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Josep Burgaya

Josep Burgaya es doctor en Historia Contemporánea por la UAB y profesor titular de la Universidad de Vic (Uvic-UCC), donde es decano de la Facultad de Empresa y Comunicación. En este momento imparte docencia en el grado de Periodismo. Ha participado en numerosos congresos internacionales y habitualmente realiza estancias en universidades de América Latina. Articulista de prensa, participa en tertulias de radio y televisión, conferenciante y ensayista, sus últimos libros publicados han sido El Estado de bienestar y sus detractores. A propósito de los orígenes y el cruce del modelo social europeo en tiempos de crisis (Octaedro, 2013) y La Economía del Absurdo. Cuando comprar más barato contribuye a perder el trabajo (Deusto, 2015), galardonado este último con el Premio Joan Fuster de Ensayo. También ha publicado Adiós a la soberanía política. Los Tratados de nueva generación (TTP, TTIP, CETA, TISA...) y qué significan para nosotros (Ediciones Invisibles, 2017), y La política, malgrat tot. De consumidors a ciutadans (Eumo, 2019). Acaba de publicar, Populismo y relato independentista en Cataluña. ¿Un peronismo de clases medias? (El Viejo Topo, 2020). Colabora con Economistas Frente a la Crisis y con Federalistas de Izquierda.

Blog: jburgaya.es

Twitter: @JosepBurgayaR

¡Elecciones!

(Tiempo de lectura: 2 - 4 minutos)

Continúan las maniobras de aproximación y posibles emparejamientos postelectorales en España. Más allá de los muy aficionados a la política, lo cierto es que resultan bastante decepcionantes ya que tampoco las posibilidades son muchas. Alargar todo este espectáculo hasta la Navidad, con maniobras sólo pensadas hacia la galería -para imponer el relato, lo llaman ahora-, pero sin posibilidades fácticas no ayuda precisamente a revalorizar la ya poco considerada actividad política.

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El poder absoluto del individualismo

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El individualismo entendido como actitud básica de las personas, se ha impuesto de manera avasalladora. Más allá de lo político o ideológico, la cultura de lo personal ha ganado la partida tanto a derecha como a izquierda. No sé si la tendencia al individualismo es innata como afirmarían los padres del liberalismo y gran parte de los defensores acérrimos de la mayor utilidad del egoísmo individual respecto a pulsiones colaborativas.

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Todos somos turistas

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Una vez superada y olvidada la pandemia hemos recuperado de nuevo el movimiento frenético que caracteriza este siglo. Todo el mundo que ha ido algún sitio estas vacaciones, cercano o exótico, coincide en decir que había muchísima gente, que estaba saturado. Nos hemos vuelto a lanzar a la práctica del turismo como si no hubiera un mañana. Si somos honestos, de la experiencia, fundamentalmente, habremos obtenido mucho cansancio, una cantidad ingente de fotografías -preferiblemente selfies- que es lo que da sentido al viaje. La gente que habremos conocido era como nosotros, turistas. Mucho gasto para tan escaso resultado, pero hacer objeción de conciencia al obligado movimiento nos podría condenar, en nuestro entorno, a ser sospechosos de escasamente sociales o, lo que es peor, al ostracismo.

Donald Trump está vivo

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No deja de recibir imputaciones penales muy graves por haber conspirado para mantenerse en el poder pese a haber perdido las elecciones. Las penosas imágenes del asalto el Capitolio por parte de las hordas enloquecidas todavía las tenemos en la memoria para recordarnos el pequeño paso que existe entre democracia y barbarie. Pero en cada acusación formal que recibe por delitos tan graves y evidentes, su popularidad política se mantiene e incluso aumenta. No tiene rival para ser el candidato republicano a las elecciones de 2024, y los sondeos afirman que puede ganar a un envejecido Joe Biden. En un sistema democrático y judicial tan garantista, las acusaciones e incluso una posible condena no pueden impedir que se presente a los comicios. La posibilidad de que retorne a la presidencia alguien que de forma tan evidente ha actuado al margen y contra el sistema, pondrá en vilo las costuras de la democracia norteamericana. Pero también tensionará de forma evidente la política y la geopolítica mundial. Reforzará los numerosos movimientos populistas, iliberales, que campan por el mundo occidental, pero, sobre todo, reventará la estrategia actual con relación a la Rusia autocrática, no se sabe muy bien cómo afectará al avance de China como gran potencia económica global y, por supuesto, con su negacionismo provocará un enorme paso atrás en los compromisos adquiridos para hacer frente a la crisis climática.

