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Pedro Sánchez o la doble vara de medir del PSOE en Ucrania y el Sáhara


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Foto: Eva Ercolanese - PSOE. Foto: Eva Ercolanese - PSOE.

El giro de Pedro Sánchez y del PSOE asumiendo las tesis del Reino de Marruecos que justifican la invasión y larguísima ocupación de décadas del Sáhara Occidental pone en evidencia una dramática doble vara de medir. El líder socialista y presidente del Gobierno actúa en política internacional mostrando con una mano una ferviente oposición a la invasión de Ucrania por Rusia, que incluye sanciones económicas al agresor, mientras que con la otra firma la vergonzante carta con la que legitima la ocupación de los territorios ocupados al pueblo saharaui para activar la máxima colaboración comercial y económica con el régimen marroquí.

A estas alturas ya no sorprende el doble rasero en las cuestiones internacionales. Basta ver la diferencia entre las facilidades a quienes legítimamente huyen de la barbarie y del sufrimiento provocado por la invasión de Ucrania, mientras se recibe a palos a quienes también lo hacen del sufrimiento y barbarie del hambre y las guerras en África y otras zonas del planeta.

La renuncia de Pedro Sánchez, en contra del programa electoral de su partido, a defender para el Sáhara Occidental una solución política justa, duradera y aceptada por todas las partes lo sitúa en el lado de los verdugos frente a las víctimas

Pero en lo concerniente al Sáhara, Sánchez ha sobrepasado una línea que sitúa a nuestro país en la triste lista de quienes se convierten en cómplices de una de las mayores y más largas vulneraciones del Derecho Internacional, ésa en la que ya colaboró el agónico régimen franquista al entregar el Sáhara Occidental a Marruecos en una oscura operación que aún no ha sido aclarada.

De forma unilateral, sin informar ni mucho menos consultar a sus socios de Gobierno, rompiendo uno de los pocos consensos políticos existentes en España sobre cuestiones internacionales, Sánchez se sitúa como un disciplinado y dócil seguidor de Estados Unidos. Sinceramente, creo que la celebración de la Cumbre de la OTAN en España no nos puede costar tanto.

El contenido de la carta que envió al rey de Marruecos sólo se hizo público vía Gabinete Real marroquí. Sánchez trata de posicionar a España por vez primera de forma plena a favor del estatus de autonomía para una zona ocupada ilegalmente, como quiere el reino alauita. Esto no sólo ha provocado un amplio rechazo político y social en nuestro país, y una llamada de atención de Naciones Unidas, sino que obliga a leerle a nuestro presidente la ‘cartilla política’ y gritar lo más alto que seamos capaces que esta barbaridad no se hará en nuestro nombre.

Resulta penoso recordar a estas alturas que el Sáhara Occidental es, por responsabilidad del régimen franquista, el único territorio africano que no desarrolló los acuerdos de la ONU y, por tanto, sigue legalmente pendiente de descolonización. Está reconocido como un ‘Territorio no Autónomo’ y corresponde a España como última potencia colonizadora su administración y trabajar por el derecho a la autodeterminación de su pueblo, según el Derecho Internacional.

Hay que recordarle a nuestro desmemoriado presidente que la explotación de los recursos naturales por parte de la fuerza ocupante marroquí ha sido rechazada reiteradamente por el Tribunal Europeo, que indica que le corresponde al pueblo saharaui. Además, en el Sáhara Occidental se producen reiteradas violaciones de derechos humanos, torturas y detenciones de personas saharauis que defienden su derecho como pueblo, algo que el propio PSOE hasta ahora denunciaba. La renuncia de Pedro Sánchez, en contra del programa electoral de su partido, a defender una solución política justa, duradera y aceptada por todas las partes le sitúa en el lado de los verdugos frente a las víctimas.

Los centenares de militantes del PSOE que participan en el movimiento de solidaridad con el Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui reconocido por la ONU, y las familias que reciben niñas y niños en acogida temporal tendrán que decir si podrán mirar a la cara a quienes Sánchez ha abandonado a su suerte o compartirán la responsabilidad de su secretario general.

Por mi parte, no dejaré de repetir que en este momento el presidente del Gobierno NO me representa.

Responsable federal de la Conferencia Interparlamentaria de Izquierda Unida y presidente del Partido Comunista de España (PCE), partido del que ha sido secretario general entre 2009 y 2018. Maestro de profesión, fue concejal en el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Benalmádena, provincia donde inició su actividad política y por la que fue elegido diputado al Congreso en 1993, 1996 y 2000. En la X Legislatura (2011-2015) volvió a la Cámara Baja como diputado por Sevilla, ocupando la portavocía del Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA-La Izquierda Plural.