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Meter por los ojos


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La estrategia del Partido Popular es transparente y se organiza en dos ideas que se fundamentan psicológicamente en una. Primero, meter falsos dilemas dicotómicos por los ojos para cegar intelectualmente tanto al común de los mortales como a los divinos de la política. La potencia emocional de lo dicotómico, de elegir entre “o tú o nada” que decía Pablo Abraira, es indiscutible. El PP usa un lenguaje binario, como los sistemas informáticos, para programar ideológicamente el debate. Es, en definitiva, una fórmula destilada de poner orejeras a la realidad política. Solo es o será lo que ves que te digo. Y solo te dejo ver lo que sirve para ocultar todo lo demás.

Empiedran con ello el debate político y público. Los medios de comunicación, incluso los menos conservadores, siguen la estela de los falsos dilemas. No solo de qué se habla (toman la agenda), sino que prescriben cómo se habla. Dos por una: toman la agenda y le dan forma.

La segunda estrategia es conocida como “el abrazo del oso”. El PP abraza a Vox no solo por ser parte de él, sino para mostrar que son lo mismo y que dará igual. Electoralmente le va a chupar la energía suficiente para crecer un palmo más. En esa los medios progresistas le ayudan sin saberlo. Son como Vox, son Vox, a lo que en el PP piensan: ¿a que sí? Es la estrategia del chiste “miénteme Pinocho”. En el PP saben que cuanto más mienten y falsean, más crecen sobre la tierra quemada de Vox. Están en establecer y consolidar un cordón con Vox, solo que no sanitario y sí umbilical.

La más en boga hoy en día es la basada en los falsos dilemas. Así, desde el PP incitan a los diputados socialistas a cometer un crimen de honor político para defender la dignidad y la honra de ¿qué? Una, grande y libre a lo Ayuso. Usted dirá. “Eso es para bobos. A un político curtido no le metes una idea en el ojo”. Pues prefiero llamarles bobos embaucados a como los nombrarían las alternativas.

Así, por ejemplo, cuando FG y otros mantienen que debe gobernar el que más votos obtenga (da igual por cuanto) ignoran y ocultan lo fundamental: que esto no va de quién gobierna (la persona), sino de lo que quieren hacer con el gobierno (qué políticas). Al parecer, un partido que defiende y promueve políticas progresistas (ley de eutanasia, igualdad de género, lucha contra la desigualdad y la pobreza infantil, incremento del salario mínimo, límites al abuso de las élites económicas y eclesiales…), todas ellas protestadas o recurridas por el PP o Vox, debe ceder a la demolición de lo logrado.

Rajoy presumía que la Ley de Memoria Histórica la anuló al dejarla sin presupuesto y paralizó la ayuda a la dependencia. En definitiva, deshizo el camino andado. ¿Propone entonces un socialista que se les otorgue a la derecha y la extrema derecha el poder para hacer sus cosas de derechas? No va solo de quién gobierna. Lo importante es para quién gobierna. El no dilema lo dejaba explícito Aitor Esteban. Entre amnistía y Feijoo con Vox, amnistía. Es obvio. La alternativa es entre amnistía (negociación) o el conjunto de las políticas que Vox y el PP tienen planeadas para los españoles.

Y eso es lo curioso y lo que revela esta reflexión. Al parecer el españolismo extremo (ultra) con raíces en la idea franquista de España es mejor que atraer a la política a los nacionalismos que también forman parte intrínseca e histórica de España. Por decirlo en plata: prefiere FG y AG que Vox gobierne con el PP. Un gobierno de quienes proponen ilegalizar partidos democráticos, la devolución de competencias autonómicas al Estado, poner en valor la idiosincrasia torera, desproteger a la mujer frente a la violencia de género o reducir a “mariconas y tortilleras” la leyes de libertad sexual y consolidar una policía patriótica al servicio del partido para (como diría Groucho Marx y dos huevos duros) defender la unidad de España. Que amenaza con respuestas militares a las demandas de los nacionalistas y cuya mayor expresión de negociación democrática es la violencia y la represión. Con tan poco respeto al espíritu y la letra de la Constitución española que mantiene secuestrado al CGPJ durante años.

Por dejarlo fácil, permitir que gobierne el más votado para que nombren a Hermann Leopoldo Tertsch y del Valle de Lersundi como Ministro de Cultura y a Fátima Báñez de Ministra de Trabajo con una virgen sevillana de subsecretaria para fomento del empleo. De eso va lo que piden. No de que gobierne el más votado, y sí de nostalgia del franquismo y la impronta de su idea de España. De machacar los esfuerzos contra la desigualdad y la protección social.

Hay quienes se consideran socialistas porque tienen un carnet que lo dice, aunque pican en todos los cebos de la derecha. Como gritaba Ayuso espantada “¡quieren un Estado laico!”. Existe un socialismo clerical y una extrema derecha ultracatólica que cuando se miran entre ellos, en el otro se encuentran a sí mismos en el espejo del pasado. Al fin y al cabo, son las dos tapas del mismo libro. Quiero decir memorias. Por cierto, enhorabuena al autor de tomo y lomo. Ya como cotilleo, me sorprendió la gran cantidad de pelo que conservan Alfonso Guerra y Felipe González, tanto propio como de la dehesa.

 

Catedrático de Sociología Matemática.