Minoría de bloqueo

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La política española está tan polarizada que los resultados electorales no han hecho más que confirmarlo y dar nuevas razones para que el conflicto sea, a partir de ahora, aún más extremo y agónico. Por el momento, el mapa se ha interpretado en función de los estados de ánimo previos y las expectativas que se habían instalado en cada uno de los bandos. Para el bloque progresista al que se había condenado antes de tiempo a la derrota, el resultado tan luchado la última semana suena a victoria. Y, lo es. España no es tan rancia como pretenden algunos y sigue siendo plural. La pretensión de acabar con el condenado "sanchismo" no ha triunfado, aunque el Partido Popular haya sido el más votado en las urnas. Victoria amarga porque las pretensiones que les había inculcado una demoscopia interesada eran otras. Estaban sobrevalorados porque las encuestas se han convertido en un agente acondicionador de la opinión pública, en este caso para hacer desistir al voto progresista de ir a votar, más que una forma de retratarla. Pese a que Feijoo hará un simulacro de intento de ser investido, sobre todo para evitar que las cuchilladas internas empiecen ya, es Pedro Sánchez quien en realidad tiene las únicas opciones de levantar un gobierno. Pero los números son muy ajustados y corre el riesgo de vivir siempre en la cuerda floja sobre el abismo y con una oposición de derechas desatada que pondrá en cuestión continuadamente su legitimidad. Para rehacer el bloque, necesita casi todo el mundo. Algunos socios son de fiar pero, otros, no tanto.

Lo que viene

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Los acuerdos y pactos de gobierno entre el Partido Popular y Vox en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas prefiguran la ola de lo que se nos puede venir encima a toda España. Si esto se acaba por producir, el retroceso político, la pérdida de libertades y derechos sociales será de las que conforman una época. Entre otras cosas, volveremos al ejercicio del nacionalcatolicismo que sufrió este país durante décadas. La derecha hispánica, ya siempre difícil de homologar con el conservadurismo europeo por el mantenimiento de sus vínculos no totalmente superados con el franquismo y por su cultura más bien rancia, ha sido llevada hacia el extremo y la vulneración de cualquier signo de moderación por la emergencia de una extrema derecha que le ha conducido hacia la radicalización. La estrategia seguida en los últimos años de polarización extrema y de construcción de trinchera política negando legitimidad a la izquierda gobernante, los ha llevado a identificarse con esta extraña versión del españolismo más recalcitrante y del autoritarismo decimonónico. Los personajes que aparecen estos días cogiendo consejerías o presidiendo parlamentos, parecen extraídos del friquismo más extraño o de una colección de cómics. Toreros designados consejeros de cultura, negacionistas de la ciencia convertidos en autoridad política, homófobos confesos, cuestionadores públicos de las libertades, propagadores de las virtudes del franquismo... La normal alternancia política en el gobierno en España, con la dinámica y los mimbres actuales, provoca miedo. Cultura del odio, espíritu de revancha y voluntad de acabar con los consensos básicos que requiere cualquier sociedad democrática para su funcionamiento. Ciertamente, al menos hasta ahora, tienen la legitimidad democrática para alcanzar el gobierno y hacer acuerdos donde los votos se lo han hecho posible. El sistema permite que incluso quienes pretenden destruirlo se presenten a las elecciones y, si se da el caso, gobiernen.

Humillados y ofendidos

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Salimos de unas elecciones y estamos a las puertas de otras. Lo vivimos de forma casi agónica, ya que vemos expresiones radicales e incluso autodestructivas de una parte de la ciudadanía que nos cuestan de asumir. Lo que puede llegar no aporta ninguna solución y sí una profundización en las causas de las disfunciones actuales. Voto protesta de unos en forma de opciones que están muy lejos de resolver nuestros problemas, que no refuerzan en nada la cultura democrática o en forma de desistimiento y desesperanza quedándose en casa. Una sociedad fracturada, con demasiada gente en zona de exclusión y que no se siente sujeto histórico de ninguna transformación ni vislumbra ninguna brizna de futuro opta por hacer ruido, ser políticamente incorrectas, sabedores de que no servirá de gran cosa, pero, al menos, significa arrojar una piedra en las aguas estancadas de su situación. Para mucha gente, no progresamos adecuadamente. Seguramente, en lugar de culparles del exabrupto expresado con el voto o el aparente desinterés, lo que debería entenderse y actuar contra las causas de su malestar. Un conocido proverbio oriental dice que cuando el sabio señala la luna, el necio mira su dedo.

