El día después de la escapada de Núñez Feijóo
- Escrito por Gaspar Llamazares Trigo
- Publicado en Opinión
La resaca del debate de la moción de censura demuestra claramente que quien la perdió fue el grupo proponente y su candidato interpuesto. Al final Vox salió derrotado, tanto en los votos como en su frustrado intento de convertir el parlamento en el patio de Monipodio. También hemos podido comprobar que para la ultraderecha no ha bastado con la abstención de sus competidores de la derecha ni con que su presidente Núñez Feijóo se haya convertido en un maestro del escapismo, sobre todo si a ello se añade la ruptura de relaciones por parte de Isabel Ayuso ante la proximidad de la cita electoral en la Comunidad de Madrid. Tal parece que el anuncio de Abascal en Valladolid será beligerante con el partido popular.
Aunque de lo que no cabe duda es que la ambigüedad sino la cobardía de la derecha le ha hecho perder una vez más la oportunidad de mostrarse como el centro derecha moderado del que continuamente alardean y se proclaman. Porque una alternativa de gobierno que sea realmente seria no puede ponerse de perfil ante tamaño fraude a la moción de censura ni ante la grosera instrumentalización populista del Parlamento, tan solo distanciándose a toro pasado de la antipolítica, después de coincidir en la crítica, los objetivos y hasta en el respeto al candidato de la moción. Porque tampoco debía haber eludido el reto diferenciarse de la estrategia de una oposición de deslegitimación ni de presentar, aparte de la legítima crítica al gobierno, una política de alianzas abierta al acuerdo con otras fuerzas y a la vez que un mínimo programa político como soporte de su alternativa.
Sin embargo, la consecuencia más evidente del fracaso de la moción de censura ha sido la consolidación de la actual mayoría de gobierno y de la de investidura en su momento más delicado. Una mayoría compuesta por las izquierdas y los nacionalismos en toda su diversidad que ha cerrado filas como un frente de rechazo, tanto contra la moción de censura de la ultraderecha, como asimismo frente a la abstención de la derecha. Lo más significativo ha sido sobre todo su puesta de largo y con voluntad de permanencia de la actual mayoría como futuro apoyo de un hipotético gobierno progresista que pudiera salir de las próximas elecciones generales. Así, una cosa será el resultado electoral y otra la mayoría de gobierno que se articule.
No contento este fatal absentismo en un momento critico, Núñez Feijóo ha vuelto a equivocarse en relación a la cultura social de los españoles y con respecto a la Unión Europea rechazando la reforma de las pensiones precisamente ante la Comisión Europea que la ha negociado y avalado, y por contra sumándose a los recortes sociales y al conflicto en las calles que como consecuencia se vive estos días en Francia. Apareciendo en definitiva como un político incendiario, lejos de la moderación y agitando la misma bandera de la austeridad y de los recortes sociales y de pensiones del gobierno de Mariano Rajoy que trajeron consigo el conflicto social y una larga crisis política. Como consecuencia de todo ello Bruselas ha reaccionado en defensa del acuerdo y emplazándo al partido popular a una oposición constructiva.
Puesto a rechazar, Feijóo ha rechazado también la próxima reunión de Sánchez con el presidente Chino en el cincuenta aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas, abonando la impresión de que el liderazgo europeo e internacional será tanto una de las bazas de Sánchez en precampaña, como otro más de los puntos débiles de la estrategia de oposición del partido polular.
Uno de los fundamentales lo seguirá siendo la corrupción política, en que se seguirá intentando generalizar los casos que aparezcan para agitar la frustración de unos y la antipolítica de otros pero que serán difícilmente equiparables a la mafia política, judicial y mediática de las llamadas cloacas del Estado, creada por la derecha en el entorno del ministerio del interior para espiar, corromper, chantajear y bloquear la acción de la justicia, de la que cada día conocemos nuevos hechos delictivos.
Por otra parte, el INE ha hecho público el crecimiento del PIB en el año 2022 echando por tierra los malos augurios de los organismos oficiales y de la oposición de derechas frente a las previsiones presupuestarias, el incremento del salario mínimo y el acuerdo con los sindicatos y la Comisión Europea en la segunda reforma de las pensiones. Para decepción de aquellos acostumbrados a las profecías apocalípticas parece que el crecimiento en 2022 estará cerca del dos por ciento y la inflación seguirá un camino de moderación, si bien la cadena de valor de los alimentos puede que no acabe de moderarse. No parece que los anuncios de ruina y furia de la oposición con respecto a la economía se vayan a cumplir tampoco en este año electoral. Sin embargo, seguramente sean necesarias medidas adicionales, en particular para el mantenimiento de la excepción ibérica durante todo el año, poner en marcha de una vez por todas la cesta básica de la compra y para publicar y contener los márgenes empresariales en la cadena alimentaria.
Lo mismo ocurre con el anuncio de Concha Sáez de su decisión de abandonar el CGPJ, después de una denodada labor de oposición al presidente Lesmes. A la espera de su aceptación por parte del actual presidente, se ha abierto el debate en el sector progresista sobre el abandono colectivo del CGPJ órgano de gobierno de los jueces, para en caso improbable del acuerdo provocar la pérdida del quórum necesario para su funcionamiento y en todo caso presionar al partido popular para desbloquear su renovación, a las puertas de la presidencia española de la Unión Europea. Otro de los puntos fuertes del gobierno y débiles decla oposición.
También el proyecto de Sumar de Yolanda Díaz ha resultado fortalecido despues de la moción de censura. Por eso ha anunciado su presentación el próximo dos de Abril y emplazando a Podemos para que esté presente en la misma. Lo contrario no se entendería. Entre tanto, continúa la ofensiva rusa y se anuncia una contraofensiva ucraniana. Vuelve la crisis bancaria, ahora provocada por la deuda basura de los cocos, que sigue amenazando con extenderse. La financiarización como el enemigo de la economía real.
Gaspar Llamazares Trigo
Médico de formación, fue Coordinador General de Izquierda Unida hasta 2008, diputado por Asturias y Madrid en las Cortes Generales de 2000 a 2015.