HEMEROTECA       EDICIÓN:   ESP   |   AME   |   CAT

Asalto fascista a la sede de la democracia brasileña


(Tiempo de lectura: 1 - 2 minutos)

Una turba de seguidores de Bolsonaro acaba de asaltar las principales instituciones del Estado brasileño. El Congreso, el tribunal supremo y la sede de la presidencia han sido ocupados. Las imágenes, si bien con menor crudeza, recuerdan el violento asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump, que precisamente se producían hace dos años en estas fechas.

Pero las similitudes entre un asalto y otro no se quedan ahí. En ambos casos el precedente son dos presidentes de extrema derecha nacional populista que a lo largo de su mandato y hasta la campaña electoral e incluso con su ausencia de la propia ceremonia de la toma de posesión han polarizado la situación política hasta el extremo, caracterizando a sus oponentes, no solo como algo más adversarios políticos, sino como enemigos del pueblo y de la patria. Finalmente ni Trump ni Bolsonaro han logrado la reelección y, siguiendo en la lógica de la extrema derecha antidemocrática, tampoco han reconocido la legitimidad de los resultados electorales.

La diferencia es que Bolsonaro, aprendiendo quizá en cabeza ajena de lo ocurrido en los EEUU, ha salido de Brasil antes de la toma de posesión para encontrase con su amigo Trump en los EEUU, dejando la iniciativa de la acción directa a los sectores más extremistas que habían venido acampando frente a los cuarteles del ejército para exigir un golpe militar y en este clima incluso se ha producido un atentado frustrado en Brasilia, poco antes de la toma de posesión del nuevo presidente Luis Ignacio Lula da Silva, como ahora el asalto a las instituciones democráticas.

Por suerte, el Presidente Lula da Silva, recientemente investido, en el momento del asalto se encontraba de viaje a Sao Paulo y no en la sede de la presidencia. Desde allí ha condenado los hechos y ha decretado la intervención para garantizar la seguridad en la capital. Los hechos ocurridos han venido a demostrar que el resultado de estas elecciones en Brasil han significado mucho más que la victoria de Lula, ha sido el triunfo de la democracia frente al fascismo.

Por eso, el repudio de los gobiernos y de las fuerzas políticas democráticas en Brasil, en América Latina y en los países democráticos ha sido generalizado e inmediato. La ultraderecha, por mucho que se blanquee, es un peligro para la democracia.

Médico de formación, fue Coordinador General de Izquierda Unida hasta 2008, diputado por Asturias y Madrid en las Cortes Generales de 2000 a 2015.