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Ayuso y el faro de la tribuna de invitados


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La primera novela de Miguel Delibes, premio Nadal en 1947, apareció un año después con el nombre de “La sombra del ciprés es alargada”, y supuso una pieza de reflexión con las categorías de la muerte, el dolor, el pesimismo, la soledad, como redundantes en su desarrollo e interpretación en una España desolada por la posguerra y la superación del desgarrador conflicto civil.

El ciprés puede alcanzar los veinte metros de altura y su promedio de vida es de 300 años. Pues bien, bien modelada la comparativa en tiempo biológico y altura, lo cierto es que la presidenta Díaz Ayuso proyecta desde ya una “alargada sombra” sobre el jefe de la oposición conservadora Núñez Feijóo. En el aljibe de recuerdos válidos para el prontuario de hechos extraordinarios que acompañarán históricamente los días de la fructífera investidura del presidente Sánchez ya se encuentra grabada en memorias y recuerdos el plano de la tribuna de invitados donde la atención de Ayuso gravitaba como la que más.

Máxime cuando fue interpelada en un turno de intervención por el candidato Sánchez. Por delante las rodillas aparentemente flageladas en la misma proporción que las imágenes de Jesucristo camino del Gólgota, el estallido de la presidenta madrileña tuvo sus ánodos y sus cátodos en la producción de la energía eléctrica que salió de su boquita de piñón. Los dardos del examinado alcanzaron en las réplicas a los presidentes de Murcia o Castilla León, favorecidos por las aportaciones de Vox a sus ejecutivos, pero eran recibidos por los aludidos como chascarrillos y ocurrencias.

Llegado el caso de Ayuso, avivó el asunto familiar que originó el chasquido contra la presunta corrupción que afectaba a un hermano de la presidenta Ayuso, con intervención directa en un goloso contrato con adjudicación extraordinaria en tiempos primeros de la pandemia. Las fiscalías española y europea no vieron delito, pero Pablo Casado vio inmoralidad incompatible con el devocionario del partido de la calle Génova. Rescatado el ejemplo inmoral que también afectaba a la hermana del agraciado, se activaron los detectores de fuego y se inundó el piso a los pies de Casado.

El procedimiento por el que Casado fue cooptado por Feijóo entre grandes ovaciones de Ayuso fue interpretado en sede parlamentaria por Sánchez como prueba indiciaria de las maneras de la ahora conocida como frutera, antes tabernera hasta la obtención del certificado de adalid de la libertad. Con un leve movimiento de piernas para permitir la visión de las llagas de rodillas y un “hijo de puta”, con la ley del mínimo esfuerzo, se ha producido el robo del escalafón de la teatralidad del PP en la investidura. La campechanía, homologada como virtud en el Rey emérito o la antecesora en la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, resiste mucho más la convalidación en el caso de la levantisca Isabel, quien goza únicamente del apoyo y fidelidad de sus numerosos votantes en su circunscripción. Al menos de momento habida cuenta de su presentación electoral en la comunidad que aloja a la capital de España.

Que sus aspiraciones pueden ser otras pertenece al misterio desvelable por ella y sus íntimos, pero su reacción de venablo campechano, “hijoputa”, tan apegado al solar de la patria, denota dos necesidades de manifestación y la voluntad de las mismas: no ha sanado del todo la patología producida por el contrato de las mascarillas ligadas a la comisión de 234000 euros de su hermano. Como dice la dramaturga francesa Yasmina Reza, en “Serge” (Anagrama), “el carácter reversible del juicio a partir de los mismos hechos es un fenómeno tan frecuente como inquietante”.

Segundo: da la lectura de la vida y milagros de la ilustre visitante de la tribuna de invitados se infiere que, con la ayuda de los vigilantes de la estabilidad de la comunidad de vecinos de Génova, 13, Feijóo hará bien en no confiarse de las citas de Machado, ̈hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora”. La tribuna del Congreso es un faro que permite amplias contemplaciones.

 

Periodista (Ciencias de la Información, Univ. Complutense de Madrid), colaborador en distintas cabeceras (Diario 16, El País, Época, El Independiente, Diario de Alcalá), miembro del Patronato de la Fundación Diario Madrid.