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Virginia Woolf: La arquitectura de la nostalgia


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"Querido. Creo que voy a enloquecer de nuevo". Virginia Woolf tuvo etapas depresivas muy fuertes y sufrió lo que posteriormente se conocería como trastorno bipolar. Esta enfermedad mental le llevo un día, a llenarse los bolsillos con piedras y a lanzarse al río Ouse, muy cerca de su casa. Dejó una carta dirigida a su esposo Leonard, dónde decía adiós a este mundo. Woolf murió ahogada un 28 de marzo de 1941, con 59 años, su cuerpo no fue recuperado hasta casi un mes después y su maridó incineró sus restos y esparció sus cenizas en el jardín de la casa en la que vivían.

De nacimiento Adeline Virginia Stephen, Woolf fue una escritora británica, considerada una de las más destacadas figuras del vanguardismo y modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional. Nacida en el seno de un ambiente culto y liberal fue la tercera de cuatro hermanos.

Durante el período de entreguerras fue una figura significativa en la sociedad literaria de Londres y miembro del Círculo de Bloomsbury, un conjunto de intelectuales británicos que durante el primer tercio del siglo XX destacaron en el terreno literario, artístico y social. Junto a Mary Shelley, Brontë, George Eliot, Olive Schreiner formó parte del denominado grupo de escritoras “proscritas”. No se puede negar que  las cinco fueron a un tiempo rebeldes, prodigios, visionarias, oradoras en primera línea de batalla o exploradoras de territorios ignotos.

Empezó a escribir artículos y críticas regularmente en el periódico The Guardian y para el suplemento literario de The Times, algo que continuó haciendo el resto de su vida. También fue invitada a dar clases en el Morley College, una escuela para mujeres y hombres de la clase trabajadora, donde esporádicamente enseñó literatura e historia inglesa.

A pesar de sus dudas sobre el matrimonio, en 1912 se casó con el economista e historiador Leonard Woolf, a quien conoció en las charlas intelectuales en Bloomsbury, y del que tomó su apellido. Cinco años más tarde ambos fundaron la célebre editorial Hogarth Press, que editaría, entre otras, la obra de la propia Virginia y la de otros relevantes escritores, como Katherine Mansfield o T.S. Elliot.

Su primer trabajo en el campo de la literatura fue con una obra de teatro titulada Melymbrosia, en 1908. Orgullosa siempre de haber sido autodidacta, la vida de Virginia Woolf se puede resumir en su obra, Fin de viaje. Escrita 26 años antes de morir, tardó ocho en publicarlo pero puede definirse como el libro sobre la vida de su vida. En él, refleja sus preocupaciones, las propias y las del momento social que le tocó vivir a principios del siglo XX, sus pasiones, sus desvelos y hasta guarda similitudes con ella en el final prematuro de la protagonista de la obra. Y todo ello, con un estilo literario en constante experimentación y buscando siempre la identidad propia de unos personajes con gran sensibilidad y nostalgia.

Cuatro años más tarde publicó Noche y día, una novela romántica de estilo realista y que se desarrolla a través de cuatro personajes que componen un cuarteto amoroso muy particular, con relaciones cruzadas. En ella Virginia Woolf aborda los cambios sociales experimentados en esos años en Inglaterra, especialmente los que tienen que ver con la situación de la mujer y con los conflictos entre la modernidad y la tradición. Como en todas sus obras, deja caer un velado autobiográfico en el que se cuestiona si es necesario que haya amor dentro de un matrimonio y si todavía puede hablarse de amor en una época en la que ya se ha dejado atrás el romanticismo.

Desde sus inicios en la literatura, Virginia Woolf siempre quiso ampliar sus perspectivas de estilo más allá de la narración al uso, con hilos conductores guiados por el proceso mental del ser humano: pensamientos, consciencia, visiones, deseos y hasta olores. Perspectivas narrativas, en definitiva, inusuales, que incluían estados de sueño y prosa de asociación libre.

En 1922 publica El cuarto de Jacob, la primera gran novela de su editorial Hogarth Press, y en la que empezó a experimentar el estilo literario que perpetuó, con un argumento sin demasiado sentido, lleno de metáforas y simbolismos y en el que los personajes adquieren protagonismo a través de sus monólogos interiores.

En 1925 Virginia Woolf logra un gran éxito con La señora Dalloway, posiblemente su obra más conocida. El tiempo en la obra abarca solo doce horas en las que explora la personalidad de la protagonista, Clarissa Dalloway. En ese año también conoció a la escritora Vita Sackville-West, con quien mantuvo una relación amorosa a pesar de que también estaba casada. Aunque la relación terminó sin que se disolvieran sus matrimonios, la amistad continuó durante el resto de sus vidas.

