Una nueva Ley de Memoria Democrática para acabar con la impunidad de la represión franquista
- Escrito por José Luis Centella
- Publicado en Opinión
Tras cerca de nueve meses de paralización, el Congreso ha aprobado por fin la nueva Ley de Memoria Democrática, gracias al impulso decisivo de Unidas Podemos junto al PSOE, con el respaldo de la mayoría de formaciones del acuerdo de investidura, y con el frontal y ruidoso rechazo de la derecha y la ultraderecha, una vez más de la mano para oponerse a cualquier avance democrático. Han tenido que pasar 45 años para que se apruebe una norma que reconoce varios temas que no pudieron ser admitidos en la Ley de Amnistía de 1977 debido a la resistencia de los restos del franquismo incrustados en importantes poderes del Estado, ni en la insuficiente y conocida como ‘Ley de Memoria Histórica’ de 2007 por otras razones.
La nueva ley no es revanchista, ni reabre heridas, ni mucho menos descalifica a quienes defendieron la Ley de Amnistía, todo lo contrario; el texto pone algunas cosas en su sitio para que de una vez se pueda pasar esta triste página de nuestra historia
La nueva ley no es revanchista, ni reabre heridas, ni mucho menos descalifica a quienes, como Marcelino Camacho, defendieron la Ley de Amnistía, todo lo contrario; el texto pone algunas cosas en su sitio para que de una vez se pueda pasar esta triste página de nuestra historia. Como decía Marcos Ana, poeta y el preso que más tiempo seguido pasó en las cárceles franquistas, para pasar una página de la historia, primero hay que leerla, porque lo contrario no es pasarla, es arrancarla.
Entre otras cuestiones, deja sentada la condena al golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936 y la posterior dictadura, declara su ilegalidad y reconoce como víctimas a las comunidades, lenguas y culturas que fueron perseguidas por el franquismo. También considera ilegal y nula de pleno derecho cualquier condena franquista por causas políticas, ideológicas o de conciencia, con independencia de su naturaleza jurídica. Es de justicia reconocer la gran labor del movimiento memorialista y de las personas que lo integran, que han hecho posible los avances para construir una memoria democrática que haga realidad los principios de Verdad, Justicia, Reparación y garantías de No Repetición.
El derecho de las víctimas y de sus familias a la verdad se concreta en conocer los resultados de las investigaciones sobre lo sucedido y, en su caso, a la localización e identificación de las personas desaparecidas, a la exhumación y a la sepultura digna sufragada con fondos públicos. Para ello, se crea una base de datos de ADN estatal, se refuerza la figura de un fiscal de Sala para perseguir los delitos cometidos y se garantiza que no podrá utilizarse la Ley de Amnistía para impedir investigaciones penales.
La nueva ley contempla la definición de símbolos y actos contrarios a la memoria democrática, con un procedimiento para su retirada, así como un completo régimen sancionador para hacerlo efectivo, algo que no contempló la ley de 2007. También se retiran los reconocimientos, honores, condecoraciones y recompensas que comporten una exaltación de la dictadura o concedidos a quienes integraron sus aparatos represivos.
Se recupera el Valle de los Caídos para su gestión directa desde Patrimonio Nacional y su resignificación para convertirlo en un lugar donde se expliquen los crímenes del franquismo, con la nueva denominación de Valle de Cuelgamuros, y se acuerda crear un centro de Memoria Democrática con la participación de los movimientos sociales y memorialistas.
Podrán tener nacionalidad española los/as descendientes de mujeres españolas que perdieron su nacionalidad por casarse con extranjeros, y a quienes les fue reconocida por la anterior ley de 2007, lo que lleva a reconocer este derecho a los descendientes de los brigadistas internacionales. Al tiempo, se atiende a las víctimas de los crímenes durante la Transición hasta 1983, cometidos con la connivencia o participación de estructuras residuales de la dictadura, mediante una comisión que concretará la forma de su resarcimiento. Así, por fin, la familia del joven malagueño Manuel García Caparrós, asesinado el 4 de diciembre de 1977 por agentes policiales, logrará que sea reconocido como víctima de la represión.
José Luis Centella
Responsable federal de la Conferencia Interparlamentaria de Izquierda Unida y presidente del Partido Comunista de España (PCE), partido del que ha sido secretario general entre 2009 y 2018. Maestro de profesión, fue concejal en el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Benalmádena, provincia donde inició su actividad política y por la que fue elegido diputado al Congreso en 1993, 1996 y 2000. En la X Legislatura (2011-2015) volvió a la Cámara Baja como diputado por Sevilla, ocupando la portavocía del Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA-La Izquierda Plural.
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