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Una empresa no es una ONG, la clase trabajadora tampoco


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Los tópicos neoliberales están a la orden del día. Uno de mis favoritos es sobre la responsabilidad, o no, de las empresas en la sociedad.

El mundo después de la Segunda Guerra Mundial era complejo, con el comunismo expandiéndose por el mundo y una opinión pública cada vez más dependiente de los medios de masas. Las sociedades occidentales corrían el peligro de acabar sucumbiendo a la ideología colectivista, que les ofrecía un futuro más igualitario a cambio de una serie de sacrificios.

Fue en ese momento en el que los que más tenían, las empresas y el capital, entendieron que debían sacrificar parte de su beneficio para que sus trabajadores no sucumbieran a esos cantos de sirena.

Desde luego, se acabó demostrando que estos sacrificios del capital al fin y al cabo eran necesarios para salvar el barco, no era algo que estaban dispuestos a ceder gustosamente para que sus empleados pudieran desarrollar su proyecto de vida.

Después de la crisis del petróleo y hasta la caída de la URSS comenzó un proceso que aún no ha concluido, que se basaba en la retirada de todos estos derechos conseguidos a sangre y fuego para que el capital obtenga el máximo beneficio. Esta vez, al no haber un referente del socialismo en el mundo, la cosa fue más fácil, pues los trabajadores tampoco tenían una alternativa en un mundo donde la socialdemocracia andaba de capa caída y el socialismo real había desaparecido.

Es en este momento en el que se establece este tópico. ¿la empresa debería cuidar a sus trabajadores?

En el mundo de hoy, donde el trabajo temporal está a la orden del día en nuestra cultura laboral, la verdad es que tampoco lo necesitan. Prefieren sacrificar la productividad, el salario y el ánimo de sus trabajadores para con la empresa con el fin de ahorrar unos costes fijos que se les hacen insoportables, no por que no puedan mantenerlos, sino por que saben que podrían ahorrárselos, sin costes para ellos mismos, al menos inmediatos.

Estoy convencido de que si pudieran pagar a sus trabajadores en sacos de harina lo harían, sin embargo, sería volver al sistema feudal, que era menos beneficioso para la iniciativa privada.

En fin, mi reflexión sobre esto es que si, las empresas tienen que buscar que los trabajadores no vean el centro de trabajo como un lugar donde tirar su vida simplemente para subsistir, por ello deberían de ofrecer salarios dignos que se complementaran con servicios básicos como seguros médicos de empresa y actividades fuera del centro de trabajo.

El monto que ahorran es bien cierto que se podría ahorrar a través de procesos de digitalización y de formación de sus empleados, lo que sucede es que esto es más complicado y lento que simplemente bajar salarios, aunque esta podría ser una de las razones de por que las empresas españolas son tan poco productivas.

Desde luego, un trabajador feliz es un trabajador productivo y agradecido. Lo que no se puede entender es que alguien esté contento en empresas donde falta permanentemente personal, los salarios son de miseria y los beneficios que ofrecen a sus trabajadores son inexistentes.

La clase trabajadora no es una ONG y las empresas tienen una responsabilidad social, ya no solo para con la clase trabajadora, sino también con el estado.

Graduado en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid, especializado la Segunda República y Guerra Civil española, progresista, interesado en devolver la memoria y dignidad a quienes lucharon por la democracia y libertad.