El PSOE respecto a la forma del Estado
- Escrito por Alfredo Liébana Collado
- Publicado en Opinión
Su mejor definición es el accidentalismo
Las críticas de la ministra Montero sobre las distintas posiciones entre Podemos y el PSOE en el actual gobierno han sacado este asunto a relucir en un acto de reafirmación de las diferencias, probablemente para tener algo que decir.
Podemos es una organización política reciente, de origen universitario, incubada en la facultad de Políticas de la Complutense, y que nace al calor de un colapso de la representación política parlamentaria de la izquierda y de su conexión con la base social que se supone representa. Su forma interna de elegir los cargos es de carácter asambleario, adornada con voto informático sin los controles lógicos en una actividad de ese tipo, como un símbolo de modernidad. El voto informático de carácter general sólo se ha aplicado en Hispanoamérica en países de escaso rigor democrático como Brasil o Venezuela, en algunos Estados en EE. UU. con fuertes controversias, y en algunos otros países en elecciones parciales.
El núcleo fundador, formado por algunos profesores de la facultad de Políticas, adoptó un lema, Podemos, expresión vacía de contenido, reflejo de un acto de afirmación personal; combinándolo con dos antónimos de lenguaje vacío: arriba y abajo, para tratar de romper así el dilema clásico de izquierda y derecha. Pero no se trata sino de un reclamo para incautos llenos de prejuicios, reforzados por los medios de comunicación en manos de la derecha, que han provocado que la libertad personal esté asociada a la ausencia de compromiso político.
La libertad, esa palabra tan bella, ha quedado además asociada en Madrid, para colmo, simplemente a la capacidad de salir de casa a tomar cervezas con los amigos cuando finalizan las restricciones sociales por la Pandemia; adoptadas, no se olvide, siguiendo las instrucciones de los que saben, los epidemiólogos, que han sido la base de las acciones del Gobierno central.
Pero, ¿cuál es la posición del PSOE respecto a la forma del Estado? Recordemos que históricamente ha sido accidentalista. Así lo demuestran los discursos de Pablo Iglesias Posse al respecto, sus acuerdos con los republicanos, cuando alcanza su primera acta de diputado, sin descartar la opción posibilista sobre la forma de Estado. La posición de Julián Besteiro respecto a la Monarquía de Alfonso XIII y la II República; la de Francisco Largo Caballero en la Dictadura de Primo de Rivera; no, la de Prieto, que siempre defendió la opción republicana. Pero, incluso él, estuvo dispuesto a llegar a un acuerdo con José María Gil Robles y los militares monárquicos que habían participado en el golpe de Estado del 36 para lograr una solución plebiscitaria que hiciera posible la salida de la dictadura. Prieto defendería en ese hipotético referéndum la opción republicana, pero aceptaría sin dudarlo el resultado si triunfara la opción monárquica en la democracia resultante.
Hay que recordar también la Transición española. En los debates sobre la constitución del 78, actualmente vigente, el PSOE manifestó su preferencia por el carácter republicano de la misma —basta repasar el brillante discurso de Luis Gómez Llorente—, pero que aceptaría la monarquía si ese era el deseo de la mayoría del pueblo español. Las circunstancias del momento hicieron que, tras el acuerdo de las Cortes, donde fue derrotada la opción republicana propuesta por el PSOE, se votara la Constitución como un bloque en el referéndum.
Consecuentemente, la posición del socialismo es la opción republicana en abstracto; pero la política es el arte de gobernar, y la situación política en este momento hace que el principal baluarte de la monarquía parlamentaria sea hoy el PSOE. El descrédito de la monarquía provocado por Juan Carlos no ha de ensombrecer la gestión del actual monarca Felipe VI, que hasta este momento ha sido correcta. Tampoco se puede olvidar que la derecha no es necesariamente monárquica, de hecho en España una parte ha sido franquista, por lo tanto indiferente a la monarquía, y en otros países ha tenido opciones heterogéneas. La moderna monarquía parlamentaria solo es aceptable porque es democrática y representativa, y por tanto al monarca solo le compete firmar sin discusión las decisiones del Gobierno. El paraguas iberoamericano permite que cumpla también una acción simbólica de representación del Estado, complementaria, pero de enorme valor.
El tiempo dirá si el necesario cambio constitucional para que pudiera reinar una heredera de la Infanta Leonor, tiene el consenso suficiente, o tiene que plantearse la discusión sobre la forma de Estado, algo que ahora introduciría una gran división innecesaria entre los españoles.
Alfredo Liébana Collado
Quimico, Máster en Biotecnología y Profesor en Secundaria, FP y Universidad. Especializado en la formación del profesorado y en el diseño de los estudios en FP.
Investigador y divulgador de la historia del socialismo y del sindicalismo en educación. Realizando conferencias, exposiciones y publicaciones relacionadas sobre ellas.
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