Woolf encontró una musa literaria en su relación con Sackville-West, hasta el punto de que fue su inspiración para la novela Orlando (1928), que supuso un nuevo avance en su estilo y por la que recibió elogios de la crítica por su innovador trabajo, logrando ampliar aún más su popularidad.

En Al faro (1927), Virginia aborda una discusión familiar sobre si realizar o no una excursión a un faro, lo que le sirve a la escritora para liberar todos sus fantasmas familiares y luchas de poder entre el hombre y la mujer al frente de la familia. Woolf mantuvo su frenesí escribiendo al publicar Una habitación propia en 1929, un ensayo feminista basado en las conferencias que había impartido en universidades de mujeres, y en el que examina el papel femenino en la literatura, planteando la idea de que “una mujer debe tener dinero y una habitación propia si quiere dedicarse a escribir ficción”. Más tarde publicó su siguiente trabajo: Las olas, (1931), considerada por muchos críticos la mejor y de las más difíciles creativamente hablando. Su última novela publicada en vida fue Los años, (1937), sobre la historia de una familia a lo largo de una generación. El año siguiente publicó Tres Guineas, un ensayo en el que continuó con los temas feministas de Una habitación propia y donde también dirigió su mirada al fascismo y la guerra.

Woolf hablaba regularmente en colegios y universidades, escribía cartas dramáticas, ensayos y hasta publicó una larga lista de cuentos. A mediados de los años 30 era considerada una intelectual, además de una escritora innovadora e influyente y una feminista pionera. Sin embargo, a pesar de su éxito literario, ella continuó sufriendo regularmente episodios depresivos y cambios de humor dramáticos.

El esposo de Virginia, Leonard, siempre estaba a su lado porque era muy consciente de que cualquier mínima señal podía apuntar al descenso de la escritora a una nueva depresión. Así ocurrió mientras ella trabajaba en Entreactos, (publicada de manera póstuma en 1941) fue la última novela que terminó, pero que no pudo corregir antes de su muerte, y también es su narración más amarga, al poner de manifiesto la inestabilidad y lo difícil que resulta asimilar lo vivido, para concluir sobre la inutilidad de la existencia. durante este periodo su marido percibió que se hundía en una desesperación cada vez más profunda. En ese momento, la Segunda Guerra Mundial se estaba desatando y la pareja decidió que si Inglaterra era invadida por Alemania se suicidarían juntos, temiendo que Leonard, que era judío, corría verdadero peligro. Por si fuera poco, en 1940 la casa londinense de la pareja fue destruida en un bombardeo alemán, lo que abatió más aún a Virginia, llevándola a terminar con su vida.

Su técnica narrativa del monólogo interior y su estilo poético destacan como las contribuciones más importantes a la novela moderna. La publicación de sus cartas, ensayos y diarios una vez fallecida, y a pesar de los esfuerzos de su marido por evitarlo, han significado un legado muy valioso tanto para los futuros escritores como para lectores que buscan obras que se salgan de lo convencional. Por todo ello, Virginia Woolf continúa siendo una de las escritoras más influyentes de la literatura, ya que fue la autora que más revolucionó la narrativa en el siglo XX y quien más defendió los derechos de las mujeres a través de sus textos.

Inma J. Ferrero (Madrid, 01/01/1977) Poeta, libretista, crítico literario, directora y fundadora de la revista cultural Proverso.

Ha publicado los poemarios El leve suspiro de un poema (Ed. Bubok. 2012) Égloga del pétalo dormido (Ed. Bubok 2013) Poemario Nocturno (Ed. Seleer 2013) El amanecer en este sombrío (MRV Editor Independiente 2014) Geografía Inversa (MRV Editor Independiente 2015) Óxido (MRV Editor Independiente 2016), Adagio ma non troppo (MRV Editor Independiente 2016), El acorde perturbado (Ediciones Vitruvio 2017), Azul Primero (Proverso Ediciones 2017), Allí donde las luciérnagas duermen junto al poeta Nicola Foti (Proverso Ediciones 2019). El Horizonte Purpúreo duermen junto al poeta Nicola Foti (Proverso Ediciones 2019). La quiete dell’uragano junto al poeta Nicola Foti (Proverso Ediciones 2019). Ianuarius junto al poeta Nicola Foti (Proverso Ediciones 2019). Ikigai (Proverso Ediciones 2020).

Ha ofrecido recitales en Madrid, León, Valladolid, Gijón, Salamanca, Úbeda, Baeza, Roma, Bruselas, Granada, Candás (Asturias), Guadix (Granada), Rosario (Argentina), Montesarchio (Benevento), Florencia.