¿Candidato a presidente o jefe de la oposición?
- Escrito por Javier García Fernández
- Publicado en Opinión
Pocas veces se ve en la vida política un fenómeno tan curioso y hasta esquizofrénico en el que un mismo político quiere jugar dos papeles antagónicos. Pocas veces ocurre, de modo que hay que fijarse con mucha atención en la conducta de Núñez Feijóo cuando le veremos, con muy pocas horas de diferencia, desempeñar el papel de líder de la protesta callejera y a continuación, casi sin cambiarse de ropa, acudir al Congreso de los Diputados para transformase en candidato a Presidente del Gobierno. Se me dirá, con razón, que todo líder de la oposición que se precie quiere ser Presidente del Gobierno y para ello moviliza a su partido para convencer de sus cualidades gubernamentales al cuerpo electoral. Ello es cierto, pero el papel de líder de la posición se inicia DESPUÉS de que un Parlamento otorgue su confianza a un candidato; es decir, se trata de una secuencia temporal en la que el Parlamento otorga la confianza a un candidato y a continuación otro líder de otro partido, al constatar que no ha sido elegido presidente del Gobierno, se erige en líder de la oposición. Pero, no es usual que una figura política practique ambos roles con muy pocas horas de diferencia.
Todo empezó… la noche en que Núñez Feijóo descubrió que no tenía votos suficientes en el Congreso para ser investido Presidente del Gobierno. Los escaños del Partido Popular, de Vox, de UPN y de Coalición Canaria no daban para llevarle a la Moncloa. En ese momento, una persona imbuida del principio de realidad habría asumido la derrota y habría empezado a prepararse a dirigir la oposición desde su escaño del Congreso, sin perjuicio de pensar que, al estar tan ajustados los Diputados progresistas, a lo mejor hay que repetir elecciones. Pero el Presidente del Partido Popular prefirió soñar para evitar la realidad tan dura. De modo que se inventó la falacia de ser el ganador de las elecciones, elaboró la teoría pseudo-democrática de que debe gobernar la lista más votada y presionó (con los medios de comunicación adictos, que son muchos) al Rey para que le propusiera como candidato. Y poderosos argumentos debió esgrimir ante el Monarca para que éste cediera, a sabiendas de que va a ser una investidura fallida.
Tenemos aquí el primer error político y psicológico de Núñez Feijóo al creer que podría convencer al PNV de que le votara como Presidente. ¿No se dio cuenta el dirigente conservador de que el aliento de Bildu ha llegado al cogote del PNV y que éste no se puede permitir un gesto tan españolista como dar el Gobierno al Partido Popular? Es posible que el político gallego pensara que merecía la pena participar en la investidura fallida porque, por un lado, tenía una ocasión única de defender su programa de gobierno ante todos los ciudadanos y, de otro lado, obligaba al PSOE a entrar en una negociación con un término limitado, en tiempo de descuento, que es una forma de conseguir que fracase una negociación compleja. Hasta ahí, asumiendo que no será investido, Núñez Feijóo podía sacar algunos beneficios a su fracaso. Pero, en lugar de seguir en línea recta esa táctica, el presidente del Partido Popular decidió cambiar de caballo en medio del río.
Peor aún, decidió montar dos caballos a la vez. El líder conservador había calculado mal los tiempos y, en lugar de pedir una votación de investidura rápida, pidió tiempo a la Presidenta del Congreso y si no quieres una taza, toma dos… De modo que la nueva Presidenta del Congreso le otorgó un generoso tiempo de varias semanas. Y ahí empezó Núñez Feijóo a entrar en arenas movedizas, que todavía se lo pueden tragar. Porque quedó en evidencia que el político gallego no necesita tiempo, porque sus hipotéticos apoyos se obtienen en una tarde bien aprovechada. Y, a sabiendas de su fracaso, intentó más reuniones con el PNV y hasta un intento de sondear a Junts, al diablo con rabo y cuernos. Estos días se dice incluso que quiere reunirse con los Sindicatos y con la CEOE, como si el Congreso fuese una Cámara corporativa donde todos éstos estuvieran representados.
