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Miremos a Eslovaquia


(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Este pasado fin de semana Eslovaquia ha hecho test masivos de COVID-19 a su población. La llamada era "voluntaria" aunque si te niegas a hacerte la prueba se pueden tomar medidas contra tí. Ha acudido la mitad de la población en un sólo día, unos 2,58 millones de personas.

De las pruebas realizadas el 1% ha dado positivo y pasará a estar en cuarentena.

La semana que viene se volverá a hacer un llamamiento para que los que no se han hecho el test, acudan a hacérselo.

Y esta noticia me hace plantearme muchas cosas. Es cierto que Eslovaquia tiene muchísima menos población que España. Cuarenta millones menos de habitantes. Y también es cierto que las pruebas que han decidido hacer no eran PCR sino las de antígenos, que son menos eficaces. Vale.

Pero vayamos a la cuestión: ¿Por qué no se invierte en hacernos test a toda la población para así dejar de estar viendo esta sangría de cifras escalofriante cada día?

No comprendo cómo podemos estar a estas alturas deshojando la margarita, intentando poner parches cuando es evidente que vamos de cabeza al colapso sanitario y a un encierro masivo. Las cifras nos lo están diciendo -y eso que soy de las que piensan que la realidad es mucho peor de lo que nos cuentan-.

Supongo que hacer test a toda la población es un dineral, claro. Pero prevenir es mucho mejor que tener después que lamentar. Y digo yo, que de medicina no sé prácticamente nada, que será mejor identificar los casos positivos cuanto antes para poder confinar a esas personas, para que puedan ser atendidas cuanto antes y que sus casos no empeoren, ¿no?

En términos económicos está claro que sería un elevado coste. Pero seguro que el colapso sanitario, las bajas médicas, y las pérdidas humanas son mucho peor.

Lejos de querer saber cuántas personas hay infectadas, da la sensación de que se están haciendo las pruebas en aquellos casos imprescindibles y en algunas ocasiones incluso, se están retrasando las medidas de forma que resulta difícil comprender.

Por ejemplo, me comentaban unos amigos que han estado en contacto con una persona que ha dado positivo que, hasta que le han hecho la prueba a sus hijas (todos estuvieron en contacto con la persona infectada), han seguido yendo a la escuela. Y de hecho, les han dicho que deben seguir yendo hasta que el test de un resultado positivo. O sea, que estos días, mientras esperaban a que les hicieran la prueba, han podido estar contagiando a otros, una medida nada comprensible.

Como tampoco se entiende que en algunos lugares, cuando un niño da positivo, se decida no aislar a sus compañeros de clase aunque hayan estado en contacto. Ni hacerles la prueba.

Repetir el mantra de que las escuelas "son el lugar más seguro" me parece hasta cierto punto irresponsable. ¿Cómo se puede asegurar que en los colegios no se producen contagios? Esto solamente podría saberse si se hicieran pruebas masivas a todos los alumnos de un centro, de manera casi diaria para poder tener la certeza de que no hay positivos que puedan expandir el virus. Pero esto no se hace.

De hecho, no sólo no se hace, sino que en algunas regiones los centros no están facilitando la información de casos positivos en las aulas. ¿Cómo es esto posible? Los padres, madres y tutores deberían poder saber la evolución de los casos en el centro escolar al que llevan a sus hijos: para poder tener información de primera mano que les permita tomar decisiones. Por ejemplo, saber si una semana ha habido, por ejemplo, cuatro casos, a la siguiente ocho, y la próxima diez serviría para poder darse cuenta de que los contagios van en aumento y quizás sea el momento de tomar medidas -si se puede, claro-. De lo contrario, ¿cuándo se decidirá avisar a los padres, cuando haya un brote realmente grande, cuando sea demasiado tarde?

No se entienden determinadas medidas. No se entienden algunas decisiones, pues no debería ser tan complicado hacer análisis a la población para poder frenar el contagio que producen las personas asintomáticas. Como están haciendo en Eslovaquia.

Hemos llegado a un punto en el que decir cosas que parecen lógicas da hasta respeto, pues parece que hay que tragar con todo lo que se hace, y sobre todo con todo lo que no se hace. Confinarse, estar en casa por las noches me parecen medidas importantes. Pero luchar a ciegas contra un gigante como es el COVID-19 es algo que cuesta trabajo comprender, sobre todo habiendo posibilidades de identificarlo.

No vendría mal mirar a Eslovaquia, aunque sea un poco.

Licenciada en Derecho, Periodista y Analista política.