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La política a uno y otro lado


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No es una casualidad que el día en que el Congreso de los Diputados aprueba de manera definitiva la ley de Eutanasia, con la negativa de la derecha y la ultraderecha a este nuevo derecho de ciudadanía, el PP salve la moción de censura en Murcia con los votos de 3 tránsfugas y ofrezca la Consejería de Educación a la misma ultraderecha.

España va por un camino y el PP va por otro.

El camino de España, el de esta España que preside Pedro Sánchez, vuelve a ser el de la consagración de nuevos derechos, el del progreso y el de la valentía en los avances sociales.

El camino del PP vuelve a ser, como lo hace de manera periódica, el barro político, las malas artes y la mimetización con la ultra derecha.

No es casualidad que el día en que un diputado pone la atención y el foco político en una sesión de control al gobierno en las enfermedades mentales y en el coste de la pandemia para la salud mental, un diputado popular le envíe al médico, a voz en grito.

No es casualidad que en la semana que en la comisión del caso Kitchen, los testimonios sean abrumadores en relación a lo que ya se sabía con las investigaciones judiciales al PP, éste asalte a cargos de Ciudadanos mientras se escora a la derecha en sus alianzas territoriales.

Su huída hacia delante consiste en repetir las peores prácticas del pasado, traicionando a su vez el Pacto Antitransfuguismo del que es firmante, y su giro a la centralidad y la moderación consiste en aliarse con Vox y comprarle su agenda política.

El otrora partido popular, que tanta gala hacía de sentido de estado, se conforma con las migajas que le deja comer la ultraderecha, de tal manera que parece que les tengan que pedir permiso para hacer política.

Estas semanas estamos asistiendo a un ejemplo de clarificación política. De la política a uno y otro lado. En esta semana que acaba, la política del bien común, la política de la ética del trabajo, la política de la utilidad para con nuestros conciudadanos y conciudadanas la han representado diputados como Miguel Ángel González, en su trabajo para llevar adelante la reforma en legislación civil y penal, o Andrea Fernández, con su trabajo en la reforma del registro civil, con mención especial al impulso a la enmienda que permite el cambio de apellidos o identidad de los hijos de mujeres víctimas de la violencia machista. Y es que gracias a la tenacidad y el gran trabajo, tanto del Ministerio de Justicia, como del grupo parlamentario socialista, y sus ponentes en ambas leyes, se ha podido llegar a amplios consensos en dos materias muy importantes: la ansiada reforma del Registro Civil y la reforma de la legislación para regular la capacidad jurídica de las personas con discapacidad.

En palabras de mi compañera Mariló Narváez: que la épica sea la de legislar y llegar a la ciudadanía. Esta semana la dignidad tiene el nombre de Patxi López, con su intervención en el Pleno del Congreso y su defensa de la Libertad. Y, por supuesto, Luisa Carcedo, auténtica alma máter de una ley de Eutanasia que nos dignifica como país.

Todo eso ocurría mientras se hacía propaganda del transfuguismo desde el PP de Casado.

Por eso decía que nos coloca a todos en su justo sitio. Y desde ese sitio también se afrontarán unas elecciones en Madrid. La candidata de la ultraderecha, la actual presidenta Ayuso, ocupa un cargo que por dignidad, por capacidad de diálogo y construcción de una sociedad mejor y más justa, por el futuro de los madrileños y madrileñas, ha de ocupar Ángel Gabilondo.

Un político sin estridencias pero con palabras, sin aspavientos pero con talante, sin malos modos y con educación, sin ocurrencias y con proyecto. Un político recto, justo, y que se alza como la única opción real sobre la que articular el cambio que Madrid necesita.

En tiempos de compra de votos, de transfuguismo sin decoro, de trumpismo casposo, de negacionistas con cuota de pantalla, la ciudadanía tiene ante sí alguien que representa justo lo contrario. Porque lo opuesto a Ayuso y lo que representa, es Gabilondo.

Por eso Madrid tiene ante sí la oportunidad de cambiar. De dar un giro hacia la sensatez. De hacer que Gabilondo, que ya ganó las anteriores elecciones, pilote el futuro desde el rigor, el buen hacer y el diálogo.

Un cambio hacia la buena política.

Si el PP va por un camino, Madrid, como España, debe ir por otro.

Diputado en el Congreso y Portavoz de Justicia del Grupo Parlamentario Socialista.