Selectividad y comprensión lectora

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En estas últimas semanas se han celebrado las pruebas de la selectividad para poder acceder a los grados universitarios. Grupos de jóvenes y adolescentes, excitados y nerviosos, han pisado las aulas universitarias para realizar una prueba que decantará bastante su futuro y que sobre el resultado obtenido en la cual recaen muchas expectativas. Sin embargo, la selectividad selecciona poco en relación con quien puede entrar o no en la universidad. Prácticamente todo el mundo aprueba.

Homo Deus

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Recientemente y a partir del surgimiento del ChatGPT, se está produciendo un auténtico debate público sobre la inteligencia artificial (IA), especialmente sobre si ésta puede ser un soporte y el complemento a la inteligencia humana, o bien si de forma bastante rápida acabará por emularla y sustituirla. Muchos vemos peligros importantes y, justamente, sus principales impulsores están planteando ahora que hay que evitar que el tema se descontrole y alertan de los peligros reales. Los tecnooptimistas, en cambio, lo ven como el gran camino emancipador de una sociedad humana que le permita superar todas sus limitaciones, enfermedades y muerte incluidas, gracias a desarrollos tecnológicos que, basados en el cerebro humano, tendrán la potencia y capacidad ilimitada que les puede proporcionar la mecánica. Estaríamos así a las puertas de una nueva era en la que la sociedad viviría la auténtica y exclusiva revolución de entrar en otra dimensión gracias a una inteligencia artificial autoprogramable que, además, incorporaría algoritmos de inteligencia emocional. Elon Musk y Sam Altman crearon, en 2015, OpenAI, una empresa dotada con mil millones de dólares para el desarrollo de la IA, teóricamente sin ánimo de lucro. Es aquí donde se crea ChatGPT.

¿A qué ciudad aspiramos?

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El concepto “modelo de ciudad” ya se utiliza poco en la política actual. Como ahora se trata de hacer espectáculo y apelar al voto emocional, se huye de cualquier discusión de cierto calado sobre cuál es el proyecto de futuro que se quiere para la ciudad que se imagina. A las puertas de unas elecciones municipales, parecería lógico hacerlo. Hay algo muy importante que no es espontáneo y no se improvisa, que es el del planeamiento urbanístico, del que dependerá no sólo ni especialmente el trazado de las calles y las densidades, sino la conformación del tejido urbano, sus usos, la mezcla o no de funciones y grupos sociales, el grado de amabilidad o dureza del espacio público, la movilidad o la disponibilidad de servicios.

La xenofobia como recurso

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En Europa vuelve a haber un flujo migratorio importante que llega de forma entre dramática y trágica a sus costas a través de organizaciones mafiosas y con barcazas la mitad de las cuales se pierden o hunden antes de llegar. En estos momentos la presión y a la vez la polémica política se produce sobre todo en Italia. A los importantes contingentes de llegada se añade el tener un gobierno de extrema derecha que, hace años, manipula de manera demagógica este fenómeno de cara a sacar rédito electoral. Giorgia Meloni, la nueva primera ministra de Italia ha moderado su extremismo durante los primeros meses de gobierno, pero ahora no ha dejado pasar la ocasión de calificar la migración como una conspiración destinada a realizar una “gran sustitución” de la población occidental originaría.

La cuestión geopolítica

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Muchos problemas actuales tienen una innegable dimensión geopolítica. La emergencia de China, su avance lento e imparable hasta obtener la hegemonía económica primero y militar después, es el contexto, se cierne sobre muchos conflictos vigentes. Estados Unidos se siente desafiado y sus golpes de palo de ciego en política internacional, especialmente evidentes bajo la presidencia de Joe Biden, pueden entenderse por la desazón que provoca la inevitable hegemonía futura del gigante asiático. El dinamismo de la economía, la creciente influencia internacional no sólo en Asia, sino en África o América Latina, su desarrollo militar, su capacidad financiera que la hace tenedora de buena parte de la deuda americana, la capacidad tecnológica o el diseño de la Nueva Ruta de la Seda, parecen señales claras tanto de la capacidad como de la voluntad de entrar en una nueva era.

