De mentiras, enmiendas fallidas a los Presupuestos y malas noches de Halloween
- Escrito por José Luis Centella
- Publicado en Opinión
El Congreso ha tumbado por amplia mayoría las, en su mayor parte, malintencionadas y catastrofistas enmiendas a la totalidad al proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2023. Por tercer año consecutivo, los números y la realidad –186 votos a favor de las cuentas públicas, por 159 a favor de las espurias intenciones de un dispar abanico de fuerzas de oposición– se han impuesto a ambiciosas premuras y a la propaganda.
Mientras la patronal culpa falsamente a los salarios de que haya una segunda ronda de inflación, el Banco Santander, que lidera Ana Botín, o Iberdrola, que preside Ignacio Galán, baten récords de beneficios: 7.300 millones de euros, el banco, y 3.100 millones, la eléctrica, y sólo hasta septiembre. Eso sí, derecha y ultraderecha se rasgan las vestiduras porque el Gobierno ponga en marcha un impuesto temporal a los beneficios extraordinarios de bancos y energéticas
Por tercera vez desde que en 2020 el Gobierno de coalición presenta su propuesta de cuentas públicas para el año siguiente ‘la estabilidad se ha impuesto a la ficción’… No es ni el título de una crónica bursátil, ni el de un documental, sino la constatación explícita de que las amenazas y siete plagas bíblicas que cada comienzo de otoño airean de forma coordinada las derechas políticas, económicas y mediáticas, con la extrema derecha como animadores populistas de excepción, vuelven a incumplirse.
El para algunos ‘Gobierno Frankenstein’ ha vuelto a encarar los Presupuestos con más eficiencia y acierto con que lo hacían aquellos aprendices de ‘Chicago boys’ que Mariano Rajoy sentaba en su Consejo de Ministros, aquéllos sí mucho más próximos a una mala noche de Halloween con sus recortes, tijeretazos a lo público, subidas de impuestos y pensiones ‘todo a 0,25%’. La señora Gamarra –Cuca para los conocidos–, el señor Espinosa de los Monteros –Iván Espinosa de los Monteros de Simón, para los amigos– y algunos ‘mariachis’ con ganas de bronca se han esforzado con poco éxito en dar la impresión de tener alguna alternativa válida a las cuentas públicas.
Los dos PGE anteriores, y no hay dos sin tres, son la demostración palmaria de que puede hacerse frente desde lo social y con visión progresista no sólo a una crisis económica efecto del neoliberalismo feroz arrastrada desde 2009, sino a mucho más. A este Gobierno de coalición le ha tocado lidiar con las graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la larga pandemia del Covid-19, con una crisis energética auspiciada por la voracidad de las multinacionales del sector, ancladas en postulados más fósiles que sus propios combustibles, o con una guerra en Ucrania con la que algunos –empezando por los marciales entusiastas de la OTAN– parecen más cómodos que si se tuvieran que ponerse de verdad a buscar senderos efectivos de paz.
PP, Vox y lo que queda de Ciudadanos llevan meses tratando de hacer creer más allá de sus correligionarios que la alta inflación es sólo cosa de España y culpa del Gobierno, que el alto precio de la energía sólo se da en nuestro país –la derecha lo llama ‘timo ibérico– y es culpa del Gobierno, o que el desfase entre subida de sueldos y aumento de los precios de los productos básicos sólo pasa de Pirineos hacia abajo y también es culpa del Gobierno.
De nuevo, la realidad se impone: la pérdida del poder adquisitivo de los salarios del sector privado, por decisión empresarial, es del 6,4%, mientras que en Francia, por ejemplo, no llega al 3,4%. En Europa, la subida media de salarios es de un 4,1% y en Portugal, por seguir con países cercanos, llega hasta el 5,6%; en España estamos entre el 2,6 y el 2,9%, según el ‘optimismo’ de quien echa las cuentas.
Mientras la patronal culpa falsamente a los salarios de que haya una segunda ronda de inflación, el Banco Santander o Iberdrola baten récord de beneficios: 7.300 millones de euros, el banco, y 3.100 millones, la eléctrica, y sólo hasta septiembre. Eso sí, derecha y ultraderecha se rasgan las vestiduras porque el Gobierno ponga en marcha un impuesto temporal a los beneficios extraordinarios de bancos y energéticas.
Hay mentiras que duran menos que un gobierno de derechas en Reino Unido. Para los que intentan perpetuarlas también hay receta: el 3 de noviembre las Comisiones Obreras y UGT nos citan a trabajadores y trabajadoras para una gran manifestación. Madrid tiene que llenarse de dignidad porque la clase trabajadora siempre ha conseguido sus derechos luchando, nadie nunca se los regaló.
José Luis Centella
Responsable federal de la Conferencia Interparlamentaria de Izquierda Unida y presidente del Partido Comunista de España (PCE), partido del que ha sido secretario general entre 2009 y 2018. Maestro de profesión, fue concejal en el Ayuntamiento de la localidad malagueña de Benalmádena, provincia donde inició su actividad política y por la que fue elegido diputado al Congreso en 1993, 1996 y 2000. En la X Legislatura (2011-2015) volvió a la Cámara Baja como diputado por Sevilla, ocupando la portavocía del Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA-La Izquierda Plural.
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