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Los colores del otoño del 2020


(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Llegó el otoño y con él un nuevo mundo de sensaciones, pasear por el jardín de la urbanización, por las calles y parques de Rivas, y en todos lados encontrarse con un mundo de nuevos colores. No creo que haya un espectáculo cromático natural más espectacular.

Los arces se presentan con sus diversos tonos, verdes pálidos, amarillos y sobre todo rojos. El amarillento y marrón de los ejemplares de hoja caduca, junto a toda la gama de verdes de los árboles de hoja perenne, conmueve a la vista de cualquier mortal, por poco sensible que se sea.

Las bayas, aparecen con todo su esplendor en árboles y arbustos, que se llenaron en primavera de hermosas flores, en verano con hojas de un resplandeciente verdor, y ahora, manifestándose de esta forma tan espectacular como bella.

La transformación de arces, álamos, cerezos, cipreses y un largo etc. de ejemplares que nos rodean y regalan nuestros sentidos, con su cambio de colores y/o pérdida o permanencia de hojas, hace de esta época del año, un momento mágico al que es difícil abstraerse, a pesar de las dramáticas circunstancias que nos rodean.

Que decir de los granados con sus coloridos y exquisitos frutos, de los cítricos, con sus imprescindibles naranjas, mandarinas y limones, que se van cargando para mantenernos hidratados y vitaminados en esas jornadas de frio e inevitables constipados invernales; de los castaños que van madurando en sus erizos que en esta época abundan, creando el fruto que hará nuestras delicias, conveniente asaditas en el próximo invierno.

A pesar de que esta estación del año es, para los amantes de la naturaleza, un momento propicio para procurarse largo paseos, dejarse invadir los sentidos de colores y aromas, que nos funden con ella, este año, no nos proporciona la paz y armonía habitual; la presencia del Coronavirus lo invade todo, lo transforma todo, y le da un tono más apagado, menos nítido, ¡por qué no decirlo!, más melancólico y triste.

Trato de sobreponerme al pesimismo provocado por la constante información que nos bombardea. Trato de pensar que el porcentaje final de infectados es pequeño en relación con la población, aunque dramático en personas afectadas y consiguiente pérdida de vidas humanas.

Al igual que la Primavera pasada fue un paréntesis en nuestras vidas por el confinamiento; el Verano una excepcionalidad en el disfrute más breve y restringido de las vacaciones estivales, este Otoño se me presenta con tonos algo pastel, que le quitan el vivo sentimiento (al igual que los colores) al que esta estación del año nos tiene habituados.

Ahora, los paseos los realizo por disciplina diaria, por necesidad de consumir aire fresco, por efectuar algún tipo de ejercicio dado que he suspendido todos los que hacía en sitios cerrados, más que por contemplar el magnífico espectáculo natural, porque nada es igual.

No dejo de emocionarme con la transformación de la Naturaleza en sí, pero mi alma se haya apagada y conmovida, y así percibo la vida. Solo espero que la próxima estación sea benévola y nos proporcione un Invierno, si no de total normalidad, al menos que nos permita pasar unas fechas Navideñas alegres y familiares, lo espero y deseo fervientemente.

Secretaria Memoria Histórica y Mayores. Agrupación Socialista Rivas Vaciamadrid.