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El síndrome de las 21 condiciones


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En la entrevista que Pablo Iglesias ha realizado a Pedro Vallín, autor del polémico libro : “Me cago en Godard”, en su programa “otra vuelta de tuerca”, y que me va a ser de utilidad para discutir con Alfonso Peláez en la presentación de su ensayo sobre el cine de La Gran Guerra, al ir finalizando la misma, y después de los test últimos, Iglesias le preguntó por algún político que le gustara, y ¡ZAS¡ se le cambió el semblante, cuando Vallín nombró a Abalos como un político de referencia.

A mi juicio puso de manifiesto lo que yo llamaría “el síndrome de las 21 condiciones”, aquellas que se tenían que cumplir para ingresar en la Internacional Comunista y que los socialistas de la época no aceptaron. Ese puede ser unos de los motivos de los desencuentros permanentes que tiene Iglesias con el PSOE. Decía Palinuro, o lo que es lo mismo Ramón Cotarelo, que con sus luces y sombras, los gobiernos del PSOE han sido globalmente positivos para el país, es absurdo negarlo, y sin embargo se niega. Sería bueno poner a disposición de los negadores el libro: “La década del cambio”, donde se analizan los logros de los primeros años del gobierno de González. Decía Cotarelo que odian por ser el partido más antiguo, por seguir siendo un partido, por haber ganado elecciones limpiamente, por haber gobernado, por haber sabido perder en unos casos y triunfar en otros. Es decir, los odian por lo que se suele odiar a mucha gente en España: por hacer cosas. El odio de la derecha al PSOE es profundo, casi genético. Y así lo ha demostrado Abascal al calificarle de partido criminal, pero lo que no comprendemos es el ataque permanente que sufrimos. Iglesias no sabe hasta qué punto nos causa dolor cuando, por un análisis electoral, nos sitúa en una coalición con la derecha.

Me da la sensación que muchos en Podemos no han dejado de considerarse la "verdadera", la "auténtica" izquierda frente a una socialdemocracia oportunista que se encaramaba a los gobiernos y se aburguesaba traicionando a los trabajadores, pero a mi juicio, y ahí estaría el fondo de mi discrepancia, esos gobiernos en España y otros países de Europa fueron los únicos de izquierda real que hubo en el siglo XX y, dicho sea de paso, cambiaron sustancialmente la cara del capitalismo. (casi copio literal de Paliduro)

Y, sin embargo, ahora que la Constitución figura en el frontispicio de los debates televisivos, esa “izquierda” los propone como modelos a los que hay que volver, pero sin reconocer un ápice el mérito de los socialdemócratas. Al contrario, culpándolos no solo de sus culpas sino, en un frenesí de odio, también de las ajenas. Para esta izquierda "verdadera", que lleva cien años hablando sin hacer nada, el verdadero enemigo no es la derecha; es la socialdemocracia. Lo vimos con Anguita con su política de las dos orillas, y lo estamos viendo ahora con las cuatro negativas a dar un gobierno al PSOE.

Iglesias es un gran comunicador y nos encanta los programas que hace en TV. Si tuviéramos que votar para que nos hiciera un programa al modo de los de “A fondo” tendría mi voto sin ninguna duda, pero la cosa es más seria. Tenemos que superar (seguramente todos) el síndrome de las 21 condiciones. 

Miembro de Arco Europeo Progresista, y del Colectivo Rousseau, Premio Jean Jaures en defensa del laicismo, premio Arturo Pajuelo a la labor cívica y social, escribe en la revista Entreletras, y los periódicos BEZ, Aquíenlasierra y huffington post. Ha sido miembro del Comite Regional del PSOE en Madrid.

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