Cataluña, un buque a la deriva
- Escrito por Javier García Fernández
- Publicado en Opinión
El proceso de formación de Gobierno en Cataluña, como era de esperar, se está haciendo difícil y a estas alturas del mes de mayo no se sabe si llegará a ser elegido un Presidente de la Generalidad o, por el contrario, habrán de repetirse las elecciones que se convocarían automáticamente el 26 de mayo.
Los últimos episodios de este inacabable proceso de degradación democrática fueron:
· El viernes 8 de mayo el Secretario General de Junts per Catalunya y condenado por el delito de rebelión, Jordi Sànchez, dio una rueda de prensa aprovechando un permiso penitenciario. En su comparecencia ante la prensa Sànchez informó que el pacto de Gobierno con Esquerra estaba a punto de cerrarse. Esquerra no se creyó estas declaraciones, entre otros motivos porque se había pensado que el permiso penitenciario del dirigente de Junts le permitiría entrevistarse con el Presidente catalán en funciones, Aragonés, lo que era una vía posible de cerrar los desacuerdos entre los dos partidos.
· Al día siguiente, 9 de mayo, Oriol Junqueras, Presidente de Esquerra y también condenado por el delito de rebelión, publicó un artículo en El Periódico (“Reconstrucción republicana”) donde contraponía el proceso de reconstrucción tras el Covid-19 y la supuesta audacia y vitalidad de Cataluña frente a la tediosa negociación para formar el Gobierno catalán. El artículo no era agresivo hacia Junts, sino suplicante, lo que luego comentaremos.
· También el día 9 de mayo el Presidente en funciones de Cataluña, Pere Aragonés, hizo una declaración en donde anunció que Esquerra estaba dispuesta a gobernar sin coalición, porque las negociaciones con Junts habían retrocedido y explicó las condiciones que quiere el partido sucesor de CDC y que los republicanos rechazan. Esta decisión presupondría que tanto la CUP como los Comunes votarían en favor de la investidura a Aragonés.
· La prensa de Barcelona aprobó con diversos argumentos la iniciativa de Aragonés. Lo hizo el Director de La Vanguardia el 10 de mayo (“El Vietnam menos dañino”) y el editorial de El Periódico de la misma fecha (“Paso irreversible de Esquerra”).
· Ante el anuncio de Aragonés de gobernar en solitario, Junts replicó desdiciéndose de una oferta que había lanzado Jordi Sànchez. Si antes Junts se había ofrecido a dar su apoyo a la investidura de Aragonés y a pasar a la oposición, ahora Elsa Artadi dijo que su voto no era gratuito y que para votar la investidura (aunque sólo fuera con los Diputados indispensables para alcanzar la mayoría y no con todo el Grupo parlamentario de Junts) habría que llegar a acuerdos sobre el papel del llamado Consell per la República y sobre la coordinación de los Diputados de los dos partidos en el Congreso.
· Para enturbiar las cosas, la Presidenta del Parlamento, Laura Borrás, del sector más duro de Junts (que ya es difícil), ha declarado que sólo accedería a convocar la nueva sesión de investidura si le constara el apoyo suficiente para el candidato Aragonès.
Con esta secuencia de hechos, lo único cierto es que no sabemos si Esquerra logrará formar un Gobierno en minoría. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Veamos primero las razones de origen táctico próximo, luego las de carácter estratégico y, por fin, el panorama político catalán que apunta hacia alguna dirección.
En primer lugar. Esquerra está en posición suplicante frente a Junts por la forma inadecuada de negociar con este partido. De entrada, Esquerra tenía posibilidades de imponerse a Junts (que sólo es el tercero en escaños y votos en las últimas elecciones), pero sin tener ninguna baza segura a cambio entregó nada menos que la Presidencia del Parlamento a Junts y, además, a una persona tan relevante como Borrás. Y por si todavía había dudas, cuando el abogado de Puigdemont y parlamentario Alonso-Cuevillas dimitió (obligado según parece) como Secretario de la Cámara, Esquerra volvió a permitir que su puesto fuera ocupado por otra Diputada de Junts. ¿Cómo Esquerra ha regalado bazas tan potentes a Junts? ¿No debería haber propuesto a un militante suyo para la Presidencia de la Cámara a reserva de un acuerdo definitivo que permitiera que Junts acabara ocupando ulteriormente la Presidencia? Las razones de este error que pagará Esquerra durante todo lo que resta de la legislatura no se deben sólo a la mayor o menor ingenuidad o a la mayor o menor impericia de los dirigentes de Esquerra, sino a un problema político-ideológico más complejo que veremos como segunda razón de carácter estratégico.
En segundo lugar, en el imaginario independentista catalán, Pujol cumple él solo el papel de los Founding Fathers de Estados Unidos y CDC y los partidos que le han sucedido no son otra cosa que el partido del Founding Father. Añadamos la superioridad moral que todo indepe atribuye al grupo de políticos fugados que encabeza Puigdemont desde Bélgica y el círculo se cierra. Frente a Junts como partido sucesor de CDC y frente a Piugdemont y su corte belga, los dirigentes de Esquerra se achantan y no son capaces de enfrentarse a aquellos en pie de igualdad. Y, repetimos, todo ello por la supuesta superioridad moral del Junts y del Presidente fugado que reparte certificados de lealtad al independentismo o de traidor, según los casos.
