales las guerras y los conflictos terminan, no veremos un verdadero fin de la guerra, no veremos la paz.
P.- Sin embargo, existen mecanismos para garantizar la participacion de las mujeres en estos procesos, como es el caso de la Resolución 1325. ¿Por qué no se terminan de implementar?
R.- No podemos negar que hay progresos. La resolución 1325 en sí misma es un progreso. Tenemos que reconocer que el cambio nunca es rápido y que la implementación a gran escala del espíritu y del texto de la resolución 1325 requiere cambios en todos los demás aspectos de la vida política, militar, social y económica, en la forma en que se gobiernan los países que toma las decisiones.
Justicia y rendición de cuentas
P.- Además de garantizar esta representación, ¿qué otros retos quedan por delante en la construcción de una agenda feminista para la paz?
R.- Es absolutamente crucial que la violencia contra las mujeres en situaciones de conflicto armado sea investigada y documentada porque sin esto es imposible pasar a la siguiente etapa. Y luego, que haya suficiente compromiso con la justicia por parte de la comunidad internacional en las negociaciones multilaterales y bilaterales, ya sean negociaciones sobre la compra y venta de armas, políticas, económicas o de levantamiento de sanciones. Esto no puede separarse de las violaciones de los derechos humanos contra la población civil, en general, y la violencia contra las mujeres y las niñas, en particular. Tiene que haber rendición de cuentas y justicia.
Necesitamos mucha voluntad política para ejercer presión donde se necesita y no sacrificar la búsqueda de justicia para estas víctimas en aras de acuerdos políticos, económicos y militares, que es lo que todavía está sucediendo con demasiada frecuencia.
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