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Teleasistencia. Grandes beneficios con pequeño coste económico


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La prestación de la Teleasistencia es un servicio que facilita la asistencia a las personas beneficiarias, en respuesta inmediata ante situaciones de emergencia, de inseguridad, soledad y aislamiento, según recoge la Ley 39/2006 de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.

La teleasistencia domiciliaria básica funciona a través de la línea telefónica, permitiendo a las personas mayores y/o personas con discapacidad, con sólo presionar el pulsador colgado en el cuello o sujeto a la muñeca, entrar en contacto verbal ‘manos libres’ con un centro atendido por personal específicamente preparado para dar respuesta adecuada a la necesidad presentada, movilizando los recursos humanos o materiales precisos.

Recientemente se ha puesto en marcha la teleasistencia avanzada, que permite actuar no sólo en caso de emergencia de forma reactiva, sino también anticiparse de forma proactiva ante posibles riesgos: detector de humos, controles de tensión y/o glucosa, sensores de movimiento o de su ausencia, aviso si no se abre la nevera o si se abre la puerta y luego no se cierra…

Con este servicio se posibilita a las personas mayores o con discapacidad, que no necesitan de atención permanente de otras personas, tener la seguridad de que ante situaciones tales como crisis de angustia y soledad, caídas, emergencias sanitarias, accidentes domésticos en su vivienda, puedan contactar de forma inmediata con el centro de atención.

Se trata de dar respuesta al deseo de todas estas personas de permanecer el mayor tiempo posible en sus domicilios y poder vivir con dignidad pero con los apoyos necesarios que les aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado.

El programa de Teleasistencia procura tranquilidad y seguridad tanto a las personas usuarias como a sus familias por estar atendidas las 24 horas del día y los 365 días del año.

Se financia a través del Plan Concertado con la implicación de las administraciones central, autonómica y local, con un pequeño copago por parte del beneficiario y se solicita en los servicios sociales de los ayuntamientos.

Tiene como fin mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, favoreciendo la permanencia y el contacto con su entorno familiar y social y contribuye a evitar ingresos innecesarios en centros residenciales.

Permite ser atendido no sólo en caso de emergencia, también para recordar citas, toma de medicación, hacer controles y seguimiento, y puede activarse siempre que se desee para conversar y aliviar la soledad, pero siempre debe llevar puesto el dispositivo.

En España un 32% de los mayores de 65 años son octogenarios, somos el segundo país del mundo con más esperanza de vida. En la actualidad contamos con 2,8 millones de octogenarios que sin duda ostentan mayor vulnerabilidad y riesgo social.

La Encuesta Continua de Hogares del INE/2019 establece que 2 millones de personas mayores de 65 años viven solas y nos ofrece datos muy significativos un 42% de las mujeres mayores de 85 años viven solas, frente al 21,8% de los hombres.

La estadística del IMSERSO del sistema de la Dependencia recoge a fecha 30 de junio de 2020 un total de 247.917 usuarios de teleasistencia repartidos de forma desigual entre las distintas comunidades autónomas. Así, en Castilla-La Mancha representa el 19,90% del total de prestaciones, en Castilla y León un 10,29% y en Galicia un 7,91%, a pesar de que estas dos últimas alcanzan mayor índice de envejecimiento.

Comparando el número de usuarios reales con el número potencial de usuarios es necesario tomar medidas para ampliar el número de personas que puedan utilizar esta prestación, más si cabe con el covid-19, que ha obligado a permanecer debido a su vulnerabilidad, aislados en sus domicilios.

Consiste en prevenir males mayores en caso de enfermedad, caídas, soledad, problemas en la vivienda, emergencias, accidentes domésticos, etc. para actuar lo más rápido posible y evitar en muchos casos el adelanto de la muerte para muchas personas que suman a la vejez y la discapacidad, la enfermedad y la soledad.

En muchas ocasiones la teleasistencia actúa como un “Ángel de la guarda” como le llaman muchos usuarios salvando vidas, evitando rescates por parte de los bomberos y permitiendo un contacto periódico con las personas beneficiarias para mejorar su calidad de vida.

Reforzar y ampliar tanto la Teleasistencia como el Servicio de Ayuda a Domicilio es imprescindible para facilitar bienestar y unas condiciones de vida digna tanto a las personas mayores, como a las personas con discapacidad y/o dependencia.

Senadora socialista por Burgos.