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Competencia sanitaria, movilización y responsabilidades


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De nuevo, la gran movilización de este fin de semana en Madrid y en Santiago de Compostela ha sido otra masiva llamada de atención de los profesionales de la sanidad y de la ciudadanía en defensa de la atención primaria y en favor de la sanidad pública.

Un problema que si bien está generalizado en los sistemas públicos que han sufrido el shock de la larga y dura pandemia, no cabe duda que tenía situaciones diferentes de partida que condicionan la diferente gravedad de su crisis actual.

Sin embargo, la reacción de los respectivos gobiernos aludidos, tanto el de la Comunidad de Madrid como el de Galicia, así como la del presidente del PP no ha podido ser más decepcionante, despreciando el contundente mensaje ciudadano como una mera estrategia de la oposición política de la izquierda en clave preelectoral y negando por tanto la magnitud del problema y la necesidad del acuerdo.

Cualquiera diría que las consejerías respectivas han dado por perdidos a los profesionales sanitarios y las posibilidades de retomar la negociación de un pacto, y ya solo aspiran a romper la huelga y la movilización ciudadana que data de meses y a derrotar a los sindicatos y a las organizaciones ciudadanas y a las fuerzas políticas que las apoyan en defensa de la sanidad pública.

Una torpeza y un empecinamiento, este sí político, que puede malbaratar la confianza lograda por la derecha en las últimas elecciones autonómicas en ambas CCAA, dejándolo todo al resultado del plebiscito sobre Sánchez y al cambio de ciclo. Y es que la polarización populista no puede ocultar el carácter general y políticamente transversal de la preocupación ciudadana por la sanidad pública.

Esa parece ser la única razón que aparece detrás de la atribución de responsabilidad en exclusiva al gobierno central de la situación actual de la sanidad pública y de la atención primaria. Con ello, la derecha pretende ocultar lo evidente: que hace más de dos décadas que la sanidad es competencia autonómica y que son estos gobiernos los que deciden la orientación del presupuesto sanitario, el volumen de personal y sus condiciones laborales, así como las inversiones en las instalaciones y el equipamiento. Un modelo de descentralización de la sanidad que está generalizado en Europa y que significa en definitiva la posibilidad de una mayor accesibilidad, mejor cobertura y de una gestión más eficiente. Y que a falta de nuevo sistema de financiación las CCAA, al margen de su color político, han recibido una inyección presupuestaria sin precedentes con motivo de la pandemia.

Sin embargo, el gobierno del PP en la Comunidad de Madrid dedica (en el marco de sus exclusivas competencias ) el menor presupuesto por habitante del país a la sanidad pública y aún menos a la atención primaria, lo que explica el elevado número de cartillas por cada profesional, el colapso de sus consultas y la desafección de los nuevos especialistas de familia en Madrid, que ni siquiera cubren las plazas ofertadas, mientras se enorgullece de bajar impuestos a los grandes patrimonios.

Es por esto que Feijóo, en una huida más de las suyas hacia adelante, recurre al falso relato de que el colapso de la atención primaria es general ya que se debe a la escasez de médicos y también de plazas de especialistas de familia y pediatría en las convocatorias MIR, y deduce por tanto que todo es culpa del gobierno de Sánchez.

Cuando por el contrario resulta que somos el segundo país del mundo después de Corea y prácticamente el líder europeo en número de facultades por población, con un incremento sin parangón de las facultades de medicina ( en su mayoría privadas) en la última década y como consecuencia de estudiantes y de egresados de medicina. A pesar de ello, el gobierno y el Consejo de Universidades han acordado recientemente incrementar el volumen de matrícula aún más, con el consiguiente rechazo de las asociaciones de estudiantes y de los colegios de médicos.

Tampoco dice Feijóo, y en esto no puede alegar desconocimiento como expresidente de la Xunta de Galicia, que el problema de la escasez de las plazas de MIR en general y más en concreto las de familia y pediatría se debe al duro recorte de miles de plazas en la etapa de austeridad del gobierno de Mariano Rajoy, en contraste con el actual gobierno de coalición que ha aumentado en casi un cuarenta por ciento la oferta de plazas MIR en estos últimos tres años.

En definitiva, que unos y otros, los presidentes de ambas comunidades y el presidente del PP han desaprovechado la oportunidad de reconocer la crisis y de tender la mano a los representantes sindicales para buscar un acuerdo.

Y que todos ellos, cuando eluden sus competencias y responsabilidades, dejan en evidencia que su reciente apuesta por el pacto de Estado por la Sanidad Pública es mera retórica.

 

Médico de formación, fue Coordinador General de Izquierda Unida hasta 2008, diputado por Asturias y Madrid en las Cortes Generales de 2000 a 2015.