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La urgencia de combatir la desigualdad


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© "Las colas del hambre" (Acuarela, sanguina y carbón prensado sobre papel) de Damián Retamar. © "Las colas del hambre" (Acuarela, sanguina y carbón prensado sobre papel) de Damián Retamar.

La desigualdad en los países desarrollados va en aumento, una tendencia que comenzó antes del estallido de la crisis de 2008, pero que se ha agravado con su duración y fundamentalmente con las políticas de austeridad llevadas a cabo. La pandemia ha agrandado más el foso entre los que están en el porcentaje de los ingresos más altos y los más bajos. También se profundiza esa diferencia entre los más ricos y las clases medias.La crisis actual que se deriva de la invasión de Ucrania por parte de Rusia sin duda aumentará la desigualdad, de hecho ya lo está haciendo sobre todo con el incremento de la inflación.

La crisis actual que se deriva de la invasión de Ucrania por parte de Rusia sin duda aumentará la desigualdad, de hecho ya lo está haciendo sobre todo con el incremento de la inflación

Esta tendencia de aumento de la desigualdad ha provocado la aparición cada vez mayor de libros y artículos que tratan de medirla y explicar las causas que la provocan. Aunque son varios los autores destacados en este análisis sin lugar a dudas uno de los grandes éxitos ha sido el libro de Piketty publicado en 2013 El capital en el siglo XXI. Un hecho insólito es que se vendieran más de dos millones de ejemplares y fuera traducido a más de treinta idiomas, según los datos que proporciona Arthur Goldhammer, su traductor al inglés, en el artículo «El fenómeno Piketty» en la obra Debatiendo con Piketty (Deusto, 2018). Otros autores relevantes, aunque no hayan tenido el mismo éxito de ventas que Piketty, son Atkinson, Bourguignon, James Galbraith, Milanovic, Saez, Stiglitz y Zucman.

En esta línea acaba de aparecer un libro en castellano coordinado por Olivier Blanchard y Dani Rodrik, Combatiendo la desigualdad (Deusto, 2022). Este libro, que apareció en inglés un año antes, es una reacción a esta evidencia, por lo que se organizó un importante congreso sobre la desigualdad en el Instituto Paterson de Economía Internacional en octubre de 2019, o sea, antes de la pandemia. Los dos coordinadores hacen una buena síntesis en la introducción, entre la que destacan los puntos de consenso y los de disenso.

En primer lugar, ninguno de los participantes en el congreso cuestionó la opinión de que la desigualdad es un problema capital, que requiere una acción política determinante. Hubo un consenso generalizado respecto a que las políticas debían centrarse en algo más que la reducción de la pobreza. En todo caso, en muchas de las presentaciones se asumía implícitamente que la desigualdad está frenando el crecimiento económico.

Nadie propuso dar rienda suelta a las fuerzas del mercado, liberalizando los mercados laborales o recortando los programas sociales como remedio a la desigualdad. Hubo un amplio acuerdo en que los impuestos (al menos en Estados Unidos) tienen que subir. Aquí, el único debate giró en torno a si la progresividad debería centrarse en el lado del ingreso o en el del gasto. Por tanto, el congreso evidenció un consenso generalizado acerca de la necesidad de hacer algo para combatir la desigualdad y también en torno a la idea de que eliminar toda intervención del Gobierno o limitarse a estimular el crecimiento económico no funcionará.

Las diferencias surgieron en las políticas que hay que llevar a cabo. En la gama amplia de estas políticas los coordinadores las clasifican en dos dimensiones. En la primera, las políticas varían en función de la fase económica a la que se dirigen: preproducción, producción y posproducción. En la segunda dimensión, en la que difieren las políticas es en la parte de la distribución de la renta que pretenden corregir.

De lo expuesto resulta evidente el interés de este libro por la variedad de las diferentes exposiciones, hechas por 25 economistas, tres politólogos y tres filósofos, todos ellos de gran prestigio. Una peculiaridad es que la gran mayoría son economistas convencionales, y alguno bastante conservador como Mankiw. El consenso al que se llega pone al descubierto lo indocumentada que está la derecha española en economía.

 

Catedrático emérito Universidad Complutense.