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¿Sigue existiendo un "techo de cristal" para las mujeres científicas?


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Recientemente hemos celebrado el “Día Internacional de la mujer y la niña en la Ciencia” (11 de febrero) y, posteriormente, el Día de la Mujer (8 de marzo).

Mi convencimiento sobre la necesidad de este tipo de conmemoraciones no es absoluto. Cuando leo y me informo sobre la situación de las mujeres científicas, veo que, aunque las causas no estén claras, los datos son evidentes. En muchos países, a pesar de que son mayoría entre los estudiantes de Biología, Medicina o Veterinaria, a medida que se avanza en el escalafón académico, la proporción de mujeres desciende bruscamente. La situación es incluso peor en las carreras técnicas, en las cuales, tras un tiempo de crecimiento, el número de estudiantes femeninas ha vuelto a disminuir. Cuando finalizan la carrera, la diferencia entre varones y mujeres en el número de estudiantes que optan por hacer un doctorado disminuye, y la proporción de catedráticas frente a catedráticos es aproximadamente 1/3 o 1/4.

Aun hoy en día, hay países en los que ni siquiera se permite estudiar a las mujeres y, mucho menos, carreras de ciencias o tecnología.

Existen muchos prejuicios sobre la capacidad científica de las mujeres. Pero, además, existen otras causas externas que pueden influir en estos datos. Durante el confinamiento debido a la pandemia de COVID-19 y con la instauración del teletrabajo, la productividad, medida en publicación de artículos, disminuyó significativamente entre las científicas. Sin embargo, curiosamente, eso no pareció influir en los científicos varones.

Es necesario que existan referentes femeninos para las estudiantes de carreras científicas y técnicas, ya que ello contribuye a que vean hasta donde pueden llegar. No sólo poner de manifiesto el papel de la mujer en la ciencia “cuando toca”, es decir, un día al año. Debemos reflejar en los libros de texto, en nuestras clases, en nuestros artículos de divulgación, las contribuciones de las científicas en las diversas disciplinas.

En mi campo, la microbiología, el papel de muchas de ellas no se ha reconocido adecuadamente. Nombres como los de Alice Evans, Rebeca Lancefield, Rosalind Franklin, son casi desconocidos para la mayoría. En el desarrollo de los antibióticos, Mary Hunt, Amalia Koutsouri-Vourekas o Elizabeth Bugie, fueron esenciales, sin embargo, todos conocemos a Fleming o Waksman.

En estos tiempos de Coronavirus, son muchos los avances que se deben a científicas. Las Doctoras Capobianchi, Castilletti y Colavita fueron las primeras en aislar el coronavirus que está causando la pandemia de COVID-19. Como curiosidad, también fue una mujer la primera persona que obtuvo imágenes de un coronavirus humano (June Almeida, en 1964).

Dos de las principales vacunas frente a la COVID-19, basadas en la tecnología de ARNm, tienen a mujeres como miembros fundamentales de los equipos que las desarrollan. La Dra. Kizzmekia Corbett ha sido clave en el desarrollo de la vacuna de Moderna. Pero, sobre todo, destacar el papel de la Dra. Katalin Karikó cuyas investigaciones sobre las posibilidades terapéuticas del ARNm han sido las bases de estas vacunas y que ha contribuido a desarrollar la vacuna de Pfizer.

En nuestro país tenemos ejemplos de mujeres que han destacado en Ciencias de la Salud o de la Vida: Margarita Salas, María Blasco, Margarita del Val, Flora de Pablo, Margarita Marqués… También hay importantes investigadoras en ingeniería, como Elena García Armada, o Física, como Monserrat Calleja.

Conocer el trabajo de estas y otras científicas y lo valioso de sus aportaciones, puede inspirar a las estudiantes a dedicarse profesionalmente a la investigación.

Licenciada y Doctora en Biología. Diplomada en Sanidad. Experta Universitaria en Gestión de la Investigación. Experta Universitaria en Innovación Educativa. Presidenta (2 años) y vicepresidenta (otros 2 años) de la Asociación Canaria de Personas con Trastornos Generalizados del desarrollo (ACTRADE). Profesora Titular de Microbiología, en el departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria desde diciembre de 1999.

Publicaciones: https://orcid.org/0000-0003-2387-142