Como Núñez Feijóo demostró que no tenía con quien reunirse para obtener apoyos a su Presidencia, y como todo el mundo (en su partido y fuera de éste) se dio cuenta de su soledad, decidió abrir un nuevo camino para disimular su fracaso… Y se montó sobre un segundo caballo. De modo que con el pretexto de las exigencias de amnistía de Junts, exigencias de las que todavía no ha hablado el Presidente del Gobierno ni la Ministra de Justicia, el Partido Popular montó una campaña de oposición preventiva contra lo que aún no existe y no sabemos si existirá.
Con apoyo de los medios de comunicación adictos, el Partido Popular ha montado una campaña mediática e intelectualmente falaz donde todos los juristas de derechas que se precian aportan su grano de arena afirmando alegremente que la amnistía no cabe en la Constitución, cuando ésta, simplemente, no la ha regulado, pero no prohibido (ya habrá tiempo de volver a este tema las próximas semanas). Ha sido una campaña intelectualmente falaz, repito, porque se han desquiciado los argumentos pseudo-jurídicos contra la amnistía y muy pocos artículos han sido capaces de explicar con honestidad la complejidad del tema. Y para terminar de ensuciar el problema el Partido Popular y los periódicos de la derecha han dado la palabra a un grupo muy reducido de ex-dirigentes del PSOE que se han prestado a hacerle la campaña al Partido Popular (digo yo que será porque prefieren que gobierne Núñez Feijóo).
Así que sólo faltaba dar realce al talismán de la amnistía, talismán hipotético porque aún no ha aparecido y, siguiendo las órdenes de José María Aznar, el aspirante a presidente del Gobierno ha renunciado a encerrarse en su despacho para preparar su discurso y ha convocado un “mitin de partido” en la Plaza de Colón de Madrid, dando esta denominación para que no se le cuele Vox. Ahí tenemos al jinete que, como los caballistas húngaros, va subido en dos caballos a la vez. Pero esto no es un espectáculo de los que llevan a los turistas a la llanura húngara. Esto es una situación donde todos los españoles han visto que Núñez Feijóo no ha sabido dominar el caballo del candidato a Presidente y se ha precipitado sobre un segundo corcel para ejercer de opositor mediante una movilización preventiva (como titulaba el editorial de El Periódico de España el 15 de septiembre de 2023) y con el deshonesto método de querer dividir en dos al PSOE, como se ve en la siguiente información de La Vanguardia de 16 de septiembre: “Feijóo avisa al Gobierno de que el PSOE no avala la amnistía” (sic).
Por eso, Núñez Feijóo fracasará como opositor y como candidato a Presidente. Los tambores de guerra ya sonaban el domingo 17 de septiembre en los artículos de los directores de ABC y El Mundo, diarios donde empiezan a aparecer artículos críticos de sus colaboradores habituales (por ejemplo, “El desgraciado mitin del PP”, de Juan Carlos Girauta, ABC, 16 de septiembre de 2023). Habrá que ver como combina el Partido Popular, como hacían los comunistas en países occidentales, la lucha en la calle y en las instituciones, pero todo hace pensar que los dos caballos sobre los que va montado Núñez Feijóo acabarán marchando en direcciones opuesta y el jinete acabará en el suelo y con la Presidencia del partido desrozada.
Javier García Fernández
Subsecretario de Cultura y Deporte, Director general de Reclutamiento y Enseñanza Militar en el Ministerio de Defensa, Subdelegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Secretario General Técnico de los Ministerios de Vivienda, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Delegado de España en la primera reunión Intergubernamental de expertos sobre el anteproyecto de convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, organizada por la UNESCO, en los años 2002 y 2003.
Fue fundador y director del anuario Patrimonio Cultural y Derecho desde 1997. Hasta la fecha ha sido también vicepresidente de Hispania Nostra, Asociación para la defensa y promoción del Patrimonio Histórico.