Apatía
- Escrito por Lucia Villegas Vega
- Publicado en Opinión
Llevo tiempo que me centro mal en la lectura, no escribo apenas, y cuando lo hago es de forma esporádica y sin continuidad. Algo físico y/o mental me debe estar bordeando, ¡o tal vez no!, puede ser que se trata de simple Apatía.
Investigo, quiero saber si las causas obedecen a algo temporal, superable. Ya que soy de natural activa y emocional, rallando en momento en lo pasional, no me reconozco en este estado actual. Me refugio en los clásicos para identificar estas sensaciones, según Mario Benedetti.
“A veces tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada, y nada acontece, y nada me conmueve hasta la raíz”.
Voy a las descripciones que sobre esta cuestión encuentro escritas, para tratar de comparar. “Dicen de la apatía que es como una maldición, que cuando te atrapa ya no te suelta y entonces emborrona la vida, apaga las ganas y hasta los sentimientos. Es un estado de ánimo donde la desmotivación colapsa la mente, donde desaparecen las ilusiones y hasta el cuerpo duele. Nos faltan la energía y las ganas, somos como prisioneros de un embotamiento físico y mental absoluto”.
Uuuffff esta definición me parece excesiva comparando con las emociones y/o sentimientos que me dominan. Si flojera, si falta de motivación, si algo de desánimo, desconcentración, pero el término absoluto me sobra para identificarme. ¡Qué dilema!.
Otras veces he pasado por situaciones parejas, hago memoria y encuentro momentos similares, profundizo y busco posibles causas a que atribuir esta desmotivación, este cansancio profundo, esta especie de melancolía…
Hurgo en la mente y parece que encuentro algunos patrones comunes en casos similares, coincidencia con veranos precedentes donde, interrumpiéndose la actividad normal y cotidiana, he de enfrentarme a largas horas caseras en silencio y soledad.
También reconozco síntomas parecidos en situaciones de enfermedad, donde igualmente las largas jornadas sin plan preconcebido, sin obligaciones de horarios determinados o autoimpuestos, me hacen naufragar en un mar dudas, ¿cojo un libro, abro el correo, enarbolo la plancha?, esta vez con el añadido de no poder programar espectáculos veraniegos masivos, (cine teatro, conciertos, etc.) por muy al aire libre que sean.
¡Ay! todo me parece sobredimensionado, lejano, inapetente, se me agolpan los sentimientos, si no hago me aburro y si hago, parece que estoy subiendo el Himalaya, del extraordinario esfuerzo que para mí representa.
Y de pronto recuerdo que tengo que volver a tomarme la temperatura, la saturación en sangre, la tensión, etc. Maldito COVID, tras más de dos años esquivándote, por fin conseguiste atraparme.
Tengo el cuerpo dolorido, aunque he controlado por fin la temperatura, sigo durmiendo fatal. Cada día me encuentro un poco mejor de fuerzas, pero cada noche duermo un poco peor, claro que la ola de calor que estamos soportando tampoco es que ayude demasiado.
Caigo en la cuenta de que tal vez no sea un estado emocional lo que me atormenta, si no que se trate simple y llanamente de un estado físico, a medias entre los rigores de un verano tórrido y un proceso lógico de recuperación de mi maltrecho estado físico.
¡Ya está!, dejo de darle al asunto más vueltas, será esto último, me hago concienzudos propósitos de disciplina; retomar lecturas interrumpidas, comenzar otras nuevas, afrontar los rigores del folio blanco para realizar algún escrito, y así aliviar las largas horas vespertinas.
¡Decidido!, esa serán de nuevo las tareas, ¡algo saldrá!. No hay nada mejor que enfrentarse a la situación, exteriorizar lo que nos atormenta, para tomar medidas y sobreponerse.
¡Verano, Pandemia, os he localizado!, os tengo en el punto de mira, no dejaré que minéis mis capacidades, mis ilusiones, mis ganar de vivir. ¡A buscar otra víctima!, ¡Chao, chao, arrivederci!.
Lucia Villegas Vega
Secretaria Memoria Histórica y Mayores. Agrupación Socialista Rivas Vaciamadrid.