Si en Madrid buscáis a Doña Emilia Pardo Bazán... la encontrareis en el Ateneo
- Escrito por María Teresa Pedraza Guzmán de Lázaro
- Publicado en La Zurda
La fuerza de las cosas, en literatura como en todo, es superior a la acción del individuo. Indudablemente, si yo no hubiese escrito La Cuestión palpitante, no por eso dejaría de conocerse e influir en la literatura española el naturalismo francés, como influyó a su hora el clasicismo francés también, y el romanticismo. Apuntes autobiográficos Emilia Pardo Bazán
Se ha iniciado el 2021 y con él, el Centenario de la muerte de Emilia Pardo Bazán. Hay que esperar que cumpla con las expectativas y, que las sitúe en el lugar que se merece, en las letras españolas.
Fue una mujer extremadamente culta, cosmopolita, viajera y buena conocedora de la Literatura europea del momento. He elegido, por eso una cita suya de Los apuntes autobiográficos en la que habla, sin tapujos, de su colección de ensayos La Cuestión palpitante que tanto hizo por analizar e introducir el naturalismo en España y que es una de los textos claves para interpretar la recepción de ese movimiento.
Hablar de doña Emilia en Madrid es hablar, fundamentalmente, de El Ateneo que puede considerarse su centro neurálgico. Vivió en la Docta Casa algunos de sus momentos estelares. Fue la primera mujer que presidió la sección de Literatura en la que desplegó todos sus conocimientos. De hecho, algunos de los temas que fue abordando también, los desarrolló en colaboraciones, en periódicos y revistas.
Para documentar esta afirmación hay un cuadro de Joaquín Vaamonde en el que se observa a doña Emilia dando una conferencia. Un público numeroso la sigue muy atento.
En la Galería de Retratos de El Ateneo es la única mujer que aparece. Quizás debido a que rompió no pocos techos de cristal y abrió muchos caminos, que más tarde siguieron otras, para luchar por la igualdad de derechos y dignificar las iniciativas para que muchas mujeres intervinieran en la vida política y cultural del país.
A lo largo de estas páginas iré desgranando algunas de las intervenciones en materia cultural y literaria que llevó a cabo en la Docta Casa. Antes quiero, no obstante, indicar que como es de justicia se ha constituido una Comisión para la conmemoración del Centenario de Emilia Pardo Bazán que llevará a cabo ciclos de conferencias, exposiciones y que divulgará toda la historia de esta novelista e intelectual gallega vinculada a la Docta Casa. Es una satisfacción para mí formar parte de esa comisión.
La Condesa de Pardo Bazán como es conocida cariñosamente por muchos ateneítas, fue una mujer de amplios conocimientos, con posiciones y opiniones propias, ante temas polémicos y con una desenvoltura y libertad no exenta de contradicciones que le proporcionan ‘un aire un tanto heterodoxo’. Así podemos constatar que fue católica, feminista radical, cosmopolita y especialmente reivindicativa en todo aquello que concierne a la emancipación de la mujer. Prácticamente ninguna de las manifestaciones de la modernidad le fue ajena, es más, supo trasmitirlas en sus novelas, cuentos y ensayos.
Se ha citado muchas veces, más quiero volver a incidir en un comentario que refleja como una educación sólida y el acceso a la biblioteca paterna, dejaron una impronta profunda en su formación intelectual y moral. No era frecuente que las niñas tuvieran esa oportunidad y doña Emilia la aprovechó al máximo. Las palabras de su padre se le quedaron muy gravadas: ‘si alguien te dice que hay algo que los hombres pueden hacer y las mujeres no, diles que es mentira porque no puede haber dos morales para los dos sexos’.
Es destacable su valentía, pues era plenamente consciente de que esa actitud suya, tan desprejuiciada y tan combativa había de acarrearle no pocos disgustos. Uno de ellos fue su ruptura matrimonial ya que en su ambiente, conservador y cerrado, su forma de vida era abiertamente criticada.
En este 2021, año de su Centenario y, en los últimos meses de 2020 hemos recibido algunas noticias prometedoras, la Xunta de Galicia ha iniciado los trámites para la declaración BIC (Bien de Interés Cultural) de la Biblioteca de doña Emilia, que en parte se custodia en la sede de la Xunta y en parte y, dañada por los expolios, en la Granja o Pazo de Meirás. Esperemos que en el futuro sea un lugar de culto dedicado a divulgar la vida y la obra de la escritora gallega, junto a otras funciones literarias y culturales.
Es conocida su enorme frustración por no haber alcanzado un ‘sillón’ en la Real Academia de la Lengua. El conservadurismo, los prejuicios, la misoginia y la cerrazón de los académicos se lo impidieron siendo esta una herida que siempre llevó abierta. Hubo que esperar hasta 1979 para que por primera vez una mujer fuera miembro de la RAE, Carmen Conde, después vinieron Helena Quiroga, Ana María Matute, Carmen Iglesias, Margarita Salas… algunas de ellas no olvidaron que la lucha de Emilia Pardo Bazán, había sido un precedente estimulante, que fue pionera en este intento y, por tanto, reconocieron abiertamente, que debía haber sido ella quien inaugurara esta espléndida relación.
