Gobierno de coalición o la impugnación de la realidad
- Escrito por Antonio Campuzano
- Publicado en Opinión
El fino instinto de analistas prestigiados ya avanza el sentimiento sobre el que se va a deslizar la interpretación de las próximas elecciones. No es otro que el que se desprende de la necesidad de plantear la ocasión como aquella que vieron los siglos, como la oportunidad histórica de reivindicar la aspiración de salvar a España como categoría ontológica. Exactamente igual que si esta porción del Sur de Europa anduviese en trance de desaparición de sus más íntimos instintos merced a la permanencia en el tiempo político de cuatro años escasos en manos de un gobierno de inspiración liberticida, como cualquiera pudiera deducir de un gobierno de coalición social comunista.
Así se plantean las cosas en determinados laboratorios de hermenéutica de la lid política nacional. El reduccionismo aplicado al diario de la vida nacional permite concluir que nada puede existir sobre la faz de la tierra con el permiso otorgado, aunque sea con el okei de unas elecciones generales, las celebradas en noviembre de 2019, para poder formar un gobierno de unidad de la izquierda española, si bien matizado con los apoyos políticos de las fuerzas nacionalistas de diverso pelaje, entre las cuales se encuentra el PNV, cuyo paralelismo con los idearios colectivistas o predominio del Estado sobre la economía de mercado equivale a lo que se conoce como mentís de la verdad objetiva.
Si el PNV construye su biografía con líneas de colaboración con el PP de Aznar, en los años noventa, con participación del propio Arzallus y Anasagasti, en seguida se destacaría la altura de miras de un partido conservador en lo esencial con un sentido de la convivencia nacional que en manera alguna resulta incompatible con una pulsión interna de autogobierno pero con la justicia y el orden en el frontispicio de una vida en común sobre un mismo territorio milenario. Este u otro argumentario se presenta como adecuado para la creación de un ambiente irrespirable donde se pone en cuestión la integridad y unidad españolas.
La acusación que mantiene el ecosistema político conservador contra la obra ejecutiva y de producción legislativa de este tres años de gobierno de coalición dibuja un mapa segmentado por los partidos de la coalición gobernante con ayudas concretas de varios partidos de naturaleza nacionalista o de defensa e implantación en una determinada circunscripción; el mapa se completa con la las formaciones que representan a la oposición, PP, Vox y circunstancialmente CS, en cuya identidad de partido se debate este último en condiciones de supervivencia e insignificancia representativa.
Esto puede llamarse polarización en términos de ciencia política, pero también puede denominarse juego de partidos y consulta electoral, de cuyos resultados se completa una consecuencia de formación de gobierno, cuya legitimidad debería operar sin cortapisa alguna. El gobierno emanado del 10 de noviembre de 2019 heredó situaciones económicas de variable receta, los estropicios sociales y judiciales de la crisis catalana de 2017, atravesado todo ello por la crisis planetaria de una pandemia atroz de devastación biológica y, hace diez meses, la tensión de una guerra de imprevisión mundial que ha desatado incertidumbres en los mercados internacionales con efectos en cada solar nacional.
La acción de gobierno en España no ha suscitado ningún escándalo en cualesquiera foros internacionales que pueda comprometer sus balances y sus resultados. El tratamiento de la crisis catalana y sus ayudas en materia parlamentaria y de gestión de indultos ha originado una réplica de gravitación en todos los órdenes de oposición de una dureza extraordinaria, con atisbos de, ahora sí, extrema polarización con manifestación explícita de excavación y detonación dialéctica excepcionalmente agresivas.
No debería temerse por las costuras de la convivencia en caso de producirse un resultado electoral en los próximos meses que permitiese continuar la labor de gobernanza continuista con iguales o parecidos apoyos. Pero a veces esa seguridad tiene su momento de debilidad y quebranto a tenor de los modos y maneras que se atesoran exactamente desde enero de 2020, momento en que el primer gobierno de coalición de izquierda en la última restauración democrática fue decretado por la oposición como una anomalía de imposible digestión por la sociedad española.
La novela salpicada de historia de Mohamed Mbougar Sarr, “La más recóndita memoria de los hombres”, premiada con el galardón Goncourt 2021 (Anagrama), repudia aquella atacada anomalía al decir que “la realidad no tiene contrario, todo lo que sucede en la experiencia humana es realidad”.
Antonio Campuzano
Periodista (Ciencias de la Información, Univ. Complutense de Madrid), colaborador en distintas cabeceras (Diario 16, El País, Época, El Independiente, Diario de Alcalá), miembro del Patronato de la Fundación Diario Madrid.