La Kings league

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Es el tema de moda, el que sin duda se ha comentado más en estas últimas semanas. Como ocurre con las cuestiones que son novedad y todo el mundo habla de ello, parece que se debe tener una opinión elaborada, que sea además clara y contundente, sin matices. Para unos, el invento de Gerard Piqué y el grupo de “famosos” que le acompañan es una genialidad, un producto de entretenimiento nuevo y fulgurante, moderno, que supera de mucho el interés que puede generar el aburrido mundo del fútbol tradicional. Una propuesta disruptiva que habría venido para quedarse y ocupar un lugar entre niños, adolescentes y jóvenes que se aburren en los campos de fútbol ya que pasan pocas cosas, no existe el ritmo cambiante y sincopado que requieren los acelerados nuevos tiempos. Para otros, estamos ante una ocurrencia frívola y sin sustancia, un entretenimiento de baja estofa que nada tiene que ver con el deporte. Una pretendida competición, que no lo es, ya que las normas son cambiantes sobre la marcha y donde las estrellas no están en el campo sino en el palco. Un espectáculo más bien esperpéntico formado por jugadores de fútbol de categoría regional, combinados con figuras decadentes que pasean su sobrepeso y falta de forma por un terreno de juego que, básicamente, es un plató. Poco tiene deporte o juego. Fundamentalmente una excusa para hacer un buen negocio y reforzar el ego de cuatro espabilados.

Federalismo y gobernanza en un mundo global

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El espectacular ensanchamiento de los espacios económicos y sociales debido a la mundialización no se ha visto acompañado de una amplitud similar respecto a los espacios políticos, ni se vislumbra una evolución mundial hacia un Estado cosmopolita. Desde el punto de vista de la gobernanza, se hacen imprescindibles dos procesos paralelos que, aunque puedan parecerlo, no son contradictorios, sino complementarios. La existencia de potentes instituciones internacionales, habilitadas para tomar decisiones de gran calado, no excluye el necesario reforzamiento de los Estados-nación como ámbito de toma de decisiones políticas y de regulación. Las estructuras nacionales, fragmentadas y en competencia son demasiado débiles ante el globalismo y el poder de las grandes corporaciones, que les chantajean para volverse volátiles. Pero es necesaria cierta compartimentación del poder, así como de algunas dinámicas económicas y sociales, para evitar justamente procesos globales incontrolables. Lo nacional y lo mundial deberían entrar en una relación nueva, en una ecuación renovada de atribuciones, de políticas y de poder.

Ferrovial como (mal) ejemplo

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Esta empresa ha anunciado que realiza una fusión inversa, y una sociedad holandesa justamente suya, la adquiere y, así, una empresa española de referencia deja de serlo, trasladando su sede corporativa y fiscal a los Países Bajos. Juego de manos. Mala imagen y mal precedente para la economía española, ya que una de las “majors” del Ibex se va apelando a las ventajas que le proporciona radicarse fuera, lo que puede servir de inicio y estímulo para que lo hagan otras.

Biden

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Su triunfo en las elecciones presidenciales en el 2020, la mayoría de gente lo vivimos con alegría y esperanza. Lo necesitábamos después de la vergüenza y el temor que nos provocaba Donald Trump. Aparentaba ser un viejo decente y progresista muy moderado, a la americana, del que no esperábamos mucho más que un comportamiento digno. Durante los poco más de dos años de mandato no ha generado una imagen pública que nos proporcionase demasiada seguridad, justamente porque genera dudas sobre su salud y sus movimientos en público nos hacen sufrir porque está siempre a punto de caerse.

Terremotos y pobreza

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La Naturaleza, que nos lo da todo, también nos lo quita y hace sentir de vez en cuando su capacidad destructiva de forma desaforada. Lo que es habitualmente espacio de vida se convierte de repente en espacio de tragedia. El brutal terremoto que ha afectado esta semana a un importante territorio de Turquía y Siria nos ha sorprendido por su capacidad destructora. Un episodio sísmico brutal y afortunadamente infrecuente que se ha explayado en un amplio territorio llevando desolación y muerte de forma ingente. Rara vez se dan estos fenómenos con tanta intensidad y con epicentros tan superficiales como para provocar el daño generado. A día de hoy, se habla de más de 20.000 muertos y de varias decenas de miles de heridos que colapsan los malogrados y escasos hospitales de la zona. El problema es la gran cantidad de desaparecidos bajo los escombros de los edificios derrumbados. Las cifras de hoy son sólo una muestra de las que habrá al final de este drama. Teniendo en cuenta las condiciones materiales y económicas de parte de la zona afectada, muchos de los fallecidos y heridos ni siquiera se contabilizarán. Aunque los terremotos no se pueden prever, éstos se han producido en una zona de especial magnitud sísmica conocida. No había previsión de que pudiera ocurrir, ni ninguna medida de contingencia preparada por unos estados que, curiosamente, tienen poca presencia efectiva en la zona y se han preocupado más bien poco por el desarrollo de estos territorios.

