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14 de abril: 90 años después


(Tiempo de lectura: 4 - 7 minutos)

A Federico García Lorca

Se le vio caminando entre fusiles

por una calle larga

salir al campo frio

aun con estrellas en la madrugada

mataron a Federico cuando la luz asomaba

Antonio Machado

 

¡¡¡Vergüenza para el planeta, haber matado un poeta!!!

Comenzó tal vez la historia de aquella gesta, con el Pacto de San Sebastián. En agosto de 1930, las fuerzas republicanas acuerdan la sustitución de la monarquía; primo de Rivera abandona el poder, habiendo dejado atrás y totalmente destruido el régimen liberal, incluso en su versión mas anodina, la alternancia entre conservadores y liberales.

Habiéndose sacudido de encima la opresión de la dictadura, los opositores al régimen, republicanos y socialistas principalmente experimentarán un auge insospechado. La conflictividad social vuelve a las calles. Los intelectuales, como Ortega y Gasset, Antonio Machado o Marañón, entre otros, se ponen del lado de la república. Viejos y nuevos políticos como Niceto Alcalá-Zamora, Miguel Maura, Manuel Azaña o Alejandro Lerroux no ocultan su opción política y se disponen con cierto orgullo a asumir el cambio progresista.

El 12 de abril, día en que tendrían lugar las elecciones municipales y comenzaría el proceso, se desata un fervor puesto de manifiesto en las movilizaciones ciudadanas, los candidatos republicanos y socialistas, se imponen en 41 ciudades, entre ellas las principales capitales de provincias.

El 13 de abril ante la evidencia plebiscitaria de los resultados, el Conde de Romanones, reunido en el consejo de ministros, manifiesta; «mi tesis se redujo a sostener que, aun suponiendo, y era mucho suponer, que el Gobierno contara con medios para resistir, no debíamos siquiera intentarlo, pues la fuerza se puede y se debe emplear contra los hechos revolucionarios, pero se carece de fuerza moral para emplearla contra las manifestaciones del sufragio. El máuser es un arma inadecuada contra el voto».

El día 14, a la vez que en Éibar (Guipúzcoa) se inicia la celebración por el resultado obtenido, celebración que se extendería enseguida a Barcelona y San Sebastián, Romanones aconseja al Rey, tal como exigen los lideres republicanos que abandone el país.

La segunda república española estaba proclamada, una etapa crucial para la historia de España, la constitución de 1931 recogía los mayores avances que una democracia progresista podía enarbolar en aquellos años. 26 gobiernos se sucedieron, buscando el equilibrio y la estabilidad de un nuevo sistema, que había surgido a la luz en medio del caos.

Artículo 1º. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo……

La república española de 1931 promulgó una legislación dirigida a conceder a la población femenina la igualdad legal con la población masculina. Las mujeres españolas obtuvieron de la república ciertos derechos políticos, civiles y sociales, pero no consiguieron la total equiparación legislativa. Importantes factores estructurales y coyunturales se opusieron al cambio y líderes feministas denunciaron que la república no había solucionado el que las mujeres ocupasen un estatus inferior al de los varones.

A pesar de que la proclamación de la Segunda República fue acogida con grandes muestras de entusiasmo entre la clase trabajadora, los anarquistas de la CNT mantuvieron el escepticismo ante el nuevo régimen y las mismas ansias revolucionarias que en períodos anteriores. Planteamientos que los llevaron a protagonizar huelgas generales, levantamientos y dos insurrecciones promovidas por la organización confederal en enero y diciembre de 1933.

En el siglo XIX, se había hecho evidente que España había pasado de ser una potencia europea para convertirse en un país atrasado, con las estructuras y formas políticas propias de un Estado incapaz de abandonar el pasado, pero tampoco de aislarse del presente. La monarquía jugaba un papel central en todo el entramado sociopolítico español, ejerciendo el papel cohesionador de los intereses oligárquicos (clero, nobleza rentista, ejército, burguesía industrial). Así pues, es completamente natural que los sectores más progresistas de la sociedad percibieran a la corona como un obstáculo para la modernización y el desarrollo de España y tomaron como referente el republicanismo.

El movimiento obrero, surgido casi un siglo antes de la II república da sus primeros pasos en Cataluña, sin tener todavía organizaciones de clase, expresándose políticamente a través de las tendencias demócratas pequeñoburguesas que durante el Sexenio revolucionario se radicalizarán hacia el republicanismo. El nuevo régimen republicano que surge en 1931 no era un estado que operaba en el vacío, por encima de las clases sociales y partidos, era más bien un conglomerado de intereses contradictorios e irreconciliables, con la burguesía intentando mantener sus privilegios. La República recibió el apoyo masivo de las clases populares, no para que realizara un ideal de justicia si no para que pusiera en marcha una serie de reformas sociales y económicas profundas e impostergables, es decir, para que aplicara la justicia, otra cosa bien distinta es que aquellos objetivos fuesen alcanzados.

La cuestión es que la tradición republicana no ha desaparecido de la vida pública española. Walter Benjamín decía en sus Tesis sobre la historia, que mirar al pasado a veces puede ser una fuerza más poderosa que mirar hacia un futuro lejano. Los miles de personas que conforman el movimiento de la memoria histórica así lo confirman.

Hoy en día, 90 años después, el PP y sus acólitos de la ultraderecha, trasmiten un odio atroz hacia todo lo que huela a republicano. Las encuestas del CIS de 2010 muestran que la monarquía es cada vez más rechazada por parte de la juventud y sin embargo desde 1978, este país se debate entre superar el pasado, vencer la inercia retrograda o empujar un cambio radical hacia el progreso y la modernidad, enfrentándose a un cambio de paradigma, que sepulte, aquella era que conocimos como “ la edad contemporánea” y el futuro se encamine hacia las proclamas bicentenarias de justicia social, igualdad y libertad para la clase trabajadora, sobre la que recae la gran responsabilidad de sostener una sociedad que evolucione hacia la equidad, a cada uno según sus necesidades, a cada uno según sus capacidades, según la vieja proclama marxista.

Mientras todo aquello intentaba hacerse un hueco en España, el mundo hundido en la ruina era arrastrado por el crack de la bolsa de New York que había estallado en 1929, parecía que los cimientos del capitalismo habían cedido, mientras tanto en la URSS, el Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1927 y 1929, marcó el inicio de una transformación brutal y radical de la sociedad soviética.

Sin embargo y por encima de todo, la II República, marcó un antes y un después en la historia de España, constituyó un hito que grabó un mensaje para la posteridad: la república social es la única respuesta a la desigualdad que se cierne omnipotente sobre un mundo que ha cambiado, pero no se ha transformado en favor de los valores republicanos.

Repensar el cambio para el progreso consiste en ofrecer una educación pública, basada en los criterios en los que se basó la instrucción pública durante la segunda república, una educación en valores como la igualdad, la justicia social y de género, la sostenibilidad, el librepensamiento, la defensa de la dignidad y el respeto a todo ser humano, que pise suelo del planeta tierra.

Aunque el otoño de la historia

cubra vuestras tumbas con el

aparente polvo del olvido,

jamás renunciaremos ni

al mas viejo de nuestros sueños

Miguel Hernández

Doctor en Psicología Social, Profesor Retirado de la Universidad de Barcelona. Docente de distintas universidades de España y América Latina.

Conferenciante, Asesor para la vinculación académica Internacional. - Ha sido Experto Internacional de la O.E.A, y Catedrático de la Escuela de Especialización de la O.E.A. (Panamá) y director de Proyectos del Fondo Social Europeo. UE.