Hacia otra masculinidad
La violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres existe. Lo llamamos violencia de género, y negar su existencia no solo es muestra de ignorancia, sino causa de complicidad en su persistencia.
- Publicado en Opinión
Diputado en las Cortes Generales por Madrid. Secretario general del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.
La violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres existe. Lo llamamos violencia de género, y negar su existencia no solo es muestra de ignorancia, sino causa de complicidad en su persistencia.
El conflicto catalán ha ocasionado demasiados destrozos ya en nuestra convivencia. Se han malgastado ya demasiadas energías en defensa del “procés” y en su contra.
El caso Kitchen no es un caso más de corrupción del PP. Su gravedad afecta a la legitimidad misma de nuestro Estado de Derecho. Por eso, Casado no puede despacharlo con un “eso es cosa de otro tiempo”.
Patriotismo es buscar el bien común por encima de intereses propios y cálculos partidistas.
Y patriotismo no es agitar las emociones patrias para sacar partido propio o ajustar cuentas con el adversario.
En Ceuta vivimos una crisis que no es solo migratoria, y que va más allá del conflicto diplomático o de la amenaza a nuestra integridad territorial.
Buena parte de los comunicadores de la derecha están empeñados en mostrar cada día un panorama caótico, desolador y terriblemente pesimista para nuestro país.
Las elecciones de Madrid eran innecesarias, y su resultado no ha producido cambio relevante alguno.
Las campañas electorales en Madrid siempre son especiales. Esta es la capital política, económica y mediática de España. El signo del gobierno se dirime con márgenes muy estrechos de votos. Y la contraposición de modelos es intensa, en lo ideológico, en lo político, incluso en lo moral.
Y el PP quiere gobernar con el fascismo en Madrid, como ya lo hace en Murcia. Y gobernarán juntos si la mayoría de madrileños con valores progresistas no acude a votar el 4 de mayo.
Está comprobado. En Madrid, los progresistas somos más, pero votamos menos. En consecuencia, la derecha gobierna haciendo estragos desde hace un cuarto de siglo. Y esto tiene que cambiar.
La legislatura avanza a toda marcha. Los compromisos del Gobierno se cumplen. Las leyes más emblemáticas salen adelante con apoyos amplios. A pesar de la pandemia. Y a pesar de la radicalidad de las derechas.
La derecha intenta apropiarse de una de las ideas motoras del avance civilizatorio, la libertad. Ayuso y Casado procuran identificar su propuesta política con la primera divisa de la triada revolucionaria, con el ideal que iluminó la Ilustración y el tránsito del medioevo a la modernidad, nada menos.
Cuando un representante público traiciona a sus electores a cambio de cargos o dádivas, hay corrupción, hay corrompido y hay corruptor.
A juzgar por algunos mensajes que se cruzan en los medios de comunicación, pareciera como si los madrileños estuviéramos condenados a una campaña electoral limitada por la mera competición de egos, por viejas vendettas estériles, o por combates de eslóganes rancios…
Ayuso representa el perfil del político extremista, provocador y bravucón que ha logrado obtener cierto rendimiento electoral efímero en algunos ámbitos. Se trata de personajes más propensos a generar broncas que soluciones. Un peligro para la convivencia, por tanto.
Como la lucha contra la esclavitud no era cosa tan solo de los esclavos. El 8 de marzo nos interpela a todas y a todos acerca del tipo de sociedad que queremos construir, y acerca del grado de injusticia que estamos dispuestos a asumir.
Para empezar, todos dependemos de nuestras creencias y de nuestras ideas, de nuestros intereses, de nuestra experiencia y de los valores morales que guían nuestra conducta.
Durante el cerco otomano, en Constantinopla se discutía sobre el sexo de los ángeles. Ahora, con la sanidad desbordada, la economía colapsada y el paro desbocado, hay quienes también fomentan debates bizantinos. Si la democracia es normal, anormal o seminormal. Si el PP debe mudarse o alicatarse. Si Ciudadanos debe fusionarse o fisionarse.
La irrupción de Salvador Illa ha hecho saltar por los aires la dinámica anodina, previsible y repetitiva que hasta ese momento caracterizaba la campaña para las elecciones autonómicas en Cataluña.
La historia de la derecha española es una historia de corrupción sistémica y de constante abuso de poder. Lo era antes de la recuperación de la democracia y, por desgracia, lo ha seguido siendo durante los últimos cuarenta años.
Durante los últimos días, la derecha ha votado en el Congreso con el independentismo catalán tratando de impedir la llegada de los fondos europeos a España.
La derecha se ha atrincherado en el órgano de gobierno de los jueces de forma fraudulenta, y desde allí arremete contra los representantes legítimos del pueblo español elegidos en las urnas.
Los partidos expresan el pluralismo político y son instrumento para la participación política. Los gobiernos son los responsables del interés general.
La democracia no es indestructible. La supervivencia de la democracia depende de hasta qué punto estemos dispuestos los demócratas a defenderla. Se puede destruir. Ya ocurrió en España, en Alemania, en la Europa de los años 30. La hemos visto amenazada estos días en Estados Unidos.