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Post del episodio Bolaños


(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Descendió/ascendió al tuteo desde el tratamiento de autoridad en el minuto 14 de su intervención, el día 21 de septiembre de 2020, en la Real Casa de Correos, sede del gobierno de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso, presidenta, recibió a Pedro Sánchez, presidente, ante la hierática presencia de Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad, envarado como anticipador de la razzia que iba a enfrentar en marzo de 2021 contra el equipo de Ciudadanos por parte de la presidenta y sus leales.

“Madrid es España y en España”, fue la frase final de la comparecencia de Ayuso, con ese gusto por las composiciones macizas, como decía Baroja con que satisfacían a los líderes: “para arrastrar a una multitud lo que se necesita son palabras sonoras, gritos, una canción, una bandera, un tambor. Ideas, para qué”.

Todo aquello de España era un corolario para decretar el inicio de su trayectoria política, que para ella y su exactitud no tiene estación ni fin de trayecto, delante de veinticuatro banderas, doce por España, doce por Madrid, en efecto cremallera convenientemente estudiado para la dar la impresión de Estado y Estado.

Exactamente lo que se denigra cuando el presidente Sánchez viaja a Barcelona en cumplimiento de lo establecido por cualquier mesa de diálogo. Siete meses después convocó elecciones extraordinarias con los resultados conocidos, sepultó a Ignacio Aguado poco después de incitar al portazo a la vicepresidencia del gobierno de España a Pablo Iglesias.

Para desembocar, como las trayectorias azules de los ríos en los mapas físicos, en la apertura y puñetazo en el tablero del PP nacional que terminó con Pablo Casado en un escenario victimista con jeremiada y descabello de sus aparentes fieles y con un pasaporte a la gloria de la empresa privada. Todo ello por denunciar la riqueza del hermano de la presidenta Ayuso en un procedimiento express cuando la crisis biológica amenazaba a la población.

Aquel equilibrio de colores rojos y blancos, a juego con el cromatismo de la bandera de las estrellas madrileña, de septiembre de 2020, ahora se ha transmutado en el tono ala de mosca, entre gris y castaño, con hombrera de traje de luces, en mayo, el mes de las medias verónicas y los trincherazos que tanto admira Manolo Vicent.

Y el ala de mosca ha sido el elegido para el volapié contra el ministro Félix Bolaños, protagonista de tanto hieratismo como el previo de Ignacio Aguado cuando septiembre de 2020. Bolaños es ministro de la nación española, como lo es Margarita Robles. Tan español como el alcalde de Madrid, o como el jefe de la oposición.

Pero el dominio del plano debía ser ejercido con desprecio del adversario. Elegir entre cargos y entre españoles. Tú sí, tú no. Hay elecciones históricas, o de naturaleza salomónica, o de criterio de puerta de discoteca. Apúntese lo que convenga a la ocasión. El tiro de cámara del pasadizo por donde difícilmente se accedía a la tribuna no podía ser más que de factura de república centroafricana, como lo fue la defensa de la visión protocolaria de la escena.

El biógrafo de Pío Baroja, José Carlos Mainer, en repaso de su vida, en Taurus, edición 2012, dice que unos carlistas se afanaban en suprimir el morado del letrero de la enseña nacional del estanco, después de la guerra, y Don Pío sólo acertó a decir…”todo protocolo”.

A través del manual de apariciones, usos e instrucciones, en pompa y circunstancias de actos y eventos, interpretados por Alexandra Blázquez y su “organización perfectamente establecida”, Ayuso ha asaltado con un par de peldaños más su óptima estación donde la estabilidad es señal de poder omnímodo, que es lo que desea.

La circunspección desde el “kilómetro cero ferroviario”, con que definió la presidenta en septiembre del 2020 a Madrid, que ya es definición, se apoderó de los rostros de Bolaños, de Feijóo y de Margarita Robles.

El primero y la tercera ya han descontado el estado de ánimo, lo que conocía Javier Marías como “asombrosa perspicacia suave” (Debolsillo, 2019), pero al segundo le queda recorrido.

Periodista (Ciencias de la Información, Univ. Complutense de Madrid), colaborador en distintas cabeceras (Diario 16, El País, Época, El Independiente, Diario de Alcalá), miembro del Patronato de la Fundación Diario Madrid.