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El metro madrileño que desaloja vecinos a su paso y las posibles causas que van de Aguirre hasta Ayuso


(Tiempo de lectura: 3 - 6 minutos)

Como en casi todo lo relativo a la Comunidad madrileña, una vez más hay que remontarse al mandato de Aguirre, aquella presidenta que lo fue por el Tamayazo cuando había operaciones urbanísticas de gran calado en juego. Como baza electoral en 2007 inauguró hasta dos veces un hospital, el del Henares. Una costumbre que ha heredado Ayuso, quien manejaba en su día una cuenta de twitter cuyo titular era Pecas, el perrito de Aguirre. Ahí tenemos el Zendal, cuyo presupuesto se fue disparatando a pesar de no contar con esos quirófanos por los que preguntó un tal Pablo Casado. Al Zendal hubo que llevar personal desde otros hospitales atestados de pacientes, aun cuando sus estadísticas de ingresos no se corresponden con tamaña inversión. Ese dispendio sólo ha servido para que hagan un pingüe negocio algunos promotores inmobiliarios con dinero publico. La cercanía con el aeropuerto de Barajas y la singular estructura del edificio hacen augurar que pudiera tener otro destino a medio plazo. Colinda por cierto con esa Ciudad de la Justicia que ahora se reactiva con miras a las próximas elecciones autonómicas.

Aunque no lo parezca, el excurso viene a cuento del metro que se decidió alargar para el hospital doblemente inaugurado por Aguirre. Cuando hay elecciones por delante se precipitan las inauguraciones y se activan todo tipo de planes relativos a servicios para la ciudadanía. ¿Había informes técnicos que desaconsejaban horadar ese túnel de metro? De ser así, ¿se les habría ignorado por una irresponsable precipitación para hacerse una foto de campaña? Muchas familias han pagado ese dislate quedándose sin vivienda. Nos hemos acostumbrado a los desahucios por impago. La ley ampara que quien ha pagado religiosamente una hipoteca durante algunos años y no puede seguir haciéndolo por quedarse sin trabajo pierda su cada conservando la deuda e incluso arrastrando a sus avalistas en esta ruina, mientras que pagamos entre todos la insolvencia de algunas entidades bancarias y una vez saneadas continúan bombeando beneficios privados con otro rótulo.

Las grietas iniciales fueron cobrando relevancia hasta implicar el derribo de algunas viviendas y el abandono de otras con gran precipitación, como si el proceso no hubiera dado señales de alarma desde hace mucho tiempo. Es una lástima que no se disponga de alguna vivienda social para realojar a los afectados. Quizá porque se suelen vender a fondos buitre que suben abusivamente los alquileres, aunque luego se procede a recalificar terrenos para nuevos parques de vivienda social. En todo caso se prevén indemnizaciones para quienes han perdido su techo y han tenido que irse con sus enseres a otra parte. Desde luego no se debería cubrir sólo el precio de una nueva vivienda, sino las molestias ocasionadas y los trastornos de todo tipo asociados a una situación tan traumática. Ese tramo de metro promete salir por un ojo de la cara y seguir teniendo empantanada la zona.

¿Por qué no se aquilató en su día con más calma el estado del subsuelo? “Vísteme despacio, que tengo prisa”, reza el refranero. ¿Cuál fue la razón de iniciar las obras con toda celeridad? ¿La demanda social o la propaganda electoral? Para colmo, Ayuso aplica de nuevo su doble rasero e imputa unas oscuras motivaciones políticas a la plataforma de afectados por hacer oír su voz al quejarse. Cuando la ciudadanía manifiesta su malestar, Ayuso se lo toma como un ataque personal, como si ella fuera el ombligo del mundo y la gente no tuviera otras preocupaciones que atacarla para deslucir su gestión política. El problema sanitario abarrotó las plazas y calles del centro de Madrid. Los usuarios de la sanidad pública han visto cómo se ha degradado el sistema como pacientes y los profesionales han pasado del aplauso al insulto sin solución de continuidad. En lugar de reconocer las disfunciones denunciadas, el gobierno de Ayuso se ceba con quienes encabezan las manifestaciones y disuelve los problemas al definirlos como una maniobra izquierdista en su contra. Centrará de nuevo su campaña electoral en descalificar al gobierno central y renegando de sus posibles errores.

Mientras tanto, los vecinos afectados por las obras del metro que debía hacerse a toda prisa para justificar el hospital de tuno, seguirán siendo tratados como si fueran victimas de una catástrofe natural y no de una pésima gestión política que supone una sangría para el erario público. Es una muestra más de que ciertos políticos tratan a sus electores como tales y no como ciudadanos a los que representar en la gestión de lo público, máxime cuando la pretensión es desmantelarlo para fomentar las prestaciones privadas directa o mediatamente. Inaugurar un hospital o alargar una estación de metro no debería decidir ningún voto, aunque quizá reparar en las truculentas consecuencias de ciertas precipitaciones bien pudieran hacerlo. Aguirre ha reconocido que le salieron ranas algunos de sus colaboradores más estrechos por haber tenido la mano muy larga. Casado quería vender el edificio de Génova porque su rehabilitación se sufragó irregularmente. Allí se rompieron a martillazos los ordenadores de Bárcenas. Rajoy perdió una moción de censura por un escándalo económico. El otro vicepresidente de Aznar, artífice del milagro económico ha pasado por la cárcel. Pero Feijó no sabe nada de todo esto y Ayuso revalidará el poder en una Comunidad autonómica donde su partido gobierna desde tiempo inmemorial.

El plano del metro madrileño apareció con una estación menos durante una campaña electoral que disputaron Aguirre y Simancas. Ayuso y su gurú mediático se las ingeniarán para sacar partido de otra estación. San Fernando de Henares, lejos de ser un lunar en la gestión del gobierno autonómico, se convertirá por ensalmo en un éxito sin precedentes. Frente a la pésima gestión de las corporaciones municipales izquierdistas que han pasado por allí, la Comunidad madrileña se presentará como el protector de los afectados y no reconocerá en absoluto los errores del pasado. Eso es algo que no te puedes permitir al estar en el lado bueno de la historia, combatiendo a los enemigos de la libertad. Que acusan a tu hermano de un contrato irregular, se acaba con el mensajero por mucho que fuera tu padrino político. Lo que sucedió en las residencias de ancianos al comenzar la pandemia, una rabieta del consejero de Ciudadanos. La situación del sistema sanitario madrileño, una conspiración en su contra de quienes quieren romper España y por lo tanto la ciudad que contiene a esta nación. Calumnia, que algo queda. Con esa divisa y sin escrúpulos cabe arrojar densas cortinas de humo sobre las tropelías propias.

La pesadilla de los vecinos afectados por una obra de metro mal calculada merecería un trato menos infantil y un ejercicio de responsabilidad política que parece brillar por su ausencia. Un buen equipo de letrados debería reclamar daños y perjuicios, aunque haya traumas que ningún dinero puede paliar.

 

Profesor de Investigación en el IFS- CSIC (GI TcP) e Historiador de las ideas Morales y Políticas. INconRES (PID2020-117219GB-I00) / RESPONTRUST (SGL2104001) / ON-TRUST CM (2019HUM5699) y PRECARITYLAB (PID2019-105803GB-I0)

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