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Dulce Chacón


(Tiempo de lectura: 4 - 7 minutos)

En septiembre de 2018, se homenajeó a Dulce en el XV aniversario de su muerte con este monólogo que interpretó la actriz Arantxa Meseguer-Olmo, en el auditorio del Parque de Berlín de Madrid. Es uno de los textos del libro “Femenino Plural”, editado ese mismo año.

Dulce

¡Ahora veo…! Todo es relativo y circunstancial.

Para mí, apenas ha sido el canto de un mirlo, pero vosotros pasasteis cientos de días, de sinsabores e incorrectas decisiones y de objetivos cumplidos, Estoy aquí por casualidad, una fisura espacio-temporal, tiene la culpa. Un momento para recordar y regreso a mi lugar.

Perdón, primero me voy a explicar, es que las impresiones que percibo son muy fuertes, una no está acostumbrada.

Desde cría, cuando estuve interna, tras la muerte de mi padre, algo con forma de desasosiego comenzó a barruntarse dentro de mí. Tenía once años nada más, pero no era capaz de entender el significado del encierro, de alguna forma, el tenerme que quedar en el colegio y dormir allí me incomodaba. Aprendí lo que eran los límites. Para olvidar pintaba las horas de encierro con poemas de amor y cariño, que para el caso todo viene a ser lo mismo.

Sí, cuando crecí fui comprendiendo que hay formas peores de sufrir cautiverio en libertad. Vi cómo los gobiernos atemorizaban a los ciudadanos, cómo las sociedades ponían vetos a sus compatriotas y los unos a las otras. Unos ciudadanos pretendían marcar, constantemente, el paso del resto. Comprendí cómo el patriarcado manejaba los hilos de la sociedad. Las leyes estaban pensadas y condicionadas a los sempiternos valores masculinos. (Sonrisa irónica) A las mujeres, por ley, se nos tenía que redimir del trabajo en las fábricas, en cambio las mujeres, mientras tanto, debíamos estar calladas, ser humildes, buenas madres y esposas... Pregunta: ¿Qué es ser buena madre y esposa? Creo que está en la mente de todas, no había que sacar los pies del tiesto, no debíamos de pensar por nuestra cuenta, no estábamos formadas, y por tanto, nuestra opinión era solo para andar por casa después de fregar los cacharros y hacer la comida. (Con voz suave e intencionada) Hay quienes opinan que las mujeres carecemos de capacidad de razonamiento porque el útero nos resta energía.

(Mira a los espectadores risueña) Estas cosas me hicieron madurar y comencé a escribir y a mantener la opinión de que no era bueno el pensamiento único ni masculino. Había que hacer algo por frenar las guerras, había que comprometerse con llenar de libertades el mundo, había que recuperar el pensamiento crítico y por tanto había que mostrar parcelas de la historia que, la conveniencia de los ganadores impidieron durante años el mostrársela al pueblo. No podían aflorar porque estaban regadas con cal viva.

Mi alma estaba incómoda, yo tenía dentro de mí un arsenal de convicciones que luchaban por salir, una mezcla entre esperanza y pasión, un fulgor, un credo limpio, pero arrugado, que quería dejarse ver y luchaba por ser entendido.

Desde muy niña estuve enamorada del sol de la mañana, de igual modo que de la escarcha invernal, ambas cosas me recordaban a la Zafra que me vio nacer. Alguien dijo que mi forma de entender la vida estaba relacionada con la plaza Chica de mi pueblo. Allí, cincelada en una columna, está la vara de medir las telas, de cuando la plaza se convertía en mercado, y sí, tenía razón quien me lo dijo: Tenía dentro de mí una vara para medir la injusticia. Es cierto que era mujer de verso amable y de escritos mesurados, pero no por ello dejé de decir todo aquello que quería que escucharan.

Luché sin armas en contra de lo antinatural, me uní a otras luchadoras, recorrí mundo en busca de la justicia y la paz. Pero...cosas de la vida. Mi cuerpo decidió no limitarse a su estructura (Pausa)

A nadie podía culpar, solo me quedaba ofrecer entereza y cariño a quienes me rodeaban, ánimo ante la incertidumbre de mi estado, fuerza para seguir cuando yo me fuera.