Sobre democracia y populismo

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El término “populismo” está continuadamente presente en el lenguaje político. En Europa, más que la definición de un proyecto político resulta una manera de descalificar al contrincante. Hay populismo en la derecha y en la izquierda, muy especialmente en las nuevas derechas e izquierdas que han nacido o renacido más allá de los partidos tradicionales que se turnaban en el poder. Pero incluso partidos conservadores y socialdemócratas, como pasa en España entre el partido Popular y el Partido Socialista, se acusan a menudo de tomar medidas puramente populistas. Sería un sinónimo de demagogia e intento fraudulento de gustar a determinados colectivos o grupos sociales para mantener o intentar ocupar el poder. Dicho esto, resulta evidente que no estamos ante una ideología política sino más bien ante una manera de hacer política en tiempos de adscripciones tenues con las ideologías tradicionales y de debilitamiento de las organizaciones partidistas clásicas. Un instrumental político, básicamente centrado en la comunicación y el márqueting, que se impone en tiempos de fuerte desigualdad y polarización social y en el momento que se han desdibujado las antiguas vinculaciones y culturas de clase.

Joan Manuel Serrat

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Con la retirada voluntaria del cantante se cierra toda una inmensa época. Lo deja alguien que, con sus canciones, nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida. Difícil de contar el último medio siglo sin una música que, utilizando todos los palos, llevaba siempre su voz inconfundible. El tópico dirá que forma parte de la banda sonora de nuestra vida. Ha sido uno de los grandes referentes de la música catalana y española durante sesenta años, que no es decir cuatro días. Ha recuperado la mejor tradición de la poesía española contemporánea, poniendo en el mapa a autores que el franquismo había logrado mantener en el ostracismo, como es el caso de Miguel Hernández, pero también de incuestionables como Lorca o Machado. Ha sido un gran letrista, con una fuerte capacidad para describir el mundo en blanco y negro de su infancia, de cómo vivía, de cómo reía y lloraba la gente en tiempos no demasiado propicios. Sino pobre, vivió y describió al menos lo que alguien llamó las clases subalternas y sus barriadas. Pronto abandonó el concepto de cantautor, probablemente demasiado pretencioso y afectado para él, y se embarcó en composiciones y arreglos musicales más orquestales y complejos, rodeándose para ello de los mejores profesionales que había.

Irán

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Éste es un gran país, en muchos sentidos. Por su dimensión geográfica, por la demografía, por poseer una cultura ancestral muy desarrollada como la persa, por su economía, por su inmenso patrimonio histórico... Tiene actualmente una sociedad muy dinámica, formada, y con numerosos movimientos vanguardistas dentro de sí, ya sea en las artes visuales, musicales o literarias.

El poder de los jueces

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El reputado intelectual y político progresista latinoamericano, Álvaro García Linera, explicaba ya hace unos años que, en el continente americano, ya no había mucho peligro de golpes de estado militares o de intervenciones de soldados de Estados Unidos, ya que de la función de liquidar a políticos y gobiernos de izquierdas se ocupaban los jueces. Si antes en las academias militares de Estados Unidos se preparaban oficiales y torturadores de países latinoamericanos para ir rectificando con la fuerza lo que decían las urnas, en las últimas décadas se formaban a jueces de estos mismos países en las costosas y elitistas universidades del vecino del norte. Al volver a su país, hacían su trabajo con “conocimiento”. Cuando le oí explicar esto, pensé que era bastante cierto y que la forma de acabar con regímenes progresistas en América Latina era, cada vez más, con intervenciones judiciales que hacían la función de brazo armado del reaccionarismo (casos de Evo Morales, Lula, Dilma, Correa...). Pero, yo creía, que sólo podía pasar en territorios donde los sistemas democráticos estaban poco consolidados y la división de poderes no había quedado bien establecida. Que esto no era posible en Europa, vamos. Iba errado. Lo que se ha evidenciado esta semana en España, llamarlo golpe de estado sería un abuso injustificable del lenguaje, pero con la interferencia intolerable del mundo judicial por medio del Tribunal Constitucional sobre el poder legislativo, se muestran algunas vergüenzas, se pone en crisis, ahora sí, lo que se ha dado en llamar el Régimen del 78 y que fue el resultado de la reforma política que permitió salir del franquismo e instaurar un sistema democrático en España.

