Ferrovial se va al paraíso
- Escrito por Gaspar Llamazares Trigo
- Publicado en Editoriales
Por sorpresa y con el manido argumento de la seguridad jurídica, la empresa Ferrovial, presidida por Rafael del Pino, ha tomado la decisión de fijar su sede social en Holanda. El gobierno ha reaccionado con indignación ante una decisión que si bien su dirección venía madurando a lo largo de los últimos meses, no fue comunicada formalmente al gobierno, sino con una nota de prensa y al mismo tiempo que al resto de la opinión pública. A posteriori intentaron enmendar el error llamando por teléfono al gobierno, pero ya no había remedio.
Aunque los argumentos del gobierno y de buena parte de las fuerzas políticas y de las organizaciones sociales en contra de la decisión, han girado en torno a la deuda patriótica de la empresa con España en la que nació en los años cincuenta, aprovechando las condiciones de privilegio de la dictadura, y en la que a lo largo de décadas se crió en buena parte de los contratos del sector público en materia de infraestructuras y servicios. Más recientemente se ha beneficiado de unos contratos de más de mil millones de euros con el sector público del Estado, del apoyo público de los ERTEs para superar la pandemia y de los créditos fiscales que le han permitido eludir la tributación durante los últimos tres años. Aunque lo que ha sacado al gobierno se sus casillas ha sido la excusa de la empresa para marcharse de España sobre una supuesta falta de seguridad jurídica, que además de ser falsa, supone un intento consciente o inconsciente de hacerle un daño reputacional innecesario a su país de origen.
Una deslealtad con el país al le debe prácticamente todo lo que hoy es, como ha dicho la vicepresidenta Calviño, tan sólo para ocultar sus verdaderas intenciones de eludir sus obligaciones fiscales. No en vano, la empresa es conocida en los ambientes de la inspección fiscal por sus maniobras de ingeniería fiscal para evitar el pago de sus correspondientes impuestos.
La única excepción en la crítica política a la decisión de Ferrovial la ha protagonizado, cómo no, el partido popular y la ultraderecha de Vox, que junto con el Sr Garamendi presidente de la patronal y el entorno mediático más conservador, se han prestado a extender la cortina de humo del supuesto maltrato a los empresarios por parte del gobierno de coalición, para ocultar las verdaderas razones de la huida, que no son otras que la evasión fiscal. Esta vez por la vía legal del sándwich holandés.
Porque desde el Brexit, Holanda que ya era antes la otra orilla de la city londinense, pretende ahora convertirse en el centro financiero de la Unión Europea, con el aliciente para evasores no sólo de un sistema fiscal más laxo que el del resto de Europa, sino con una conexión directa para enviar sus ganancias al paraíso fiscal de su preferencia, sea Las Bahamas u otro cualquiera.
Mediante este sistema denominado el sándwich holandés, se calcula que las grandes multinacionales del resto de los países del mundo evaden un mínimo de 22.000 millones de euros anuales del total de sus ingresos. Así, la declaración de impuestos en Holanda es un paraíso para las multinacionales en la misma medida que constituyen un infierno para la hacienda de los países afectados, entre los que se encuentra España. En definitiva, Holanda es un país de tránsito y las llamadas empresas buzón, que en un número de más de quince mil realizan estas prácticas, no tienen otro objetivo que la evasión de impuestos.
Ese es el papel que juega la nueva city europea y que ya ha provocado la deslocalización de multinacionales como Ikea y Google hasta Fiat, Ferrari, la Juventus o las grandes empresas petroleras, de automóviles y ahora Ferrovial. La pregunta es: ¿cómo se puede mantener un paraíso fiscal en el corazón de la Unión Europea y permitir sus continuas lecciones de austeridad en especial a los países del sur de Europa a estas alturas y sin hacer nada?
Gaspar Llamazares Trigo
Médico de formación, fue Coordinador General de Izquierda Unida hasta 2008, diputado por Asturias y Madrid en las Cortes Generales de 2000 a 2015.