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Los aciertos económicos del gobierno de coalición


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El contexto económico internacional es bastante complicado y la incertidumbre es uno de los rasgos esenciales de esta situación, como consecuencia de la complejidad en la que se está y de las dificultades que una tras otra están sucediendo. Por esto es por lo que hacer predicciones sobre cómo evolucionará la economía en el año que comienza es una tarea difícil por no decir imposible. Aun así se hacen y la mayor parte de las llevadas a cabo por los denominados expertos, así como por los organismos internacionales y nacionales, no parecen muy optimistas con relación a lo que puede suceder, e incluso algunas de ellas anuncian una más que posible recesión.

La subida del salario mínimo, la reforma laboral y la revalorización de las pensiones no solamente ha supuesto una mejora de los derechos de los trabajadores y de los pensionistas, sino que explican la marcha de la economía española que dentro de lo que hay es bastante aceptable

La caída en una recesión viene dada, según estos estudios, por la subida de los tipos de interés que supondrán aumentar el endeudamiento de las empresas y economías domésticas, lo que desacelerará la inversión y el consumo. De aquí se puede deducir que los bancos centrales, en el caso de persistir en esta política de endurecer las condiciones de los créditos, perjudicarán a la economía más que beneficiarla. Los bancos centrales se equivocan al considerar que la inflación se debe a una expansión de la demanda favorecida por tipos de interés bajos, cuando en realidad los factores que más están influyendo en la subida persistente de los precios han sido la pandemia y la guerra que Rusia ha desatado contra Ucrania.

No se está ante una inflación de demanda, sino de insuficiente oferta. Los tipos de interés bajos no son los causantes de la inflación, por lo que es mal asunto combatir un mal con unos remedios que no van a la raíz del problema y encima pueden ser los causantes de una recesión, cargándose la recuperación económica. Los bancos centrales se mueven dentro de una ortodoxia que no es válida para los tiempos que corren.

La prueba de ello es que la inflación ha comenzado a disminuir en España y en otros países europeos cuando se ha intervenido en el mercado de la energía, aplicando la excepción ibérica de poner un tope a la subida del precio del gas. Un éxito sin duda de Pedro Sánchez, que tuvo que vencer muchas resistencias de los otros países de la Unión Europea (UE), y que ahora la mayoría ha seguido. La economía española ha logrado algo, que no se había dado con anterioridad, y es tener la menor inflación de toda la UE. Por fin un indicador positivo sobre los resultados de los demás. La economía alemana también ha conseguido un descenso significativo, aunque se mantiene la inflación por encima de la española.

Por si esto fuera poco, la economía de nuestro país ha seguido creciendo, ha creado empleo y ha disminuido la precariedad laboral. Se está logrando algo que parecía imposible en tiempos tan turbulentos. Los datos han cuestionado las predicciones de tantos agoreros que ven catástrofes donde no las hay. La subida del salario mínimo, la reforma laboral y la revalorización de las pensiones no solamente ha supuesto una mejora de los derechos de los trabajadores y de los pensionistas, sino que explican la marcha de la economía española que dentro de lo que hay es bastante aceptable. Las medidas tomadas por el Gobierno, desde los ERTE hasta ahora, han sido muy acertadas para conseguir navegar, sin que el barco naufrague, en momentos de grandes tormentas. Las subvenciones dadas a los combustibles y al transporte colectivo han demostrado ser muy beneficiosas. Ahora hay que combatir la subida de los precios de los alimentos.

El buen comportamiento del empleo, aunque aún hay un paro elevado, ha roto la ortodoxia del Banco de España, que no se ha cansado de repetir hasta la saciedad que la subida del salario mínimo o bien destruía empleo, o frenaba su creación. Pues no ha sido así. Los hechos y las políticas económicas intervencionistas tan necesarias, siempre, pero sobre todo en estos tiempos tan difíciles, han destrozado a la ortodoxia.

 

Catedrático emérito Universidad Complutense.