El pasado año se cumplió el bicentenario del nacimiento de Concepción Arenal. Emilia Pardo Bazán en su labor infatigable como conferenciante, ensayista y articulista era una buena conocedora de la obra de Concepción cuyo pensamiento y proyección había tratado en varias conferencias en El Ateneo. Doña Emilia la tenía por un icono y consideraba que su ejemplo debía ser conocido por todas aquellas mujeres comprometidas con la emancipación femenina.
Sé que es poco conocido pero es un buen momento para recordar que doña Emilia, luchó por la educación de la mujer y porque tuviera una igualdad de oportunidades. Se muestra decididamente partidaria del derecho al voto, que se consiguió durante la Segunda República, asimismo defiende la supresión de la pena de muerte.
Emilia Pardo Bazán con la finalidad de hacer pedagogía social no cesó de adoptar iniciativas. Se ha hablado poco, por ejemplo, de que fue el alma mater de la Revista ‘Nuevo teatro crítico’, en cuyo título se percibe un homenaje al ilustrado Fray Benito Feijóo y Montenegro. Esta publicación mensual, editada a sus expensas y cuya única redactora era ella, estaba destinada a divulgar y a hacer llegar sus ideas, la mayoría de carácter feminista más también, aborda otros temas. Logró mantener este esfuerzo durante tres años… lo que es un buen exponente de su voluntad férrea y de su no arredrarse ante las dificultades.
Otra de sus iniciativas es la Biblioteca de la Mujer, que puso en marcha en 1892. Sería, a todas luces, oportuno que en este Centenario pudiéramos contar con una edición facsímil de estas iniciativas o, al menos, con un texto que recogiera y divulgara las que tienen mayor actualidad. Resulta innegable que gracias a su impulso, pudieron conocerse en España traducciones de obras que ponían el dedo en la llaga sobre las arbitrariedades de todo tipo que padecía la mujer, así como sus primeras manifestaciones emancipatorias.
Bajo ningún concepto quisiera dejar en el tintero sus conocimientos sobre la literatura rusa y sus principales representantes, que pudo conocer a través de traducciones francesas. De hecho, llevó a la imprenta ‘La revolución y la novela en Rusia’ que fue muy alabada por Benito Pérez Galdós, entre otros y que nos permite recordar otra faceta de doña Emilia, la de crítica literaria y divulgadora de la cultura europea, a este efecto son numerosas sus conferencias sobre la literatura francesa. Con respecto a esta faceta son emblemáticas las páginas en que analiza el lugar del Quijote en las obras capitales del espíritu humano.
Era infatigable en su larga tarea de combatir los prejuicios existentes… y de llegar hasta donde ninguna mujer había llegado. Otra satisfacción enorme, la constituyó el que la nombrasen Consejera de Instrucción Pública en 1910, por el político y periodista Julio Burrell, a la sazón Ministro de Instrucción Pública.
Es, desde luego, un hecho significativo de su preparación cultural el que homenajeara, por ejemplo, al crítico literario e historiador de la literatura Ferdinand Brunetière, al que había tenido ocasión de conocer y tratar en su estancia en París. Son innumerables los distintos ángulos desde los que se puede apreciar la obra literaria de doña Emilia. Por eso, habrá que volver en este su Centenario, rescatando algunas de sus facetas menos conocidas, sobre las que pesa una losa de olvido.
También será preciso ‘desfacer’ algunos entuertos. Se ha repetido una y otra vez que tuvo ideas conservadoras… en su juventud es posible pero más tarde fue una luchadora que rompió moldes y con una actitud e ideas muy avanzadas. Pongamos un solo ejemplo: uno de sus políticos predilectos era el ferrolano José de Canalejas, liberal y regeneracionista, fuertemente criticado por los sectores clericales y conservadores.
Antes de finalizar quisiera señalar que tuvo una relación de amistad con el intelectual y promotor de la ILE, Francisco Giner de los Ríos. De la misma forma colaboró y dio algunas conferencias en la Residencia de Señoritas tan vinculada a la Institución Libre de Enseñanza, dirigida entonces por María de Maeztu.
No me ha parecido oportuno, por no hacer más extenso este artículo, enumerar las obras y primeras ediciones de doña Emilia, que se conservan en la Biblioteca del Ateneo, así como los comentarios de sus conferencias y actividades culturales que realizó en la Docta Casa. Quizás esa pueda ser motivación suficiente para dedicarle en un futuro, un ensayo donde se aborden monográficamente estos temas de indudable valor cultural.
María Teresa Pedraza Guzmán de Lázaro
- Enfermera
- Especializada en ortoptica y pleoptica por el Centro Internacional de optometria
- Presidenta de la sección de Ciencias de la Salud
- Vicepresidenta de la sección de artes plásticas
- Presidenta de la agrupación especial estudios e investigaciones científicas Marie Curie
- Perteneciente a la Junta de Gobierno como socia bibliotecaria del Ateneo de Madrid