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La cultura, necesidad esencial


(Tiempo de lectura: 2 - 3 minutos)

Desde la declaración del estado de Alarma y de las medidas restrictivas como consecuencia de la pandemia, nos hemos visto en la obligación de dar respuesta a una nueva realidad.

La cultura tiene también un papel fundamental en la reconstrucción de esta nueva normalidad, no solo porque es un elemento insustituible de cohesión social, sino porque, también, es potenciadora de desarrollo económico, impulsor de la diversidad y de la identidad, un referente educativo y un crisol de la multiculturalidad. En contra de lo que viene sucediendo más habitualmente de lo deseado, la cultura en todos sus ámbitos debe considerarse una necesidad tan esencial como otras que desde el primer momento de esta pandemia se han protegido y, por tanto su recuperación debe ser una línea de actuación de las administraciones, atendiendo, por supuesto, a todas las medidas de seguridad para espectadores y artistas, público y escena.

Desde los ayuntamientos se han desarrollado protocolos de apertura de teatros e instalaciones culturales y se ha tenido que rediseñar toda la actividad cultural, actos y eventos, alterando fechas, suprimiendo fiestas, decisiones que se veían como necesarias para mantener la salud pública, pero que, y eso ha de ser comprendido por la ciudadanía, ocasionan descalabros económicos muy graves a quienes han hecho de la cultura su medio de vida. A nadie se le escapa que la cultura además de arte, literatura, teatro, etc…, es una industria en la que hay un número muy importante de trabajadores, de autónomos, de empresas.

En este proceso hemos echado de menos que desde la Comunidad de Madrid, desde su consejería de Cultura, se lidere un proyecto que dé a los ayuntamientos un soporte para llevar de una manera coordinada la recuperación de la actividad cultural. Es imperativo abordar con criterios comunes medidas de prevención frente al Covid-19 y una línea de ayudas económicas para los agentes culturales tanto públicos como privados, así como la creación de una Mesa de trabajo entre la administración municipal y regional para diseñar las políticas culturales en el marco de la excepcionalidad que vivimos.

La reducción de aforo conlleva la desaparición del riesgo y ventura (ir a taquilla) con el que muchas compañías y artistas accedían a escena en espacios públicos y privados, por lo que son los fondos públicos, casi los únicos, los que están sosteniendo la programación cultural. Fondos públicos que se han visto sometidos a estrés por el desarrollo de los protocolos de prevención del riesgo de contagio, y que han supuesto un desequilibrio presupuestario en los municipios.

Debemos de una vez por todas, más allá de los aplausos que dediquemos al final de un espectáculo o de la recomendación de un libro que nos gusta, debemos, digo, ver a quienes trabajan para la cultura con la misma visión que tenemos para otros sectores, a quienes les reconozcamos el esfuerzo en su tarea. No porque tengan por objetivo entretener dejan las actividades culturales de soportar tras de ellas años de esfuerzo, aprendizaje, riesgo y futuros inciertos.

El diálogo es fundamental para, de una vez por todas, poner a la Cultura en el lugar que le corresponde en una sociedad justa, libre y progresista.

Elena Muñoz Echeverría es licenciada en Historia del Arte, gestora cultural, editora y escritora. Ha ejercido la docencia durante veinticinco años. Desde 2015 a 2019 ha sido vicepresidenta de la Asociación de Escritores de Madrid.

Autora de un blog de éxito MI VIDA EN TACONES

http://mividaentacones59.blogspot.com/

Tiene diez libros entre poesía y narrativa. En 2018 estrenó su primera obra teatral. En la actualidad acaba de publicar su quinta novela, El amante pluscuamperfecto, con Ediciones Ondina.