HEMEROTECA       EDICIÓN:   ESP   |   AME   |   CAT
Apóyanos ⮕

Los productores del hedonismo egoísta


(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)
Ilustración de Fito Vázquez. Ilustración de Fito Vázquez.

Del Madrid de las “cañitas”, hasta el lúgubre final de 7.000 ancianos. Al parecer estamos en presencia de la huida de la frustración y la negación del deber de socorro. Esos escenarios contrapuestos son los que proponen los hechos. A pesar de que los relatos oficiales y las disculpas infames se reiteren. Los sentidos primarios surgen desde las profundas aguas de la desesperanza de los sueños rotos bajo las mentiras oficiales.

El hedonismo es la creencia que dicta que el placer, o, dicho de otra manera, la falta de dolor, es el principio más importante en determinar la moralidad de cualquier acción. Así, independientemente del tipo de hedonismo, y pese a que tal vez pueda ser una guía poco confiable de la moralidad, podría concluirse que ignora otros valores importantes como los límites de la libertad, propia y ajena, o la equidad, a la hora de evaluar lo que se considere bueno o malo.

En cualquier caso, el hedonismo egoísta requiere que las personas consideren solo su propio placer, o el de su grupo, al tomar decisiones. Por contra, el hedonismo altruista dicta que la creación del placer para todos es la mejor manera de medir si una acción es ética. Por tanto, hay diferencias entre procurar un placer que construya un bienestar general, al de que sólo procura el placer propio a costa del de los demás.

Cuando nos hacemos la pregunta sobre el grado de compromiso hacia las causas sociales, al parecer nos topamos con esta conducta que evita la implicación si esta no produce el suficiente placer. Porque el contribuir a la construcción de realidades que perfeccionen a la ciudadanía, más allá de la búsqueda de conductas que satisfagan las necesidades inmediatas, podría ser indicio de cual será el protagonismo de las generaciones que ya están aquí. Lo cierto es, que las diferentes propuestas políticas actuales, no parecen ser satisfactorias en términos de resolver las expectativas.

El tema no es menor, porque en el habitan la abstención o las conductas corruptas. Qué es la corrupción sino la búsqueda sin freno de apropiarse de recursos ajenos para fines insolidarios. En este sentido podría mencionarse la escasa ejemplaridad que suponen las conductas del emérito o la ilimitada avaricia de cierto modelo de gestión empresarial. Inclusive, en la cultura del escaso esfuerzo y máxima recompensa de los que disponen de privilegios. Todos tienen su origen las adicciones o la producción de frustraciones que acaban en que cerca del 10% de los jóvenes se encuentren dentro del riesgo de suicidio.

Me pregunto si la ausencia de ejemplaridad. La falta de incentivos nobles y solidarios. Si todo ello, no es el origen de este estado de inmoralidad que lo contamina todo. El cuadro de anomia se hace presente cuando las nieblas del placer efímero se disipan. Entonces dará igual que mueran niños mal nutridos. Que la sombra del odio siga creciendo. Que los ladrones se libren de su castigo. Que nos sigan engañando.

Si eso ocurre, es que los productores del hedonismo egoísta han triunfado.

 

Economista y analista político, experto en comunicación institucional.