El destino me dejó sin volver a ver la escarcha en los inviernos y la luz de la mañana en las primaveras. Pero a cambio tengo otros sentidos y emociones que no podéis imaginar.

Ahora, tras la vida, ando por aquí, ululando como el viento, conociendo otras formas, otros modos…, ese fue el pacto. Me encuentro en espacios desconocidos con inmensos horizontes que me agrandan.

A veces recuerdo los viajes con la Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Guerra, recorriendo lugares llenos de muerte y destrucción, surge aquel viaje nocturno en autocar de Damasco a Bagdad, íbamos un grupo de mujeres, todas artistas, que queríamos denunciar la barbarie de la guerra que se avecinaba. Fue antes del desastre, cuando había alguien que creía que se albergaban armas químicas en ese país, antes de la foto de las Azores.

Resultó un viaje incómodo, lleno de controles, ya se esperaba el conflicto, pero a cada parada, alguien sin uniforme y mirada limpia nos ofrecía una taza de té. Almas solidarias en manos de señores de la guerra y señores que fabrican sus armas con mentiras… Triunfaron los intereses. Tras tantos años, ¿qué se ha conseguido? Juzgad vosotras mismas. Triunfaron los intereses.

Veamos lo que ocurrió con la muerte de José Couso, nada se investigó, los intereses ocultaron la verdad.

Las voces grandes y cargadas de poder ningunean a las débiles, por eso siempre he dicho que hay que ser obstinadas y recordar constantemente que, ni rencor ni olvido.

Hay que levantarse cada mañana con el sano propósito de no dejarse vencer.

Lo cierto es que parece que fue ayer y qué poco han cambiado las cosas, han pasado quince años y esto parece un barco al pairo, solo los vientos de la injusticia y las corrientes de los intereses son los que empujan la nave.

¡Ah! Había olvidado decirles mi nombre, soy Dulce Chacón, poeta, dramaturga y escritora, luchadora infatigable por los derechos, me siento como un racimo de derechos: los derechos de los pueblos, los derechos de las mujeres, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a una historia sin sesgos, entre otros derechos. Son “Cuatro gotas”, en un desierto, lo sé.

Yo aquí, ya no soy nadie, pero una especie de fecundación del espíritu ha engendrado un impulso, una proyección a nueva ecuación espacio tiempo, permanezco en otro momento del macrocosmos. Sabed que cada uno de nosotros transitamos por distintas dimensiones a lo largo de nuestro pasar eterno.

Yo no puedo intervenir en la tierra, pero vosotras y vosotros sí.

Recordad que el ser humano nace con un compromiso moral, no os sirve de nada el esconderlo, se revuelve y os angustia si no lo dejáis salir. Intentad estar de acuerdo con vosotras mismas, trabajad por aquello que os parece justo, no os dejéis intimidar por el pensamiento único.

Gritad con verso amable y locuaz, pero libre, escribid sin acritud y con serenidad sobre lo que se hizo y no se contó. Mostrad las manos amigas y fuertes de la justicia social, que empieza por concebir un mundo de espacios laicos, es decir, de reconocimiento a todas y todos los seres con sus ideas y conclusiones sociales o religiosas. Provocad el respeto en vuestras charlas y manifestaciones, pero un respeto a todo aquello que sea inclusivo y que esté alejado de las censuras.

No os canso más, debo partir nuevamente a la zona en donde no hay límites.

¡Adiós!

(Mientras desaparece de la escena)

...Despierta,



 

 

dormir es un incómodo letargo,


es un caparazón sin prisa


y hacia dentro, 


y crea hábito de lugar,


inmóvil.


Muda es la prisión



 

... y ayer me dijiste


hasta mañana. (Dulce Chacón)

Ergónomo PhD. Profesor del Master Prevención de Riesgos Laborales en Suffolk University Campus Madrid. Sindicalista. Dramaturgo y Escritor. Vicepresidente del Colectivo de Artistas Liberalia. Guionista y conductor de los programas de radio: Mayores con reparos, Salud y Resistencia y El Llavero.