Pensando en positivo sobre el virus
- Escrito por J. Guillermo Fouce Fernández
- Publicado en Opinión
Estamos en una situación de crisis global, una pandemia mundial que está causando muchas muertes y un cambio mundial en nuestras formas de vivir y de resultados aún por vislumbrar. Pero, en medio de todos estos elementos negativos que solemos recibir constantemente en todos los medios de comunicación día y noche, podemos también intentar encontrar algunos elementos positivos sobre los que pensar y reflexionar.
Suele decirse que, en la palabra y el concepto de crisis, podemos encontrar oportunidades, así se refleja por ejemplo en la palabra en japonés que define la crisis (危機=kiki) compuesta por los caracteres 危=»peligro» y 機=»oportunidad». Una crisis puede desestabilizarnos y abocarnos a un cambio inesperado, pero también constituye una gran oportunidad para crecer y re direccionar nuestra vida. Aunque este es un concepto cierto y aprovechable, también fue usado en negativo por autores como Milton Freedman y su doctrina del shock, premio nobel de Economía y uno de los máximos adalides e ideólogos del neoliberalismo radical, que contribuyó a instaurar un gobierno como el Chile de Pinochet con los conocidos como Chicago Boys, o en el gobierno de Margaret Tacher, crisis como concepto de oportunidad, que el propio Freedman usó para referirse a las inundaciones de Oklahoma, como una oportunidad desde su cruzada contra los servicios públicos para privatizar todo lo que se pudiese. La crisis es, por tanto, un riesgo y una oportunidad, cierto, pero puede también ser usada para instaurar una agenda oculta de recortes a la libertad y a los servicios públicos aprovechando el estado de shock. Crisis que pueden aprovecharse también, y lo estamos viendo también con cierta frecuencia, para introducir pensamientos y explicaciones demagógicas o que rechacen al otro, sembrando el odio, o para hacer demagogia y sembrar el rechazo a quien tiene que tomar decisiones en situaciones de amplia incertidumbre en que resulta fácil equivocarse.
Pero pensemos en oportunidades y elementos positivos de la situación, sin dejar de estar alerta de los posibles malos usos de la idea; para empezar cabría destacar las muchas personas que están curándose y superando el virus algo no suficientemente destacado en las noticias que nos llegan; también se están produciendo diferentes y variadas muestras de solidaridad mucho más frecuentes que las muestras de insolidaridad o que se salten el confinamiento, resulta muy relevante ver como casi todos y todas las ciudadanas se ayudan, se vuelcan en responder a la situación y sus desafíos o se apoyan los unos a los otros; es de admirar también como se están desarrollando respuestas creativas y respuestas de humor para responder a los desafíos que se tienen delante, una forma de mostrar y demostrar flexibilidad y capacidad de adaptación como nuevos recursos y habilidades que estamos demostrando poder desarrollar e implementar. Resulta una oportunidad también que valoremos nuestra sanidad pública y universal y lo que nos aporta después de años de reiterados ataques y recortes, tachándola de ineficiente y suprimible por sistemas de sanidad privados, que dejan abandonados a aquellas personas que no tienen recursos, una oportunidad de valorar nuestros servicios públicos que ojalá no olvidemos y recordemos cuando todo esto pase, porque es lo que nos está salvando y recuperando, de hecho los sanitarios piden no solo aplausos y reconocimientos, sino que no nos olvidemos de ellos cuando esto pase y de los recortes en materiales, personal y recursos que vienen sufriendo a lo largo de los años.
También están otros elementos globales, como la mejora del medio ambiente, o elementos más individuales como la necesaria reflexión a desarrollar sobre la necesidad de ir más despacio en nuestras vidas, disfrutando más de la relación con los otros, de las pequeñas cosas, valorando más lo que no tenemos en este momento: las relaciones con los otros, el medio abierto….disfrutando además de la calma, de tomarse la vida más tranquila y sosegadamente, disfrutando de la familia, de nuestros hijos, de nuestras aficiones, de leer, de escuchar música, de cocinar, de hacer aquello para lo que habitualmente no creemos tener tiempo.
Ojalá aprovechemos la oportunidad como sociedades para revindicar y vivir más en solidaridad, defendiendo lo público que es lo de todos, respetando el medio ambiente y equilibrando nuestras vidas, encontrando nuevos recursos y habilidades después de superar la crisis, de nosotros depende.
J. Guillermo Fouce Fernández
Doctor en psicología, presidente de la Fundación Psicología sin Fronteras, vocal del colegio oficial de psicólogos de Madrid en intervención social y emergencias. Trabaja en la actualidad en el Ayuntamiento de Getafe en el área de salud, consumo y adicciones, con más de 15 años de experiencia docente en diferentes universidades y con varios libros y artículos.
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