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Agosto de emergencias y resaca electoral


(Tiempo de lectura: 3 - 5 minutos)

- (calor, violencia machista e incertidumbre) -

Continúa la tercera ola de calor y con ella la pertinaz sequía y los incendios explosivos, con los consiguientes efectos sobre la producción de alimentos, la salud del planeta y la salud humana en clave de inflación de precios, de la contaminación, así como del desplazamiento de enfermedades infecciosas y de incremento de casos de estress térmico y golpes de calor, en particular entre los trabajadores más expuestos y los sectores vulnerables por razones sociales, de edad o de salud. Se imponen la urgencia de medidas de protección y prevención en el ámbito laboral, además de la descarbonización y la transición energética con justicia social, de la movilidad activa y el nuevo urbanismo de los refugios climáticos y de la ruralización de las ciudades que ya se han convertido en algo urgente y esencial.

Sin embargo, a pesar de las evidencias en contrario, continúa el negacionismo climático entre los sectores de la ultraderecha, que unido al escepticismo vergonzante compartido dentro de los gobiernos de la derecha que parecen haber asumido no solo el programa sino también el la teoría de la conspiración por parte de los organismos internacionales contra la agroganaderia, con la consiguiente defensa de la adicción al agua para todos, del tráfico, la urbanización y la privatización de los servicios y el suelo público sin ningún freno. Sin embargo, uno y otro negacionismo no son una opción, se trata de una reacción suicida.

Los nuevos gobiernos de la derecha y de los ultras extienden el negacionismo del cambio climático al rechazo a las zonas de bajas emisiones en las ciudades, de la limitación al precio de los alquileres, junto a la negación de la violencia de género, la homofobia y de los derechos de los migrantes.

Todo ello, a pesar de que violencia machista se acentúa de nuevo en este periodo veraniego debido a la mayor cercanía del agresor a la víctima ,con un balance trágico de muertes, que por el contrario hace necesario el incremento de las medidas de protección y acabar con el negacionismo y la instrumentalización política del terrorismo machista.

Una demolición sistemática de los consensos construidos en la sociedad y en las instituciones como principal consecuencia de la normalización de los postulados de la ultraderecha y de su integración en el área de los gobiernos conservadores.

Negación también de los buenos datos de crecimiento y empleo en un contexto de crisis e incertidumbre, para volver en cada repunte de una inflación, por fin controlada, al delirio de ruina y el mantra de la rebaja de impuestos como bálsamo de fierabrás de las derechas.

El factor principal de la realidad política es la resaca de los resultados electorales sigue teniendo consecuencias en el interior de los partidos, en particular en el seno de la ultraderecha. En el recurso del PSOE ante el Tribunal Supremo y en la posición de los partidos para configurar mayorías parlamentarias, tanto en la mesa del congreso como de cara a la investidura del futuro gobierno. De un lado, la derecha del PP sigue empeñada en exhibir la victoria pírrica de su ventaja electoral junto con la ultraderecha, mientras que la izquierda esgrime su capacidad para sumar una mayoría parlamentaria, aunque con el interrogante del verso suelto de junts. Por eso, desde la junta electoral y hasta la sala de vacaciones del Tribunal Constitucional meten baza en el proceso. Lo que a estas alturas está claro es que el PP cuenta con el rechazo mayoritario del Parlamento y que por tanto su candidatura está abocada al fracaso.

La próxima Constitución del Congreso el día 17 será la expresión de la relación de fuerzas y asimismo el precedente de una mayoría de investidura que probablemente se haga esperar en el tiempo.

En este sentido, la crisis provocada por la pérdida electoral y la frustración de la expectativa de cambio de ciclo y de una nueva mayoría, que se daba por descontada en los medios de la derecha, se ha saldado por ahora con la salida del hasta ahora portavoz de Vox: Iván Espinosa de los Monteros, del grupo parlamentario y de la dirección de los inquebrantables de la ultraderecha con la posterior renuncia de Luis Steegmann al acta de diputado, lo que es un reflejo de la difícil digestión de los resultados electorales, en particular dentro de Vox pero también en general en el conjunto de la derecha. Y es que la expectativa de la suma virtuosa ha fracasado dentro de Vox y en el conjunto de la derecha ante la frustración electoral y la imposibilidad de lograr un acuerdo mayoritario para la investidura de Núñez Feijóo. Entre tanto, fuera continúa la degradación de la guerra en Ucrania, la amenaza del narcoestado en Ecuador y la inestabilidad en el Sahel.

Lo dicho: olas de calor, violencia machista e inseguridad internacional.

 

Médico de formación, fue Coordinador General de Izquierda Unida hasta 2008, diputado por Asturias y Madrid en las Cortes Generales de 2000 a 2015.