Terrorismo de guante blanco

Me dirijo a los partidos de derechas que, abusando de la democracia existente en este país, están llevando a una parte de la población a enfrentarse con la otra, de una manera total y absolutamente demencial, en el estricto sentido de la palabra, porque están empujando a personas mayores, a jóvenes, a madres y padres que llevan a sus hijos, no solo a enfrentarse a la legítima autoridad, sino a poner en riesgo la salud de todos y de todas.

Basta ya de esta locura, basta ya de este sin sentido que trae aún más dolor que el dolor y la angustia que estamos pasando. Basta ya, porque esos partidos que empujan a parte de la ciudadanía a cometer esos actos, están a punto traspasar la línea hacia un terrorismo de guante blanco.

Ventajistas del tres al cuarto, aprovechan la situación de debilidad y confinamiento para abusar, sí abusar, como cualquier matón de patio de unas circunstancias que nos hacen vulnerables e inermes ante una situación que han provocado aquellos que se le harta la boca de llamarse patriotas.

Durante semanas hemos aguantado sus mentiras, sus bulos, sus empujones para desestabilizar el sistema democrático que es lo único que tenemos para hacer frente a una enfermedad que se ha llevado a tanta gente y causado sufrimiento a mucha más. Titulares embusteros, falsas noticias, ridículas intervenciones parlamentarias, insultos, calumnias… Pero no les ha bastado y ahora han echado a la gente a la calle.

Vergüenza da escuchar las palabras de la presidenta de la comunidad de Madrid, amenazando con que lo que estamos viendo en el barrio de Salamanca o Chamberí no va a ser nada comparado con lo que va a ocurrir cuando se levante el confinamiento. Lo dice con una chulería impropia del cargo de representa, pero que no se merece.

Qué decir del líder de la oposición, sin criterio, sin alternativa, sin que ni siquiera se le vea un atisbo de grandeza ofreciendo la mano, aunque solo sea por la salud de sus votantes… Claro que viendo el pelaje de estos, que son capaces de preferir contagiarse a dejar que España, esa que dicen amar tanto, pueda salir con tranquilidad y sosiego de esta crisis.

Pero lo peor de todo es de qué manera ensucian la palabra libertad. Los mismos que niegan la violencia de género, o el derecho al aborto, o el matrimonio entre el mismo sexo, hablan de libertad; los que aprobaron la ley mordaza, hablan de libertad; los que no quieren migrantes, ni a nadie que piense diferente a ellos, hablan de libertad.

Para rematar la bandera, cubrir su desvergüenza con ella, como si los demás no tuviéramos derecho a sentirnos representados en ella.

Millones de euros gastados, profesionales trabajando día y noche, todo un país, empujando con una disciplina espartana, para que ahora estos partidos del tres al cuarto, liderados por gente mediocre, pero que utiliza la manipulación de las emociones más primarias, vengan a tirar por tierra todo el esfuerzo.

¡Basta ya, de verdad, basta ya! No nos lo merecemos.