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¿Otra campaña electoral tóxica?


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La experiencia de la campaña electoral para la convocatoria del pasado 28 de mayo puede dar indicios de cómo se desarrollará la de la convocatoria del 23 de julio. En esta campaña han predominado temas colaterales a las elecciones, pero que servían para dos fines, a saber, “nacionalizar” las elecciones restándoles su contenido local e introducir dudas sobre la limpieza de las elecciones por si en su momento hubiera que utilizarlo como arma. Como la elección la ha ganado el difusor de las dudas, el Partido Popular, ya no se ha vuelto a poner en duda la honestidad del proceso electoral, pero aun así merece examinarse este fenómeno porque nunca se sabe si lo volverán a exhumar.

Un tema central de la campaña fue el tema de los candidatos de Bildu condenados por terrorismo y por asesinatos. El trasfondo de este asunto es la dependencia de los independentistas vascos y catalanes con las posiciones más extremas del nacionalismo. Siempre atemorizados por las posiciones extremas, siempre temerosos de que se les acuse de tibieza, en lugar de mantener una posición firme de alejamiento del terrorismo homicida que tanto practicó ETA, en Bildu tuvieron la idea de llevar a las candidaturas algunos asesinos. No le ha salido mal la operación electoral a Bildu pero, además de la dimensión ética, dio pie al Partido Popular para acusar al PSOE de complicidad (“que te vote Txapote”). Ha sido una operación inicua por vincular al PSOE con el terrorismo, pero hay que reconocer que muy eficaz, porque ha tenido efectos probablemente negativos en algunos electores dudosos, que quizá han pasado su voto a partidos más conservadores o se han abstenido. Es un ejemplo de manipulación que los partidos de la izquierda deben prever porque es muy posible que surja una situación similar, inesperada, que la derecha hinchará y manipulará.

Otro ejemplo de manipulación ha sido el intento de fraude electoral de Melilla y los intentos mínimos de compra de votos en otros Municipios. Desde 1977 las elecciones en España han sido esencialmente limpias y apenas se han conocido casos de fraudes y de delitos, porque el sistema electoral tiene muchas garantías y está muy controlado, tanto por la Administración electoral como por los propios partidos que concurren. El caso de Melilla sí tiene cierta relevancia, pero en los demás casos denunciados, con supuesta participación de PSOE y Partido Popular, el tema es bastante menor y es posible que en todas las elecciones haya habido algún intento de este tipo, sin mayores consecuencias. Pues bien, el partido que se benefició del caso “Tamayo” en la Comunidad de Madrid en 2003, ahora no sólo se ha rasgado las vestiduras, sino que ha intentado matar dos pájaros con un solo tiro y se basó en estos supuestos casos delictivos para desprestigiar al PSOE, pero también, llegado el caso, para preparar una maniobra “trumpista” o “bolsonarista” de desprestigio de la operación electoral, de supuesto robo a escala nacional. Como ha ganado el Partido Popular ya no hace falta echar basura sobre la limpieza de las elecciones, pero preparado estaba. Pero los infundios y la vinculación del PSOE con el fraude electoral es posible que hayan tenido resultados adversos para la izquierda. Curiosamente, el robo de las elecciones de 2003 nunca ha pasado factura a la derecha.

Estos dos ejemplos de cómo se puede enturbiar una campaña electoral, de cómo se puede acusar al adversario con mentiras, falacias y tergiversaciones nos indican que en la próxima campaña puede haber situaciones similares. Todavía no sabemos por dónde saldrán las derechas, pero en los estados mayores del Partido Popular y de Vox a estas horas deben estar preparando cuatro o cinco supuestos a los que agarrarse y lanzar basura sobre el PSOE y sobre el Gobierno. Habrá que estar atentos para responder de manera que el cuerpo electoral entienda la maniobra.

Subsecretario de Cultura y Deporte, Director general de Reclutamiento y Enseñanza Militar en el Ministerio de Defensa, Subdelegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Secretario General Técnico de los Ministerios de Vivienda, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Delegado de España en la primera reunión Intergubernamental de expertos sobre el anteproyecto de convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, organizada por la UNESCO, en los años 2002 y 2003.

Fue fundador y director del anuario Patrimonio Cultural y Derecho desde 1997. Hasta la fecha ha sido también vicepresidente de Hispania Nostra, Asociación para la defensa y promoción del Patrimonio Histórico.