Añadamos que Esquerra (o sus dirigentes, desde Junqueras hacia abajo) es un partido errático que en octubre de 2017 fue una de los responsables de que Puigdemont proclamara la República en lugar de convocar elecciones (véase el interesante testimonio de Santi Vila en De héroes o traidores. El dilema de Cataluña o los diez errores del procès, Barcelona, 2018) y aunque más adelante, en junio de 2018, votó la investidura de Pedro Sánchez, a continuación no apoyó el proyecto de Presupuesto de 2019 y forzó a ir a las elecciones. Tras las elecciones, Esquerra impidió que Iceta fuera elegido Senador autonómico para poder acceder a la Presidencia del Senado. Y ya con la Covid-19 Esquerra ha puesto dificultades a la prórroga del estado de alarma. Es un partido de pardillos, empezando por su Presidente Junqueras (que en cuanto tiene ocasión proclama que es buena persona y mejor cristiano), que sólo se mueve por un fin; a saber, demostrar que es mejor independentista que Junts sin mácula de comportamientos tibios o traidores.
Es claro que la superioridad moral del independentismo no es un problema exclusivo de Esquerra. Impregna toda la cultura política catalana a partir de alguna desafortunada definición de Vicens Vives y sirve para ocultar los graves déficits democráticos de una sociedad donde los partidos han de compartir espacio político con organizaciones socialmente hegemónicas que no se presentan a las elecciones, donde el desprecio hacia lo español y hacia los catalanes que se sienten españoles es un factor de división social, y donde la mitad de la población se ha instalado en una lucha estéril contra su propio Estado, al amparo de un agobiante dominio secesionista de los medios de comunicación. Es el caldo de cultivo donde se ubica la política de Esquerra que últimamente quiere ser más “realista” y más “sensata” que Junts, pero que al final acaba poniéndose detrás de Junts, siguiendo la senda que abre Puigdemont.
Es cierto que si Esquerra y Junts no han llegado a un acuerdo es porque Esquerra se resiste a aceptar las dos condiciones centrales que pone Junts para apoyar al Gobierno; a saber, que el Gobierno catalán esté tutelado por el fantasmagórico Consell per la República y, en segundo lugar, que el importante Grupo Parlamentario de Esquerra en el Congreso se coordine con los cuatro Diputados de Junts para hacer una política común (sobre todo, influir en la eventual negociación con el Gobierno de la Nación). Ambas condiciones pondrían a Esquerra a las órdenes de Junts y de Puigdemont como si este último partido hubiera ganado las elecciones y es lógico que Esquerra, casi por dignidad, se resista, pero no sabemos cuánto resistirá la presión de Junts.
Todo esto nos lleva al tercer punto de este artículo, que es el panorama político catalán de este mes de mayo. En primer lugar, porque no es un dato irrelevante, llama la atención que la Presidenta del Parlamento, Borràs, no haya dado posibilidad al PSC y a su candidato Illa a presentarse a la investidura. Los indepes tienen razones para impedirlo, porque Illa, como se ha visto en algunas entrevistas en la prensa, es un candidato que no está influido por la supuesta superioridad moral del independentismo y puede ofrecer ante los ciudadanos catalanes una visión muy diferente de la situación política. Por eso interesa que no se le vea.
En segundo y último lugar debemos examinar qué puede ocurrir en las dos próximas semanas. ¿Permitirá Junts que Aragonès forme Gobierno? Con el riesgo de toda predicción, me atrevo a pensar que es posible que vuelvan a acudir a las elecciones. Puigdemont tiene muy poco que ganar en un Gobierno presidido por Esquerra, aunque sea de coalición. No digamos nada si es Gobierno de Esquerra en solitario o con la CUP y los Comunes. Además, como le pasó a Podemos tras las elecciones de abril de 2019, Puigdemont puede pensar que una nueva convocatoria le puede proporcionar más votos, los suficientes para rebasar a Esquerra. Porque Puigdemont y todo el equipo dirigente de Junts no soportan estar detrás de Esquerra y para impedirlo o bien someten a Esquerra y a Aragonés a un marcaje poco soportable o, por el contrario, han de forzar nuevas elecciones. Creo que ocurrirá lo segundo: los de Esquerra quizá sean unos pardillos, pero no pueden hacer tantas concesiones que acaben difuminados dentro de Junts. El Periódico del 11 de mayo empleaba el siguiente titular: “El día que ERC se hizo mayor” y, aunque es dudoso que cambien unas convicciones asentadas durante décadas, es posible que ahora Junqueras, Aragonés y demás dirigentes se vean obligados, por una sola vez, a demostrar que actúan con autonomía.
Las próximas semanas veremos el resultado, pero hoy por hoy sólo podemos constatar la poca solidez política de una Comunidad Autónoma que se ha visto arrastrada hacia una aventura que dificulta que los poderes públicos provean de bienes y servicios a los ciudadanos.
Javier García Fernández
Subsecretario de Cultura y Deporte, Director general de Reclutamiento y Enseñanza Militar en el Ministerio de Defensa, Subdelegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Secretario General Técnico de los Ministerios de Vivienda, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Delegado de España en la primera reunión Intergubernamental de expertos sobre el anteproyecto de convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, organizada por la UNESCO, en los años 2002 y 2003.
Fue fundador y director del anuario Patrimonio Cultural y Derecho desde 1997. Hasta la fecha ha sido también vicepresidente de Hispania Nostra, Asociación para la defensa y promoción del Patrimonio Histórico.
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