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Publicidad y propaganda

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Que las instituciones informen, es lo suyo, como es lógico que los gobiernos se expliquen, aunque a veces no haría falta, ya que se les entiende casi todo. Para dirigirse a la gente, aparte de decretos y leyes, tienen los parlamentos, las comparecencias, las ruedas de prensa, las entrevistas... Los medios de comunicación, entre otras cosas, tienen la función de revelar y controlar ejercicio del poder político. Éste, cada vez más, le parece que no es suficiente y que merecemos unas buenas dosis de publicidad institucional por tierra, mar y aire. Especialmente cuando se acercan ciclos electorales, comienzan a aparecer vallas publicitarias recordándonos sus conquistas, anuncios a toda página de diario diciendo lo mucho que están haciendo por nosotros y spots televisivos y cortes de radio para hacernos todo tipo de recomendaciones para que cambiamos nuestra forma de comportarnos. Nos quejamos, a veces, del adoctrinamiento de los ciudadanos que se produce en la totalitaria China, pero lo cierto es que el que se lleva a cabo con todos nosotros no tiene mucho que envidiar al país asiático. Aparte de la relativa proximidad electoral, estamos a finales de año, y los departamentos ministeriales o de consejerías hacen limpieza de remanentes presupuestarios y nos montan unas cuantas campañas que mejoren nuestro espíritu navideño. No hablamos de hacer un esfuerzo por informarnos, que esto no haría falta, sino de hacer propaganda, que es otra cosa. Más que darnos datos relevantes, lo que se hace es sacar pecho y, sobre todo algunos sectores políticos con sus cuotas de poder, intentar aleccionarnos y decirnos, como si hicieran un manual de urbanidad de los antiguos, como hemos de proceder.

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Trabajo e identificación

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Lo que caracteriza a las últimas décadas es una extrema volatilidad del trabajo y, al mismo tiempo, el sentido de pertenencia a una clase social. Lo que antes se decía y se blandía con orgullo cómo era pertenecer a la “clase trabajadora”, en los últimos tiempos se ha diluido, difuminado y casi olvidado. Ahora, en este sector laboral y social se está siempre pendiente de la precariedad, de combinar períodos de trabajo con el subsidio o mantener varios trabajos a la vez para obtener ingresos mínimos. Aquí los miedos son básicos, elementales y dramáticos. No son temores infundados sobre la pérdida de estatus. Son posibilidades reales de perder ingresos, vivienda y mínimos vitales. Por el camino se tiene la sensación de perder la dignidad y la autoestima. El deterioro es muy acusado. El esfuerzo de mucho trabajo desgastante, pero al mismo tiempo la lucha y la erosión que implica la búsqueda constante de una nueva ocupación. Las condiciones del "proletariado del sector servicios" son mucho más duras que las que tenía el trabajador industrial clásico. Aquí no hay sindicación y a menudo se forma parte de una cadena de subcontratación dedicada a la limpieza, cuidados personales o reparto a domicilio. Trabajos aparentemente sencillos, pero de horarios interminables, ritmos frenéticos, condiciones inhumanas y salarios de miseria. Un mundo multicultural, con predominio de mujeres, en el que no es posible establecer salarios mínimos o bien de conciliación entre trabajo y vida privada. Nadie habla del bournout en este escalafón de nuevos sirvientes, aunque lo hay. Quizá tenga más connotaciones de desesperación. Y un miedo atroz.

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El pájaro y sus alas

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Como no podía ser de otra forma, Elon Musk ha entrado en Twitter haciendo ruido, o más bien como un elefante, como es su estilo. Le gusta ser singular y al mismo tiempo disfrutar de formas autoritarias. No se conforma con ser rico y poderoso, quiere que se note exhibiendo formas variadas de prepotencia. Afirma querer cambiar el mundo. "El pájaro ha empezado a volar", ha dicho de la nueva era que inicia la red social, pero de momento le han abandonado las empresas que se publicitaban. El trumpismo mundial está de enhorabuena. No tanto los partidarios de la gratuidad. La plataforma será de pago. A cambio, te ahorrarás publicidad y podrás publicar todo tipo de fantasías y animaladas sin límite. Esto es progresar.

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