Adelanto electoral y el espectro del Alcoyano
- Escrito por Antonio Campuzano
- Publicado en Opinión
Adelanto electoral y el espectro del Alcoyano Antonio Campuzano Tras la rendición de Alemania, el 9 de mayo de 1945, el orondo desde todos los puntos de vista Winston Churchill, también el derivado del heroísmo al asumir el liderazgo de la resistencia británica, convocó elecciones para julio del año del fin de la guerra.
Todo parecía a favor de la decisión del primer ministro resistente, al frente de un gobierno desde 1940 sin posibilidad de convocar elecciones. La figura más visible frente a un disminuido Clement Attlee, líder laborista y miembro del gabinete del propio Churchill.
Attlee era mayor, 62 años, pero Churchill, lo era aún más, para cumplir 71. La facundia del final de una guerra en la que se había combatido al monstruo de la expansión sin límites y la barbarie y se había logrado su rendición y erradicación de las vías de la historia no fue suficiente para que subiera la sorpresa al marcador. Churchill y sus habanos se apagaban hasta su próximo encendido en 1951, nuevamente jefe de gobierno. Este es paradigmático ejemplo de la calidad de la sorpresa.
La sorpresa, en este momento, es la única agarradera del gobierno de coalición, dadas las objetivas condiciones emanadas de la jornada del domingo 28 de mayo. La cita electoral de mayo ha tenido una clave local y madrileña. Un porcentaje importante de lo relacionado con la noticia en estas fechas ha venido determinado por lo que hacía Díaz Ayuso. No había sentido de espectáculo sin la presencia de Ayuso y sus indisimuladas apetencias. Ahora parece un registro de distinta factura.
La urgencia de Pedro Sánchez tiene numerosas lecturas: la creación de una alarma social ante el crecimiento de gobiernos con la presencia de Vox; el aprovechamiento del semestre europeo que recae en España con sus idas y venidas por escenarios de gran exposición pública; la necesidad de cortar el cordón umbilical de las corrientes y las tendencias, la fuerza de la costumbre.
Voltear la tendencia a lo Clement Attlee con aquella sorpresa que asombró al mundo y en especial a Churchill no parece al alcance todos los humanos, si bien la relación de Sánchez con el riesgo acumulado y la proximidad a la suerte como sustancia que puede germinar y ser tratada en beneficio propio es una actividad que hace del presidente socialista un verdadero especialista. La práctica desaparición de Podemos y Ciudadanos pone en terminal suspensión el advenimiento de fuerzas alternativas que llegaron para quedarse hace ocho años.
Aquel ensayo ha quebrado de manera tenebrosa para el partido socialista por cuanto no tiene colaborador necesario. Unidas Podemos, en cualquiera de su versiones municipales o regionales, no ofrece beneficio por sus cifras de miniatura de apoyo ciudadano. Vox, por el contrario, presta los auxilios que sean necesarios para el desalojo de la filiación de izquierda y ocupa por derecho propio el espacio con que se presentó CS y que se ha revelado como una gigantesca calcomanía de la derecha del Partido Popular.
La bisagra de apertura en dos direcciones no es más que un mecanismo de suplantación del poder conservador: desvirtuado el préstamo, los prestamistas del PP exigen la devolución de su voto con la convicción de quien tiene derecho de propiedad. Ciudadanos pasará a la historia del juego de partidos del siglo XXI como una gran mixtificación que ejecutó con estilo de defraudador aventajado un abogado de muy poco bagaje profesional llamado Albert Rivera.
Pero la izquierda oficial del Psoe hace un llamamiento de bocina y aviso a todas las unidades porque necesita un recambio de Podemos, agostado en diferentes defecciones y, hay que reconocer también, objeto de la ferocidad retrógrada y mediática de Madrid y la meseta política.
Sin la némesis de Vox, que debería ser ostentada por Sumar, con el plebiscito de paz convenientemente firmado con los restos desnutridos electorales de Podemos, el calendario del 23-J no ofrece destellos de optimismo, aun cuando Sánchez se puede apuntar sin grandes esfuerzos a la sinceridad de Rafael Sánchez Ferlosio, en Campo de retamas (Literatura Random House, 2015), “moral, moral, la única que uno querría ya tener, a estas alturas, es la del Alcoyano”.
Antonio Campuzano
Periodista (Ciencias de la Información, Univ. Complutense de Madrid), colaborador en distintas cabeceras (Diario 16, El País, Época, El Independiente, Diario de Alcalá), miembro del Patronato de la Fundación Diario Madrid.