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Los abstencionistas del futuro


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Hace pocas semanas, aquí en El Obrero, se publicó una interesante reflexión sobre los resultados electorales en la Comunidad de Madrid evaluando el papel de la izquierda en ellos. Una reflexión interesante con conclusiones a tener en consideración, aunque personalmente no comparta algunas. Lo más importante de ese ejercicio fue su ejecución, porque al parecer solo nos fijamos en esos resultados en el momento en el que se producen, y es con una visión más sosegada y estratégica (o sea, con distancia) con la que hay que pensar en ellos para construir el futuro. Como he indicado, tengo varias objeciones respecto de las conclusiones, pero la principal se dirige a una grave debilidad analítica, dado que no tuvo en cuenta un componente, esencial en cualquier proceso electoral, que condiciona poderosa y sutilmente el resultado: la abstención.

La abstención es la manifestación política de una realidad sociológica de más calado. En términos analíticos habría que vincular los cambios demográficos y sociales que han sucedido en la región con la participación y los resultados electorales. Tal vez así nos diéramos cuenta de que no es que la base electoral de la derecha esté creciendo, es que la de la izquierda está siendo expulsada del sistema político.

Esa expulsión tiene dos mecanismos. El primero y más eficaz es el económico. Cuando la precariedad se hace norma y la pobreza es lo habitual, el primer paso de la exclusión social es la desvinculación política. No es casualidad que en las zonas de alto nivel de renta la participación en las elecciones sea alta. En todo caso, no voy a iniciar aquí un análisis socioeconómico sobre ese asunto, aunque sea de de indudable interés, porque antes hay que fijarse en el segundo mecanismo de expulsión. Este, más sutil, se basa en el desánimo, en trasladar la idea de que no hay nada que hacer para cambiar las cosas.

En un contexto en el que los márgenes de variación de las políticas son estrechos en el corto plazo aunque a la larga pueda haber grandes cambios, trasladar la idea de que las cosas son siempre igual, de que “todos son iguales” o de que siempre van a beneficiar a los mismos, es una forma más lenta (aunque probablemente más eficiente) de desmontar una oposición política realmente transformadora. Y si la situación es especialmente delicada, como es el caso actual, el mensaje cala con rapidez en sectores sociales que llevan tiempo en situación delicada y la han visto empeorar en muy poco tiempo.

Combatir ese discurso no debería ser complicado, salvo si quien ha de hacerlo cree que debe convencer a no se sabe muy bien qué personas de que no es un bolchevique revolucionario. Y es ahí donde desde la izquierda colaboramos generosamente con el rival. Sin entrar en el conjunto de cosas que se deben y no se deben hacer cuando estas en el gobierno, fijémonos en la situación actual, que es el inicio del proceso que llevará a los resultados de 2023.

Para los analistas políticos al uso todo se decide en los últimos momentos, y posiblemente sea eso lo que dicen las personas cuando les pregunta un encuestador, pero las preferencias de cualquier tipo se construyen durante mucho tiempo. Si la ciudadanía recibe persistentemente el mensaje de que “todo es igual” y no se combate desde el discurso y la acción política, cuando llegue el momento de lanzar a un candidato y un programa será difícil que cale la idea de que es diferente, aunque realmente lo sea.

¿Y qué está sucediendo ahora en Madrid? Estamos en una espiral dirigida por la presidenta Ayuso en la que la tropelía de hoy es más grande que la de ayer, pero menos que la de mañana, y todo ello con el notorio y público objetivo de enriquecer a una pequeña corte de asociados. Y así, en un “crescendo” sostenido, vemos cómo se paraliza la atención primaria, se construye un hospital que literalmente no sirve para nada, se segregan barrios, se obstaculiza la labor del gobierno de la nación, se desvían los recursos destinados a la epidemia y se negocia impunemente con la salud de todos a cuenta de las vacunas. ¿Y cuál es la acción de oposición que ha desarrollado el que se supone que es el partido alternativa de gobierno? Unas cuantas declaraciones en medios, algún tuit,...

De nada va a servir que el gobierno de la nación haga un buen trabajo si quienes han de fortalecerlo, aquí en Madrid desde la oposición, simplemente no hacen nada. La desaparición no sólo del PSOE, sino de la izquierda, de la escena política madrileña hace que sólo sea visible un modelo y quede fijado como la normalidad. Además, no solo pone en peligro las posibilidades regionales, también lastrará tarde o temprano los resultados nacionales. Es obvio que no se puede tener una mayoría importante en el Congreso si no se tiene un buen resultado en Madrid.

Si la situación de la izquierda en general, y del Partido Socialista en particular, en la Comunidad de Madrid ya era grave antes, ahora la pandemia lo ha acentuado todo. Nada va a ser como fue, y no creo que nadie dude de que el año 2020 se ha grabado a fuego en la memoria de todos. En mayo de 2023 se presentarán las facturas al cobro en forma de elecciones. Oiremos llamamientos al voto, no creo que tan emocionantes como el que escuché de Almudena Grandes en 2019, y al igual que ese año volveremos a encontrarnos con muchos que quieren un cambio, necesitan un cambio, pero se quedan en casa.

Se quedaron y se quedarán en casa porque “son todos iguales”, porque “es lo que hay”, porque “no hacen más que pelearse entre ellos”,... y desde ahora, porque “si vienen mal dadas no harán nada”. Cuando se aproxime la cita se volverán a cometer los mismos errores, una nueva candidatura volverá a fracasar y la ejecutiva justificará lo injustificable. Atentos porque con la inacción de ahora se están sembrando las abstenciones de 2023.

Nacido en 1967, es economista desde 1990 por la Universidad Complutense. En 1991 se especializó en Ordenación del Territorio y Medio Ambiente por la Politécnica de Valencia, y en 1992 en Transportes Terrestres por la Complutense, empezando a trabajar en temas territoriales, fundamentalmente como profesional independiente contratado por empresas de ingeniería.

Ha realizado planeamiento urbanístico, planificación territorial, y evaluación de impacto ambiental. En 2000 empezó a trabajar en temas de desarrollo rural, y desde 2009 en cuestiones de políticas locales de cambio climático y transición con su participación en el proyecto de la Fundación Ciudad de la Energía (en Ponferrada, León).

En 2012 regresó a Madrid, hasta que, en diciembre pasado, previa oposición, ingresó en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, en el Servicio de Análisis Económico.