Racismo y etnicismo
- Escrito por David Lerín Ibarra
- Publicado en Opinión
Una democracia plena solo es posible con respeto al pluralismo étnico y racial.
Esta semana celebramos dos fechas muy importantes: el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, el 21 de marzo, y el Día Internacional de Rememoración de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos, el 25 de este mismo mes.
Este año, el Día Internacional por Eliminación de la Discriminación Racial se ha titulado desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) como “Voces por la acción contra el racismo”. El lema se inspira en el informe del Alto Comisionado sobre la justicia racial y la Agenda hacia el cambio transformativo para la justicia racial y la igualdad: Escuchar: Asegurar que las personas afrodescendientes y quienes se oponen al racismo sean protegidos y escuchados, y actuar ante sus preocupaciones.
Dicho informe resalta la importancia de fortalecer la participación pública, libre y segura en todas las áreas para prevenir y combatir la discriminación racial. Consecuentemente, demanda que se respeten los derechos a la libertad de expresión y de reunión, y se protejan los espacios sociopolíticos de las personas y organizaciones que luchan contra la discriminación racial. Este mensaje anima a alzar nuestras voces contra el racismo, la distinción racial y la desigualdad étnica en cualquier parte del mundo.
En nuestras sociedades están consolidándose grupos políticos de ultraderecha que no se definen a si mismos como racistas, pero sí defienden la diferenciación étnica, que no es otra cosa que una segregación y un apartheid cultural de la sociedad, pretendiendo dar preferencia socioeconómica a los nativos frente a los extranjeros, lo que llaman “preferencia o prioridad nacional”, que envuelve implícitamente la xenofobia. Algunos autores como Roger Griffin entroncan este factor a una constricción de la propia democracia liberal. El catedrático de la universidad de Oxford Brookes, explica en “Interregnum or endgame? The radical right in the post-fascist era” (2000), el concepto de “liberalismo etnocrático”, que se fundamenta en la aceptación formal del régimen liberal pero dentro de un procedimiento regulado que permite la primacía social y económica de la étnica autóctona. En definitiva, se promulga la existencia de “ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda: una xenofobia legalizada e institucionalizada para que los beneficios sociales del sistema solo alcancen a los que legalmente definamos como nacionales, excluyendo a los otros” (Antón-Mellón y Hernández-Carr).
Este principio, también definido como nativismo, lo podemos constatar muy claramente en Vox en declaraciones de su presidente, Santiago Abascal: "los españoles tienen que tener prioridad en el acceso a las ayudas sociales”; “en España, los españoles primero”; “queremos acabar con las ayudas desmedidas a inmigrantes”. También, aparece en los enunciados del secretario general del partido, Javier Ortega Smith: “Dejémoslo muy claro: los españoles estamos primero, esta es nuestra casa, y los servicios sociales, las ayudas y la seguridad debe pensarse primero en España”; “Queremos que los españoles se defiendan primero antes que a nadie más, que sean los primeros en las listas para la sanidad o para las ayudas para la vivienda social”.
Además, existen propuestas programáticas concretas que privilegian a los nacionales discriminando a los inmigrantes, como la que pretende excluir de la sanidad pública gratuita a los inmigrantes ilegales y a los legales con menos de 10 años de residencia, a los que exigen copago (Programa electoral de las elecciones generales de 2019). Del mismo modo, se ataca de manera severa al multiculturalismo: “En Vox defendemos las raíces cristianas de Europa frente a las imposiciones multiculturalitas de Bruselas”; “estercoleros multiculturales”, etc.
Este ideario político supone un claro riesgo para la propia gobernanza democrática. Una sociedad culturalmente rica y democráticamente plena requiere diversidad étnica y racial. Las ideas políticas que pretenden segregar a los inmigrantes y eliminar el multiculturalismo solo buscan uniformizar a la sociedad, limitar su libertad y atentar contra los derechos humanos: una democracia plena solo es posible con respeto al pluralismo étnico y racial.
David Lerín Ibarra
Doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Profesor del Máster de Derechos Humanos en el Mediterráneo en la EMUI University. Colaborador Honorífico de la UCM. Miembro de la Dirección Ejecutiva y Responsable de Relaciones Institucionales de la EuroMed University. Colaborador habitual en diversos medios académicos y de comunicación. Miembro de varios Proyectos de Innovación Educativa de la UCM.