Tiempos de incertidumbre
- Escrito por J. Guillermo Fouce Fernández
- Publicado en Opinión
Uno de los elementos más difíciles de abordar y a los que responder en nuestra vida tiene que ver con la incertidumbre, quizá la peor situación ligada al estrés como vienen señalando todas las investigaciones clásicas y modernas, es lo que se conoce como indefensión aprendida ligada a la incertidumbre, ya en las investigaciones de Seligman las ratas quedaban paralizadas ante descargas eléctricas aleatorias sin una pauta de respuesta en la peor de las respuestas posibles.
La incertidumbre es la situación más complicada de abordar porque no tenemos un plan de acción con el que responder y no sabemos bien a que nos enfrentamos, una situación que se hace más difícil aún de enfrentar si se mantiene en el tiempo porque a la incertidumbre se suma el cansancio.
La COVID es una época de incertidumbre en la que su evolución se presenta incierta porque no tenemos una forma de responder adecuada o contrastada, no tenemos un plan de acción al que agarrarnos y la situación se alarga en el tiempo, no sabemos muy bien a que nos enfrentamos ni que nos deparara el futuro pero si sabemos que la amenaza es real y la situación es compleja y puede complicarse más, lo que puede producir mayor desconcierto y dificultades a la hora de enfrentarnos a esta realidad.
La vacuna está hoy actuando como una posible respuesta, pero las dudas con respecto a ella aumentan según conocemos más datos no teniendo de todo claro si será efectiva y si lo será durante cuánto tiempo o si nuestra vida podrá cambiar o todo seguirá siendo diferente, no sabemos cuál es la nueva normalidad o incluso que es y que no es normal ¿llevar mascarilla es ya normal o una anormalidad ya asumida por ejemplo? ¿la distancia social? ¿el tele-trabajo? Es altamente probable que el virus haya venido a quedarse y a cambiarlo todo y que tengamos que convivir con la incertidumbre de la mejor manera posible lo que no resulta fácil por, además los efectos colaterales de la misma que puede llevarnos a la enfermedad, la pérdida del trabajo, las pérdidas de personas cercanas o la necesidad de volver a confinarnos.
Ante la incertidumbre máxima y los miedos asociados a la misma hay que trazar un plan de respuesta que nos ayude a responder, hay que marcarse metas a corto plazo, adaptarse a la situación para que, por ejemplo no poder tener contactos físicos como en el pasado no nos lleve al aislamiento o la necesidad de información no nos lleve a la obsesión, para que la precaución no se convierta en miedo o temor excesivo, para que la necesidad de responder no se convierta en parálisis o en acciones descontroladas, para que el estrés y el miedo nos acompañen solo en su justa medida; se trata de encontrar nuevos caminos para enfrentar una nueva realidad que, sin duda, lo cambia y cambiara todo, trazar un plan de respuesta que parta de la aceptación de la situación tal como es sin negarla o minimizarla, que no nos lleve a conductas de riesgo ni para nosotros ni para los que nos rodean, que permita que descubramos nuevas realidades y formas de respuesta para constituir una realidad tan diferente como irreversible; toca readaptarse y convivir en una nueva realidad en la que, por ejemplo, valoremos especialmente lo que tenemos cerca, la vida plena a corto plazo, en el aquí y ahora, la necesidad de encontrar otras formas de conectar y comunicarnos.
Lo previsible es que la nueva realidad cambie nuestras vidas, lo que nos supondrá un esfuerzo constante de adaptación que se verá incrementado si nos llega la enfermedad o de personas cercanas o si nos llegan los problemas económicos pero solo cabe re inventar la realidad adaptándonos a ella con flexibilidad y de la mano de otros y otras. El primer paso es trazar un plan de respuesta y también o en paralelo o para empezar encontrar un sentido a lo que ocurre, enmarcarlo, entenderlo, entender porque hacemos las cosas que hacemos y porque pasa lo que nos pasa.
Se trata de recuperar nuevas respuestas sin negar la realidad, seguir recordando a los que se fueron que siguen con nosotros, no negar la realidad, hacer planes a corto plazo pero disfrutar, al tiempo de lo que tenemos: el presente y la posibilidad de vivir con intensidad, relacionarnos con los otros de forma diferente, valorar por ejemplo especialmente la mirada, la palabra, la solidaridad y el cariño, encontrar nuevas formas de producir y de trabajar, reducir la incertidumbre mirándola a la cara y desarrollando un plan de acción que nos saque de la indefensión, y hacerlo con otros y con otras, con los que queremos y nos apoyan y apoyamos reconstruyendo espacios comunes.
J. Guillermo Fouce Fernández
Doctor en psicología, presidente de la Fundación Psicología sin Fronteras, vocal del colegio oficial de psicólogos de Madrid en intervención social y emergencias. Trabaja en la actualidad en el Ayuntamiento de Getafe en el área de salud, consumo y adicciones, con más de 15 años de experiencia docente en diferentes universidades y con varios libros y artículos.